El 21 de junio marca el inicio del verano en el hemisferio norte y trae consigo el fenómeno astronómico conocido como el solsticio de verano. Este día especial marca el punto en el que el sol alcanza su máxima altura en el cielo y brinda la mayor cantidad de luz solar en todo el año, convirtiéndolo en el día más largo y la noche más corta.

Julieta Fierro Gossman, reconocida investigadora del Instituto de Astronomía de la UNAM, nos brinda una perspectiva más profunda sobre este fascinante fenómeno y sus implicaciones. Según Fierro, el solsticio de verano es un momento clave en el movimiento de la Tierra alrededor del sol. Durante este día, el hemisferio norte se inclina hacia el sol, lo que resulta en días mas largos y una mayor exposición a la luz solar.

Esta mayor exposición a la luz solar trae consigo una serie de efectos en la naturaleza y en nuestras vidas diarias. En términos de la naturaleza, el solsticio de verano es un momento en el que la vegetación florece en su máximo esplendor.

Durante el solsticio de verano tenemos más tiempo de luz solar. Foto: Observatorio Hidrológico UNAM

Además de su significado cultural y estacional, el solsticio de verano tiene implicaciones científicas importantes. Fierro Gossman destaca que el estudio y la comprensión de estos eventos astronómicos nos permiten profundizar en nuestro conocimiento sobre el universo y nuestra relación con él. El solsticio de verano es una oportunidad para reflexionar sobre la grandeza del cosmos y la interconexión entre el sol, la Tierra y todos los seres vivos.

Con información de: UNAM Global

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Daniel Eduardo Pérez Báez