¿Cómo Era el Verdadero Rostro de Jesús de Nazaret?
Así pudo haber sido en realizad el rostro de Jesús de Nazaret según la ciencia
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En 2001 y 2010 se hicieron reconstrucciones digitales del verdadero rostro de Jesús. Foto: N+
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Cuando se habla de Jesús de Nazaret a todos nos viene a la cabeza la misma imagen, la de un hombre rubio, blanco y de ojos claros, sin embargo su verdadero rostro podría estar muy lejano de esa idea.
Hoy te vamos a decir cómo pudo haber sido en realidad su rostro luego de dos ejercicios, llevados a cabo por expertos.
¿Cuál es el verdadero rostro de Jesús de Nazaret?
Comienza por saber que poco se habla de su aspecto en la Biblia y mucho menos se hace referencia alguna acerca de la apariencia de su cara. Lo más cercano a una descripción de Jesús de Nazaret se puede leer en los Versículos 14 y 15 del Capítulo 1 de Apocalipsis:
Y su cabeza y sus cabellos eran blancos como la lana blanca, como la nieve; y sus ojos como llama de fuego;
y sus pies semejantes al bronce bruñido, ardiente como si estuviera en un horno; y su voz como el estruendo de muchas aguas.
Algunos expertos aseguran que su apariencia tendría que ser la de un judío del primer siglo y no la de un europeo, blanco, de ojos azules y cabello claro como lo conocemos.
Sin embargo las primeras imágenes que se registraron de Jesús aparecieron entre los siglos I y III, y en esas obras los artistas echaron mano del sincretismo como técnica artística lo que produjo más de una forma de representarlo. Desde una figura joven del “buen pastor” para luego ponerle el cabello largo y una barba abundante porque los artistas estaban pensando en Zeus.
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Entre los siglos XI y XIV, y con base en la supuesta imagen que Jesús dejó en el paño de Verónica, justo antes de ser crucificado, algunos artistas incursionaron en el retrato donde combinaron algunos de sus rasgos con los del propio Jesús al sentir cierta identificación con él.
Y si llegó a nuestro continente esa imagen europea de Jesús se debe a las colonizaciones que emprendieron y con lo que se reforzó el sistema de castas que empezaba a imperar y en el que mientras se tenían rasgos más blancos más privilegios se tenían. Aunado a ello, en Europa comenzaba a aumentar el antisemitismo y se le quería separar, a toda costa, a Jesús de su origen judío.
En 2001, un equipo israelí y británico que lideraba el médico Richard Neave partió de la forma de un cráneo que databa del siglo I para hacer una imagen nueva de Jesús que tenía un tono de piel más oscuro, con el cabello corto, con barba y una altura de apenas un metro y medio, era más cercana a la que podría ser la apariencia real de Jesús.