¿Cómo hacer bolillos caseros en cinco sencillos pasos?

Te mostramos una receta rápida y fácil para preparar bolillos caseros en la comodidad de tu hogar.

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¿Cómo hacer bolillos caseros en cinco sencillos pasos?

¿Cómo hacer bolillos caseros en cinco sencillos pasos?

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¿Quieres aprender a hacer bolillos? ¿Quieres dejar de comprar el pan de cada día y hacerlo en tu propia cocina? ¡Pues ya no esperes más! Aquí te dejamos una receta para que vayas practicando cómo preparar bolillos caseros de forma rápida y sencilla.

Estos pasos pueden parecer, al principio, laboriosos. Pero una vez que logras hacer pan, no te vas a poder quitar las ganas de seguir horneando. Imagina que todos los días puedes tener una rutina de horneado en la mañana para empezar el día con bolillos calientitos y olor a pan recién horneado. El punto aquí es seguir practicando y acondicionar la receta hasta que te queden perfectos, justo como a ti te gustan.

Ingredientes

500 gr de Harina de Trigo 10 gr de levadura seca instantánea o 30 gr de levadura fresca 1 cucharadita de sal 1 cucharadita de azúcar 320 ml de agua tibia Agua purificada en un atomizador 1 taza de agua en un recipiente para horno Aceite vegetal o manteca

Preparación

Paso 1:

Lo primero que tienes que hacer es activar la levadura. La levadura, aunque no sea fresca, es algo vivo que reacciona al calor y se activa gracias al azúcar. Por eso, antes que nada, debes poner toda tu levadura con la cucharadita de azúcar y tres cucharadas de harina en un recipiente (de preferencia de vidrio para que puedas observar cómo cambia su consistencia). Mezcla bien el azúcar, el harina y la levadura y vierte los 320 ml de agua tibia. El agua, por ningún motivo debe estar caliente (porque puede matar a la levadura). Siente la temperatura con el dedo, debe estar agradablemente tibia sin que nunca queme. Mezcla muy bien todo y tapa con un plástico o un trapo. Deja reposar durante diez minutos hasta que la mezcla cambie de consistencia: se tiene que ver más espesa y burbujeante.

Paso 2:

En un recipiente más grande, vierte toda el harina que te queda, agrega la cucharadita de sal y la mezcla de la levadura activada y reposada. Mezcla muy bien con la mano hasta que se haga una masa espesa y pegajosa. Una vez que esté muy bien integrada la masa, la vas a dejar reposar una segunda vez tapando tu recipiente con un trapo o con un plástico de cocina. Esta vez, deja reposar la masa por 20 minutos.

Paso 3:

Ahora, la masa está lista para ser amasada. Recuerda que es necesario amasar la masa para que entre aire en ella. Así, si amasas consistentemente y de manera correcta, tus bolillos quedarán más esponjosos y ricos para comer. Durante el proceso de amasar, no agregues harina adicional porque puedes estropear el balance de tu masa y el crecimiento de la levadura. Amasa sobre una mesa limpia, de superficie lisa e igual. Para amasar, coloca la masa sobre la superficie de la mesa y pon tus dos manos encima de ella. Luego jala la masa hacia ti con los dedos viendo hacia tu cuerpo. Estírala, hacia ti y luego regrésala a la posición inicial empujándola con los pulgares (como si estuvíeras haciendo el vulgar signo de “caracolitos” con las manos, pero dentro de la masa). Repite esta técnica una y otra vez volteando la masa para amasarla desde todos los ángulos. Si no te gusta esta técnica de amasado, puedes seguir la muy eficiente técnica de amasado explicada en el siguiente video.

Después de unos diez minutos de amasar, vas a notar que, poco a poco, la masa deja de estar tan pegajosa y empieza a volverse maleable y elástica. Una vez que tengas una buena masa elástica, está lista para reposar una tercera vez. Colócala en un recipiente hondo de metal, cerámica o vidrio previamente engrasado (para engrasarlo, basta untar un poco de aceite con una servilleta en todas las paredes y el fondo del recipiente). Engrasa también la parte de arriba de tu masa para que no se reseque. Tapa nuevamente la masa y déjala reposar entre 20 a 40 minutos hasta que veas que ha triplicado su tamaño. La rapidez con que sube tu masa depende mucho del calor del ambiente en el que te encuentres: entre más cálido sea el ambiente, más rápido crecerá tu masa. Recuerda vigilarla siempre: una masa que crece demasiado es igual de fallida que una masa que crece demasiado poco.

Paso 4:

Una vez que haya triplicado su tamaño, estás listo para formar tus panes y dejarlos reposar una última vez. Divide tu masa en ocho bolitas iguales. Estira cada bolita para que te quede una tira uniforme (como si fuera un rectángulo bien aplastado). Dobla las esquinas de uno de los bordes chicos de tu rectángulo para formar un pequeño triángulo y enrolla la masa para formar el bolillo. Luego, aplana las puntas con el filo de la mano. Para que veas mejor cómo se hace el proceso de formar un bolillo, puedes seguir la técnica del siguiente video:

Una vez que hayas formado tus ocho bolillos colócalos en un sartén engrasado y empapelado con papel de cera. Recuerda dejar suficiente espacio entre ellos porque la levadura va a seguir creciendo. Con una pequeña brocha o con la mano, báñalos con una ligera capa de aceite o manteca para que no se resequen. Tápalos con un plástico de cocina y déjalos reposar de 15 a 20 minutos. Mientras, prende el horno a 280 grados y pon dentro un recipiente de metal con una tasa de agua. Déjalo ahí los 15 a 20 minutos que suben tus panes.

Paso 5:

¡Estás listo para hornear! Con una navaja o un cuchillo filoso, haz un corte arriba y ligeramente a un lado de todos los bolillos. El corte será la apertura de arriba típica de los bolillos. Es importante que lo hagas a todo lo largo del pan y a 5 mm de profundidad. Luego baña todos los bolillos con una fina capa de agua utilizando un atomizador. Coloca la charola en el horno sin sacar tu recipiente con agua. Puedes dejar el recipiente con agua en la parte baja del horno y siempre pon la charola en la parte media Deja hornear durante 10 minutos. Saca tantito la charola y vuelve a rociar tus bolillos con agua. Baja la temperatura del horno a 180 grados y hornea durante 20 o 30 minutos más. Vigila bien tu pan y, cuando sientas que está agradablemente dorado, bien naranja y parejo en la parte de arriba, es hora de sacarlo. Deja enfriar encima de una rejilla o en una canasta y, cuando estén tibios, disfrútalos como más te gusten. ¡Provecho! https://www.nmas.com.mx/historia/huacal-es-la-mejor-parte-del-pollo-para-hacer-caldo/