Ilhuicamina, el Robot de Estudiantes de la UDG que Quiere Ir a Marte
Alumnos de la Universidad de Guadalajara clasificaron para concursar con su robot marciano en Utah, EUA, pero buscan recursos para acudir a la competencia
Andrés M. Estrada
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La idea de construir un robot explorador inició cinco años atrás. La intención de unos cuantos estudiantes era crear proyectos pedagógicos y de ciencia para competir en torneos internacionales. El proceso ha sido largo, pero el sueño está por cumplirse. Alumnos de la Universidad de Guadalajara (UDG) desarrollaron el robot marciano Ilhuicamina: la flecha que apunta al cielo, con el que competirán el próximo 29 de mayo al 1 de junio en Utah, Estados Unidos.
Hace un año se escribieron en el concurso universitario organizado por las Mars Society, pero no clasificaron. Tras trabajar en mejorar su funcionamiento y algunas modificaciones, el robot marciano fue uno de los 30 seleccionados de 102 competidores a nivel internacional. Además son sólo uno de los dos equipos mexicanos seleccionados.
“Nosotros estamos desarrollando lo que es un prototipo de explorador marciano, para una competencia de robótica internacional que se realiza cada año en el desierto de Utah”, platica Paola Lomelí, estudiante de ingeniería informática del Centro Universitario de Ciencias Exactas e Ingenierías (CUCEI) de la UDG.
El prototipo que construyeron es funcional y cuenta con los requisitos que les piden para cada una de las 4 misiones de la competencia.
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La primera es la misión de siete donde al robot le pueden montar y desmontar distintos módulos y se puede mover con o sin ellos para realizar diferentes actividades. “Uno de estos módulos es el de laboratorio con la misión de ciencias, que es la de extraer muestras del suelo marciano”, cuenta Lomelí. Con éstas se realizan pruebas de laboratorio para determinar si hay condiciones de vida.
Otro de los módulos que tiene el robot es el brazo robótico, que se monta y se desmonta del rover y su misión es ayudar al astronauta.
En este caso sería a realizar tareas como cargar objetos, abrir cajas, presionar botones, escribir en teclados, cosas de ese estilo y se opera con un control. La tarea es intentar asistir al astronauta.
Una de las otras es delivery misión o la misión de entrega, donde el robot debe ser capaz de moverse en entornos complicados, con arena suelta, rocosos, con desniveles. Para este debe tener una buena tracción y suspensión en las llantas, y ser capaz de sostener el peso que lleva de las muestras.
Al igual está la misión de autonomía, que lidera Paola Lomelí, donde se requiere que el robot se conecte a una coordenada específica que se le indique, pero sin manejarlo. Él tiene que llegar a la coordenada realizando cálculos y evadiendo obstáculos de manera automática.
Samuel Briones, estudiante de ingeniería nanotecnología de la UDG, también forma parte del equipo. Está como líder de software y su trabajo consiste en la parte administrativa, donde debe estar al pendiente de todas las necesidades que se que necesiten de todas las misiones con respecto al software.
Estoy enfocado en la parte de la visión con la cámara y detección en general, También me encargo de unas cosas para las comunicaciones con las antenas, que haya comunicación desde la base hasta el rover.
Algunas de las pruebas realizadas para las misiones han sido dentro de los terrenos de UDG, en las calles, parques, talleres de clases y en terrenos planos.
Falta de recursos para ir la competencia
Para crear el Ilhuicamina comenzaron casi desde cero –basados en la investigación y experiencia que ya existe de generaciones anteriores– poniendo a prueba los conocimientos adquiridos en sus carreras universitarias.
Aunque en cuestiones económicas han tenido el apoyo de la universidad y algunos patrocinadores externos, también han pasado por temporadas difíciles donde incluso debieron poner dinero de sus propios bolsillos.
Por lo que para ir a la competencia están buscando patrocinadores o reunir fondos para realizar el viaje de 15 de los 32 estudiantes que forman parte del proyecto, lo mismo que para el transporte del robot marciano y las piezas que se requieren.
“También necesitamos comprar muchas cosas que hacen falta, para seguir desarrollando el rover. Necesitamos adquirir ciertos componentes para mejoras o algunas cosas sí las tenemos, pero se necesita volver a comprar porque se desgastan”, dice Pamela.
Son gastos que se requieren y ahorita mismo no tenemos mucho presupuesto para el viaje, el equipo que necesitamos para que funcione completamente en la competencia. Lo que estamos haciendo es intentar difundir en redes sociales el proyecto.
Aportar conocimientos
En la construcción de Ilhuicamina participan estudiantes de informática, computación, nanotecnología, robótica, fotónica. “Incluso tenemos una compañera de medicina química y una compañera que esta siguiendo el proyecto y acompañándonos desde Veracruz”, detalla Lomeli. Y es que dentro del proyecto están contribuyendo algunos estudiantes de otras universidades del país.
Para participar en la Mars Society, enviaron documentos previos y videos para demostrar que el robot es funcional y se tienen los recursos para seguir desarrollándolo.
Samuel aún recuerda que el proceso ha llevado varios años.
Llevo desde finales de 2021 en el proyecto y tuvimos un prototipo anterior, pero por diversas razones no era suficientemente bueno y tuvimos que hacer un cambio del diseño para mejorarlo.
La expectativa para él y su equipo es conocer los proyectos de otros equipos e interactuar con ellos, conocer sobre sus proyectos y compartir conocimientos.
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