El ‘Musk’ Mexicano que Convierte Autos Chatarra a Eléctricos
Roberto Pichardo dedica su trabajo a la conversión de vehículos de motor de combustión a eléctricos, contribuyendo al medio ambiente en la disminución de gases contaminantes
Andrés M. Estrada
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El verde de la pintura descarapelada deja entrever la capa blancuzca del primer de la carrocería. En algunas otras áreas se nota el metal oxidado. Adentro los asientos han perdido su textura y se muestran derruidos. Cerca de 50 años han pasado por este vehículo. Lo que queda son esas marcas del tiempo, como vestigios de su historia casi convertidos en chatarra.
Una impresión que a primera vista engaña. A su costado derecho llama la atención una leyenda impresa con enormes letras: ‘1er Combi eléctrica modelo 1976’, mientras el conductor zigzaguea por distintas calles empinadas en las orillas del sur de la Ciudad de México.
Es un recorrido durante varios minutos en el que muestra la velocidad y facilidad con la que se desplaza. Ha sido más de un mes y medio arduo, de tomar las herramientas, componentes y el conocimiento de ‘El Inge’, Roberto Pichardo, realizando modificaciones para convertir el mecanismo de combustión a un vehículo de motor eléctrico.
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Lo mismo ha hecho con otras unidades. Conversiones a vochos, Chevys, Pointer, Tsuru, camionetas y decenas más a los que les ha dado una nueva vida y contribuido a la reducción de las emisiones de gases contaminantes. “Es revivir este vehículo de combustión que cumplió con su vida útil y convertirlo totalmente eléctrico”, platica.
Luego de detallar la lista de sus creaciones, apunta que para realizar una conversión no hay obstáculos. Puede ser de cualquier unidad y año. Un modelo de 1950 o uno más reciente. “Enfocados a rescatar estos vehículos que todavía tienen una carrocería firme, fuerte, pero en combustión su motor ya no es factible que siga circulando”.
El término con el que describe la transformación es reciclar, para darles un buen uso.
Hay personas que estiman mucho su vehículo ya de algunos años, porque es del papá o del abuelo. Les gusta mucho pero ya no cumple con las normas de emisiones de gases.
En resumen el trabajo de Pichardo es retirar el motor de combustión e instalar componentes: controladores, interruptores, entradas universales, bobinas, conectores, señales de corriente… y lo más esencial. Un motor eléctrico y baterías de litio.
El tiempo que tarda en realizar todo el proceso es entre 40 y 50 días.
Casi toda la labor la realiza por sí solo, además que los componentes que usa son importados, debido a que en México no se encuentran: “No siempre los tenemos. Entonces esperar a que lleguen. Hay veces que me ayuda una persona, un muchacho, lo contrato por determinado tiempo, porque hay cosas que no las puedo hacer solo”.
Pasar del desempleo en la construcción a la conversión
El desempleo parece ser la peor adversidad. Es 2013. Roberto ha perdido su trabajo en la industria de la construcción levantando muros falsos y plafones. La necesidad de cubrir los gastos personales y familiares lo obliga a buscar alternativas.
Con la preparatoria trunca, un taller de electricidad en la secundaría y sin ninguna instrucción, explora videos en internet y lee algunos libros sobre el funcionamiento de motores eléctricos y sus usos en distintos vehículos. Inicia modificando bicicletas; luego comienza con go-karts y crea un triciclo eléctrico para una persona con discapacidad en las piernas.
Al darse cuenta de la facilidad que se le da, surge una de sus primeras inspiraciones. Adquiere un vehículo casi chatarra de reparto que ya es eléctrico, pero sólo viene con el motor y sin ningún otro componente.
Rearmarlo es complicado. Trae un diferencial como de un camión de carga y le pone una caja de un Volkswagen; consigue los componentes, baterías y le hace una transformación completa. El trabajo es arduo, complicado y de muchos gastos a nivel emocional, físicos y económicos. Sin embargo, es un experimento que al final termina siendo exitoso.
Falta de incentivos para apoyar a la conversión de autos eléctricos
En los 11 años que Pichardo lleva en esta labor, ha convertido alrededor de 30 vehículos de motor de combustión a eléctricos. Podrían ser más, sin embargo, dice que no es algo que le llame la atención a la gente, a pesar de que contribuyen al medio ambiente y su mantenimiento es económico.
“Algunos compañeros o clientes, al tener su vehículo convertido a eléctrico, también optan por instalar en sus casas paneles solares. De esta manera es un círculo virtuoso, en el cual no se contamina ya en ningún momento, y puede circular todos los días aunque haya contingencias.
Sin embargo, lamenta, no hay estímulos para que los dueños se inclinen por hacer este tipo de conversiones. Lo ideal sería que no pagaran tenencia, refrendo y tener preferencias al ser un automóviles que no contaminan, o que les puedan dar placas de vehículo eléctrico como lo hacen con los de línea.
Los costos para convertir un vehículo es de 195 mil pesos. La cantidad puede parecer elevada, sin embargo, las ventajas son que se puede recargar en casa o en un centro de carga público o privado.
Realmente el circular con el vehículo se vuelve prácticamente gratis, porque hay muchos centros de carga que son gratis. En la ciudad podemos pararnos, conectarnos y recargar.
–Si se recarga en el hogar ¿cuál es el monto estimado del gasto del recibo luz de la Comisión Federal de Electricidad? –se le pregunta.
–Este vehículo para ciudad que tiene un recorrido 50 kilómetros como máximo por carga, tiene una batería de aproximadamente 7.5 kilowatts. Entonces esos 7.5 a mí se me cobrará a peso el kilowatt/hora, que es normalmente en los hogares la tarifa mínima a peso el kilowatt hora, estaría pagando 7 pesos por recorrer esos 50 kilómetros.
En la actualidad el emprendimiento de Pichardo se ha consolidado en la marca Energy EV con apoyo del ingeniero Marco Antonio Gaxiola, y comparte los videos de sus conversiones en su canal de YouTube.
Sobre la línea de vehículos que ha observado son más fáciles de adaptarse a esta conversión, ‘El Inge’, como le dicen sus alumnos, pues también se dedica a dar cursos de conversión, detalla que hay varias opciones como los vochos, el Chevy y carros viejos.
“Algunos no traen dirección asistida o hidráulica y muchos que no tienen ni siquiera frenos de potencia salen más económicos. No hay que invertir en ellos, porque cada que se hace una conversión, si trae dirección hidráulica se tiene que implementar un EH, un componente eléctrico que supla a esa forma de activar la dirección, y en el caso de los frenos tiene que implementar una bomba de vacío eléctrica”, apunta. Aunque señala que un vehículo austero es más económico, porque no hay tanto gasto de energía en vidrios y seguros eléctricos.
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