Maternar con VIH: ¿Cómo Bajar el Riesgo de Transmisión?
Una mujer que vive con VIH puede gestar y tener un bebé libre del virus, siempre y cuando siga el tratamiento con antirretrovirales al pie de la letra y logre tener una carga viral muy baja
Andrea Vega | N+
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Leticia Segundo se enteró que tenía VIH cuando estaba embarazada. Su esposo, de quien hacía poco acababa de separarse, fue a donar sangre y ahí supo que era portador del virus. Lety se hizo la prueba y resultó positiva. Pensó que iba a morirse y su bebé también, pero no fue así, de eso hace ya 23 años y su hijo está perfectamente sano.
Si en ese entonces Lety pudo lograr que su bebé naciera libre del virus, actualmente el desarrollo de la medicina para mantener a raya esta enfermedad ha logrado que el riesgo de que una mujer con diagnóstico positivo de VIH lo transmita a su bebé es de 2%, señala Adriana Villafuerte García, profesora de la Facultad de Medicina de la UNAM, del Departamento de Salud Pública.
Eso sí, hay que llevar el tratamiento con antirretrovirales y seguirlo al pie de la letra para lograr una carga viral muy baja, lo que se conoce como estar indetectable.
Cuando el VIH entra al cuerpo, se empieza a replicar rápidamente afectando a las células CD4, las cuales componen el sistema inmunológico. Mientras más copias del virus haya significa que está atacando con mayor fuerza las defensas del organismo.
Los medicamentos antirretrovirales provocan que el VIH no se replique y se controle hasta lograr que no sea detectable por las pruebas de laboratorio. Esto solo se consigue después de varios meses de tomar el tratamiento de forma adecuada.
Sabemos ya desde hace algunos años que si una persona vive con el virus, toma tratamiento antirretroviral y logra bajar la carga viral a indetectable, el virus prácticamente no se transmite. Es lo que llamamos indetectable es igual a intransmisible y en el caso de las mujeres embarazadas funciona de la misma manera, una mujer que vive con VIH si está en tratamiento antirretroviral y mantiene la carga indetectable, la probabilidad de que transmita el virus a su bebé es mínima
Cuando Lety confirmó que era positiva, decidió acudir al Instituto Nacional de Perinatología, porque sabía que ahí atendían embarazos de alto riesgo y pensó que podrían ayudarla. Al principio le dijeron que no la podían atender porque su embarazo ya estaba muy avanzado, tenía ya siete meses.
Entonces Lety escuchó en un programa de radio sobre la Orden de Malta, una asociación civil que apoya a mujeres embarazadas que son portadoras de VIH. A través de ellos, logró que la atendieran en Perinatología.
Me dijeron que como el embarazo ya estaba avanzado no se podían comprometer a que el bebé naciera libre del virus, pero yo les dije que no tenía nada ya que perder, así que me aceptaron
Nacer libre de VIH
A partir de ese momento Lety siguió al pie de la letra el tratamiento con antirretrovirales, tuvo a su bebé por cesárea y no le dio seno.
Además de que la madre mantenga el apego al tratamiento con antirretrovirales, dice Villafuerte García, hay que hacer una serie de intervenciones extra, como dar medicamentos intraparto y hacer profilaxis al recién nacido, esto es darle medicamentos para prevenir la infección, en las primeras 6 a 12 horas de vida y por las siguientes cuatro semanas. También importa en esto la vía de resolución del embarazo y por supuesto la lactancia materna.
Y aquí, la especialista precisa que ya se puede incluso tener al bebé por parto natural, no necesariamente por cesárea.
Hay mucha evidencia ya disponible de que una mujer que llega a indetectable, tiene buen apego al tratamiento, puede tener al bebé por parto. Pero si tiene poquito en tratamiento y no ha alcanzado a llegar a menos de 50 copias virales, se les recomienda una cesárea
Sobre la lactancia, explica Adriana Villafuerte, la guía de manejo antirretroviral de México menciona que la única forma ciento por ciento positiva de evitar la transmisión del VIH por lactancia es evitarla, darle sustitutos o sucedáneos de leche materna al bebé.
La OMS hace unos años empezó a recomendar que en los lugares en donde no es posible dar estos sucedáneos, es decir, donde no hay agua potable o no se puede conseguir leche de fórmula, o sea cuando haya más riesgo al tratar de darle sustitutos al bebé, es mejor darle el seno materno, pero eso es en contextos precarios muy particulares.
El bebé que nace de una madre con VIH debe estar bajo monitoreo y con pruebas hasta los dos años de edad, entonces se puede determinar al ciento por ciento que está libre del virus.
Cómo es la vida cotidiana
En el día a día con el bebé, se puede llevar una vida completamente normal, dice Villafuerte, lo único que no se recomienda para alimentar al menor es la técnica de pre masticación, o sea, que la mamá empieza a masticar un bocado de comida y después se lo da al bebé.
Pero es todo, si la mamá está en tratamiento, puede llevar una vida completamente normal. “Como dijimos, indetectable e intransmisible, incluso la calidad de vida de las personas que viven con VIH puede ser hasta mejor porque están más cerca de los servicios de salud, van periódicamente a sus consultas, se revisan, entonces no hay más extra que hacer en la relación madre-hijo”.
Ana Amuchástegui, profesora-investigadora del departamento de Educación y Comunicación de la UAM Xochimilco y parte del equipo de Yantzin, mujeres acompañantes pares en VIH, dice que una cosa es el embarazo, parto y puerperio y otra todo lo que implica la maternidad, “porque muchas mujeres adquieren el VIH después de tener hijos y por la gran desinformación que existe respecto de las formas de transmisión, tienen muchísimo miedo de transmitirlo a sus hijas o hijos a través de un abrazo, a través de un beso, a través de cocinar, lo cual no sucede.
Si las mujeres no tienen la información necesaria y les dan el resultado positivo de VIH, siente a su cuerpo casi como un arma, que incluso puede dañar a los que más quieren, señala Amuchástegui, y es que se ha hablado incluso del riesgo de los médicos de contagiarse por atender partos o cesáreas de mujeres con VIH, pero hay mucha desinformación.
Uno no transmite el VIH por cortarse o por tener una herida, tendría que haber dos heridas abiertas, sangrantes, y casi casi pasarse la sangre. Pero si te cortas y estás haciendo la comida, eso no transmite, porque el virus muere en el aire, al momento en que hace contacto con el aire muere
Por eso es muy importante seguir el tratamiento y tener la información necesaria, “porque entonces las mujeres se dan cuenta de que no se van a morir, y pasan de sentir que su cuerpo es letal a tener un cuerpo vital, que no solo puede maternar sino que puede llevar una vida completamente normal”.
La prueba de eso es Lety, su hijo ya tiene 23 años y no tiene VIH. Su hijo mayor tampoco. Lety nunca los contagió y ella pasó de pensar que se iba a morir a tener una vida plena, ahora como acompañante par, en el Instituto Nacional de la Nutrición, de mujeres que viven con el virus.
La importancia de la prueba
Eso sí, las entrevistadas coinciden en un punto muy importante, toda mujer embarazada debe hacerse una prueba de VIH. “En los servicios públicos de salud, dice Amuchástegui, se los tienen que hacer, es su derecho, y si van a un laboratorio privado deben pedir que se los incluyan en el paquete de embarazo, porque entre más pronto se conozca el diagnóstico, más pronto se puede actuar en favor del bebé y de la mamá”.
Y aquí la investigadora toca un punto fundamental. “Las mujeres pensamos que el matrimonio nos protege del VIH, porque en México tenemos una cultura en la cual las mujeres tendemos a hacer lo que se llama monogamia unilateral, o sea: yo soy fiel, pero a veces nuestras parejas sexuales no lo son, por eso es muy importante hacerse la prueba”.
En esto, Amuchástegui da un dato contundente: en un estudio que se hizo en la Clínica Condesa en la Ciudad de México (especializada en la atención de VIH), 87% de las mujeres que eran atendidas ahí adquirieron el virus por su pareja estable, por su marido.
De manera que sí es importante que toda mujer embarazada se someta al diagnóstico, porque en México todavía hay una buena cantidad de futuras madres que cursan el embarazo sin saber que tienen VIH.
La cobertura de detección de VIH en mujeres embarazadas -señala Villafuerte- ronda por ahí del 60%, eso quiere decir que hay una buena proporción de mujeres que se están embarazando y que no se hacen una prueba de VIH por distintos motivos, hay diversas barreras para esto, desconocimiento, prejuicio, miedo, por eso es importante que el personal de salud ofrezca la prueba e indague en los motivos por los que la mujer no quieren hacérsela si ese es el caso, e informarla de por qué es importante