¿Esto es la Amistad? Tus Amigos y Tú Comparten Microbios Intestinales, aun si no Viven Juntos
Elisa de Gortari | N+
Un nuevo estudio reveló que las personas comparten microbiota intestinal con sus amigos, incluso si no viven juntos
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En el último lustro, la investigación médica ha confirmado la importancia de la vida microscópica que albergan los humanos: la microbiota. En una relación simbiótica, nos beneficiamos de estos microorganismos que no son parte de nosotros pero sin los cuales no podemos vivir. Ahora, un nuevo estudio señaló que estos microorganismos son compartidos entre amigos, aunque no vivan juntos.
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Bacterias, hongos, virus: dentro de nuestros intestinos hay un ecosistema complejo al que se llama comúnmente microbiota. Por mucho tiempo se creyó que la función de estos organismos se limitaba a procesar algunos alimentos, como la fibra, y sintetizar algunas moléculas imprescindibles, como varias vitaminas.
Sin embargo, las investigaciones más recientes han descubierto que este conjunto de vida microscópica tiene un papel incluso más complejo. La microbiota interviene en la respuesta del sistema inmune, así como en el procesamiento de la glucosa.
Paralelamente, los científicos han descubierto que este ecosistema alojado en nuestro intestino no pocas veces actúa como un “segundo cerebro”. En constante comunicación con el cerebro, la también llamada “flora intestinal” influye en nuestra estado de ánimo.
Compartes microbiota con tus amigos y familiares, aunque no vivas con ellos
Un nuevo estudio ha encontrado que la microbiota se comparte no solo entre familiares que viven bajo un mismo techo, sino también con conocidos y amigos. La investigación, elaborada por científicos de Yale, encontró que mientras más interactúen las personas, más parecida será la composición de sus microorganismos intestinales.
Este fenómeno es independiente de si se vive con una persona o no y puede incluir a nuestros amigos, parejas y compañeros de escuela o de trabajo. El estudio siguió las interacciones de habitantes de varias aldeas de Honduras.
Estas comunidades tienen la peculiaridad de que la mayoría de las interacciones son cara a cara y de que hay una baja exposición a antibióticos. La investigación estudió por dos años la microbiota de mil 787 voluntarios de 18 aldeas aisladas.
Según los resultados publicados en Nature, aquellas personas que vivían bajo el mismo techo compartían hasta el 14% de la microbiota. En cambio, aquellas personas con las que se convivía regularmente, aunque no vivieran juntos, se compartía hasta un 10% de las cepas microbianas de sus intestinos.
Al respecto el estudio señala que las personas con las que conviven nuestros familiares y amigos también influyen en la microbiota de nuestros intestinos y, por lo tanto, en la salud general del organismo:
Los grupos de especies y cepas se dan dentro de grupos de personas en las redes sociales de las aldeas, lo que significa que las redes sociales proporcionan los nichos sociales dentro de los cuales se manifiestan la biología del microbioma y el impacto fenotípico.
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