¿Cuáles Son las Peores Bebidas para el Hígado?
Cuando el órgano hepático empieza a fallar, nuestro cuerpo se empieza a llenar de toxinas
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La salud de nuestro cuerpo es un tema delicado y más cuando estamos acostumbrados a consumir alimentos o productos que pueden dañarla, por lo que en esta ocasión te explicaremos cuáles son las bebidas que pueden afectar tu hígado.
Pues, aunque muchas personas no lo sepan, el alcohol en exceso no es la única bebida que puede ocasionar efectos negativos e irreversibles a nuestro hígado, ya que otras bebidas que a simple vista podrían parecer inofensivas también pueden ser dañinas.
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Cabe destacar que el hígado es uno de los órganos más importantes del organismo, pues se estima que es el encargado de regular más de 500 funciones vitales, entre las que se pueden destacar la nivelación de la glucosa en la sangre, la conversión de las grasas en energía para las células y la transformación del colesterol en ácidos necesarios para la digestión.
Debido a lo anterior, cuando el órgano hepático empieza a fallar, nuestro cuerpo se empieza a llenar de toxinas y otros problemas mucho más graves pueden empezar a desencadenarse.
¿Cuáles son las peores bebidas para el hígado?
De acuerdo con diversos especialistas en nutrición y hepatólogos, las peores bebidas para el hígado son las siguientes:
Alcohol, en especial los licores y la sidra
Aunque no resulta ninguna sorpresa, el consumo de alcohol es uno de los hábitos que más daño le pueden causar a tu hígado. Sin embargo, los licores fuertes, que son aquellos que contienen más grados de alcohol, representan un riesgo mucho más elevado.
La razón de esto se debe a que una mayor concentración de alcohol en el cuerpo ocasiona que sea más complicado para el hígado descomponer y eliminar las toxinas.
No obstante, el tequila o el vodka no son los principales enemigos del hígado, pues, aunque no lo creas, la sidra también puede afectarlo gravemente, pues esta bebida contiene una alta concentración de etanol.
Bebidas azucaradas
Las bebidas azucaradas, como por ejemplo, los refrescos y los jugos también representan un gran riesgo, ya que además de dañar tus riñones, provocan que la fructosa se convierta en grasa en el hígado.
Esta acumulación de grasas se transforma con el tiempo en una enfermedad llamada hígado graso, padecimiento que tiende a agravarse si el paciente también tiene diabetes u obesidad.