Por Pobreza y Violencia, Aumentan Detenciones de Mujeres Ligadas al Crimen
En el actual gobierno, la presencia de mujeres en las filas del crimen y sus detenciones se incrementaron debido a contextos de pobreza, entornos de violencia y falta de protección del Estado
Andrés M. Estrada
Existen diversos entornos, sobre todo de violencia y pobreza, que han llevado a las mujeres a vincularse a actividades criminales. Foto: Cuartoscuro | Archivo
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Una mujer camina sobre la carretera Estatal Número 2, en Mexicali, Baja California. Al notar la presencia del Ejército lanza una mochila donde lleva más de 200 dosis de metanfetamina, y emprende la huída. Sin embargo, metros más adelante es capturada.
Su historia no es la única. Existen las de otras mujeres mexicanas vinculadas a delitos del crimen organizado, que han contribuido al incremento de detenciones del Ejército durante el gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador, respecto a los dos sexenios anteriores. Cerca de un 40 con Enrique Peña Nieto y 27% con Felipe Calderón Hinojosa.
Contrario a esto los arrestos de hombres disminuyeron un 7% en comparación de Peña y un 29% de Calderón, revela un análisis de datos hecho por N+ de documentos de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) obtenidos vía Transparencia.
La presencia de las mujeres en las filas del crimen tiene que ver con distintos contextos. La pobreza es uno de los principales. No obstante, también se da ante los entornos de violencia y falta de protección del Estado hacia ellas, al igual que los lazos amorosos y consanguíneos de familias criminales, y en menor medida la toma de liderazgos.
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“La condición de jefas de familia en condiciones de pobreza, desempleo o marginación, por bajo nivel educativo o poca experiencia laboral, son factores fundamentales por los que se han incrementado las mujeres en el crimen organizado", explica Paloma Mendoza, miembro del Centro de Estudios de Seguridad, Inteligencia y Gobernanza (CESIG) del ITAM.
Angélica Ospina, investigadora del Programa de Política de Drogas (PPD) del CIDE, coincide y agrega que otro tipo de vinculación es porque lo utilizan como una estrategia de sobrevivencia al encontrarse en entornos de violencia.
Los grupos criminales ofrecen protección en un contexto donde matan a las mujeres jóvenes sin que pase nada; las violan. Y ellas dicen ‘no quiero seguir siendo victimizada, yo quiero que me respeten’.
Un total de 3 mil 744 mujeres mexicanas fueron detenidas por el Ejército entre enero de 2019 a noviembre de 2023, mientras que 2 mil 696 fueron en el gobierno priísta y 2 mil 955 se dieron en el sexenio panista.
En el caso de los varones se registraron en menor medida, con 34 mil 028 en el gobierno morenista, mientras que en el priísta ocurrieron 36 mil 481 y en el panista 47 mil 673.
Ingredientes criminales
La integración a actividades criminales también se asocia a los nuevos roles que encabezan las mujeres mexicanas.
“El liderazgo femenino en actividades criminales empieza a aumentar, resultado de la permanencia de esta actividad criminal como un componente económico ilegal, pero con influencia en la economía formal e informal”, subraya Manuel Balcázar, director de MB Consultores.
Saskia Niño de Rivera de la organización Reinserta, concuerda: “la equidad de género está en todos lados. Hace años era imposible pensar que una mujer pudiese agarrar un arma y dedicarse al sicariato o ser reclutada por la delincuencia organizada. Hoy es lo más normal”.
También hay otro tipo de elementos que las han llevado a estos terrenos de la ilegalidad a través de los vínculos de las familias criminales.
Mendoza Cortés, apunta que las relaciones familiares y sentimentales derivan primero en lazos de confianza y lealtad, con un alto valor al interior de las organizaciones criminales y que después pueden llenar los vacíos de poder generados por muertes y aprehensiones de los líderes varones.
“Pertenecen a una familia dedicada al crimen o bien porque se enamoran de un criminal. Eso hace que queden enganchadas en el circuito y vayan tomando este liderazgo”, destaca Balcazar, también integrante del CESIG del ITAM.
Las familias de personas dedicadas al crimen organizado han ido agotando los cuadros masculinos de liderazgo. Tienen las hijas, vienen las hermanas y son las que empiezan a tener un rol más protagónico.
El creciente protagonismo de las mujeres en el crimen organizado, ha demostrado ser a su vez una ventaja para los grupos ilegales. Entre más gente hay dispuesta a enlistarse, es más fácil para los líderes criminales reponer sus filas ante las constantes pérdidas causadas por encarcelamientos, asesinatos o la desaparición de sus tropas, señala el informe de 2023 Socias en el crimen: el ascenso de las mujeres en los grupos ilegales mexicanos, del International Crisis Group.
Así mismo expone que “la participación de mujeres también ha ayudado a estas organizaciones a sobrellevar la creciente militarización del país por parte del presidente Andrés Manuel López Obrador para combatir el crimen”.
Este contexto de crecimiento de mujeres vinculadas con organizaciones delictivas se da de manera similar a lo ocurrido con la detonación de la participación de mujeres extranjeras en el crimen en México con AMLO –sobre todo en la frontera norte– como reveló este medió en una entrega anterior.
Cambio de roles en actividades criminales
El rol de las mujeres relacionadas a actividades criminales ha comenzado a tomar relevancia y cada vez se apropian de mayores espacios que han ocupado los hombres.
Con el tiempo las mujeres en el crimen organizado adquieren conocimientos y habilidades financieras o técnicas e incluso pueden llegar a romper el estereotipo de ser pasivas, maternales y pacíficas por iniciativa propia y adquieren mayor protagonismo y liderazgo en las organizaciones criminales, explica Paloma Mendoza especialista en seguridad nacional.
Se ubican en un amplio espectro de roles dentro de la producción y distribución como siembra y cosecha de droga, cocineras de alimentos y de drogas, mulas, recopilación de información de inteligencia, reclutadoras, ventas, logística, lavado de dinero, contabilidad, establecimiento de nuevas conexiones con clientes, proveedores y funcionarios corruptos, tráfico y trata de personas.
Los datos de la Sedena evidencian que los estados fronterizos con Estados Unidos son donde se han registrado el mayor número de detenciones de mujeres mexicanas: Baja California (1,019), Tamaulipas (983), Sonora (797), Nuevo León (584). A estos le siguen Michoacán (534) y Guerrero (507 ).
Manuel Balcazar, quien fue asesor en la unidad de inteligencia naval de la Secretaría de Marina, expone que la población femenina esta avanzando en los espacios de actividades económicas ilegales: “Unas son inducidas sin pleno conocimiento y son usadas en los esquemas tradicionales de burreras, como le llaman para pasar cargas (de drogas, armas, etc.). Otras deciden participar en actividades delictivas buscando tener el control de las ganancias”.
Es decir que ya no sólo fungen como un instrumento para transportar estupefacientes, sino para organizar y coordinar operaciones de un rol empresarial y de empoderamiento.
Por otra parte, Balcazar ejemplifica, que en el ámbito internacional el auge de las drogas sintéticas las ha obligado a tratar con sus pares de Asia, Estados Unidos, Europa: “ya sea para comprar insumos o para vender productos ilícitos. Eso las forza a tener otro tipo de habilidades que no tienen los varones en actividades ilícitas”.
“Están en chambas muy puntuales que tienen que ver con el sicariato, con la contaduría de la delincuencia organizada. Estamos viendo que toman roles muy puntuales de liderazgo y demás”, afirma Saskia Niño.
Sin embargo, para Angélica Ospina, investigadora de género del International Crisis Group, la mayor parte de las actividades en las que ellas se desarrollan, están en los escalafones más bajos de las estructuras criminales, y no llegan a ocupar posiciones de liderazgo.
En el informe de Socias en el crimen: el ascenso de las mujeres en los grupos ilegales mexicanos, en el que también participó, expone que sus hallazgos fueron que estaban bajo el control de un hombre.
Decidía qué tareas realizaban, qué posiciones ocupaban y también decidía si podían salir de la organización, si ellas van a la cárcel o mueren.
Sumado a esta vinculación de las mujeres mexicanas en actividades ilícitas, el peor resultado no sólo son sus detenciones o sus muertes.
Las que son madres de familia de menores de edad, dejan a sus hijos inmersos en entornos de violencia y abandono. Los riesgos son que sean cooptados por los grupos de las organizaciones criminales.
Una muestra es que desde el inicio de la guerra contra el narcotráfico, con el expresidente Felipe Calderón, hasta marzo de 2023, han sido detenidos 10 mil menores de edad por elementos de la Sedena, la GN y la extinta Policía Federal (PF), como publicó N+, el año pasado, en Cada Día Detienen a 2 Menores de Edad por Delincuencia Organizada.
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