Familiares de Víctimas de Feminicidio Llenan el Zócalo con Siluetas para Exigir Justicia
Andrea Vega | N+
Las siluetas quedaron colocadas como un memorial para visibilizar los casos de violencia de las que son víctimas las mujeres y la impunidad que hay para los agresores
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La plancha del Zócalo de la Ciudad de México y las vallas metálicas que se colocaron alrededor de Palacio Nacional para evitar pintas quedaron llenas de siluetas moradas. Familiares de víctimas de feminicidio y de desaparición las colocaron ahí como una forma de seguir visibilizando su lucha por la justicia, la verdad y la no repetición.
El memorial se hizo como parte de las actividades y las movilizaciones por el 25 de noviembre, Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer. En la Ciudad de México, los contingentes que marcharon empezaron a salir, desde diversos puntos, desde las 11:30 de la mañana. El último que salió lo hizo a las 3 de la tarde del Ángel de la Independencia, con rumbo al Zócalo.
En el trayecto, sobre Avenida Reforma, corearon consignas como: “ni una más, ni una más, ni una asesinada más” e “hija escucha tu madre está en la lucha”. También retumbaron exigencias, que las manifestantes secundaron, como: “no más mujeres desaparecidas, no más violencia feminicida, no más violencia sexual, no más violencia económica, no más violencia psicológica, no más violencia obstetricia, castigo a los agresores”.
La falta de justicia o la justicia a medias en los procesos penales fue, de hecho, uno de los reclamos generales de los familiares de víctimas de feminicidio y desaparición asistentes a la marcha. En todo el trayecto rumbo al Zócalo no se registraron incidentes. Los asistentes aprovecharon el camino para ir nombrando a sus desaparecidas, a mujeres asesinadas o víctimas de violencia.
También aprovecharon para contar sus historias de cómo han tenido que lidiar con las omisiones, los errores y la corrupción en la investigación de los delitos.
Al llegar a la plancha del Zócalo capitalino, las manifestantes colocaron las siluetas, que representan a sus familiares violentadas, en las vallas que rodean Palacio Nacional y que se colocaron para evitar pintas y destrozos durante las manifestaciones de este 25N.
Luz Estrada, directora del Observatorio Ciudadano Nacional del Feminicidio (OCNF), explicó:
Quisimos poner este memorial de siluetas que representan a las 3 mil mujeres que al año se asesinan, esto sin contar a las desaparecidas, las víctimas de trata y de violencia sexual
Estrada precisó que las siluetas en morado, que representan a una mujer peinada con una trenza, es un símbolo que, desde hace décadas, desde la crisis de las muertas de Juárez, ha venido acompañando la lucha de las mujeres.
Son símbolo de resistencia, para que no se olviden, para que no se repitan hechos violatorios a la integridad y la vida de las mujeres. La cruz es la cruz rosa de la justicia, de dignidad y de verdad; el color morado es contra la violencia; la trenza significa que juntas podemos hacer justicia.
Muchas de las siluetas que se colocaron tienen el nombre, lugar y edad de las mujeres asesinadas o desaparecidas. “Esto es para que el Estado vea que no son mentiras, es la identidad de cada niña y mujer que han sido asesinadas, que han sido desaparecidas”.
En medio del memorial, Estrada hizo un llamado al Estado mexicano, “a los tres poderes, porque no se han podido bajar las cifras de las violencias grandes y hoy estamos en una situación de crisis de violencia contra las mujeres”.
Los casos de feminicidio sin justicia
Después Estrada le cedió la palabra a los familiares. Mercedes Rangel, mamá de Montserrat Mejía, víctima de feminicidio agravado, en el Estado de México, porque ella estaba embarazada cuando la asesinaron, contó que su hija fue agredida el 17 de febrero de 2021 y falleció tres días después por traumatismo craneoencefálico y múltiples golpes en el cuerpo.
Nosotros todavía estamos en las audiencias, queremos que al feminicida le den una sentencia vitalicia, porque no solo fue ella, fue su bebé, y estamos aquí para nombrarla y para visibilizar el caso y decir que queremos justicia y no repetición. Yo sé que no me van a regresar a mi hija, y el dolor que tengo es enorme, pero que no haya ni una más, ni una asesinada más.
Maricruz Velasco, madre de Karla Gómez, asesinada el 4 de julio de 2018, en Tuxtla Gutiérrez, Chiapas dijo que acudió a la marcha para exigir justicia, porque aunque a ella la violaron, la golpearon, la asesinaron y la sacaron a tirar a la calle para pasarle el carro encima, las autoridades están presentando el caso como que fue un accidente.
Estoy peleando la reclasificación del delito. El caso ya lo tomaron aquí en la Suprema Corte, Pero tengo que volverme a manifestar porque si no hacemos presión no tenemos justicia. En Chiapas se encubre a los feminicidas.
Claudia Sandoval, madre de Sara Salinas, a quien asesinaron el 25 de agosto de 2019, en el estado de Hidalgo, dijo que son cuatro años y aún no hay justicia. “La última conversación que tuvimos con la fiscal nos dijo que no van a detener al agresor, porque no había pruebas suficientes. Es injusto, los hombres asesinan a las mujeres y no hay justicia, no pueden seguir haciendo esto, no pueden seguir permitiendo que asesinen a las mujeres y los agresores anden libres”.
La señora Sandoval agregó, “Ahora entiendo lo que se grita en los contingentes, los feminicidios son crímenes de Estado. Yo creía que se gritaba eso porque habían sido asesinadas por policías o militares, pero ahora entiendo que son crímenes de Estado porque el Estado es omiso y no hace justicia y no detienen a los asesinos”.
La hermana de Evelyn Fabiola Alcántara, quien desapareció el 29 de mayo de 2014, contó que ya son diez años sin saber nada de su hermana.
Se molestan las autoridades cuando les dicen que no hacen nada, pero es la verdad, no quieren buscar y dejan los casos en el olvido. Mi mamá falleció buscando a mi hermana, murió en el 2018, con la esperanza de volver a ver a su hija y no lo logró, y ahora estamos aquí el resto de su familia porque no nos vamos a rendir.
Así se siguieron escuchando historias que retumbaron en la plancha del Zócalo, mientras las siluetas se quedaban como testigos de la manifestación y de las exigencias de los familiares.
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