Crisis de Desaparecidos También Afecta a Elementos de Fuerzas Armadas
Familiares de militares, marinos y de la Guardia Nacional denuncian que el Estado les ha dado la espalda tras la desaparición de los elementos
Andrés M. Estrada
Brandon Díaz (GN), Moises Vicente Hernández (Sedena) y Horacio Cruz (Sedena) elementos de las FFAA desaparecidos. Foto: Proporcionadas por familiares
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El teléfono sonó en una de las oficinas del 15 Batallón de la Guardia Nacional (GN), en Tlajomulco, Jalisco. Era un día de principios de agosto de 2023. Al otro lado de la línea una mujer preguntó por su hijo, Brandon Díaz Gabriel. Hacía más de un mes que no sabía de él. Ni una llamada, ni un mensaje. ‘Tal vez perdió el celular’, pensó. Pero pasaron las semanas sin noticias. Tampoco con su esposa y nieto se comunicaba. Por eso la llamada.
–Su hijo ya se dio de baja el día 16 de julio (de 2023) –le aseguró con una voz tosca el sargento Rosales.
–¿Oiga, pero no sabe a dónde se fue o si tiene ahí en el batallón algún amigo que me pueda dar información? –preguntó angustiada Alejandra Gabriel.
–No, no sabemos. Se fue y ya no podemos dar más información –respondió de manera burda el sargento y colgó.
Desde ese día comenzó el peregrinaje de Alejandra para encontrar a su hijo desaparecido, un elemento de la GN de apenas 26 años de edad. Se ha movido de un estado a otro; de Fiscalía en Fiscalía; insistiendo a la GN que le den información o por lo menos le muestren la hoja en la que aseguran firmó su baja. Nada. Han sido reacios en dar una respuesta. Incluso tuvo que acudir a la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH) para que intervenga.
Aunque Brandón Díaz no es el único integrante de las Fuerzas Armadas (FFAA) en esta condición. Otros integrantes del Ejército y la Marina también se encuentran en la misma índole: desaparecidos. Sin ningún rastro que lleve a sus familiares para dar con ellos. Aunado a esto las mismas instituciones a las que pertenecen les han dado la espalda o los catalogan de desertores.
Así se suman a la crisis de más de 110 mil personas desaparecidas en México registradas por la Comisión Nacional de Búsqueda (CNB).
Las desapariciones de integrantes de las FFAA se han dado en distintas circunstancias. A unos se les “perdió” la pista al estar dentro de las instalaciones de las dependencias. Otros fueron comisionados a alguna tarea u operativo y no se supo más de ellos. También hay a quienes los levantó la delincuencia organizada al estar francos, es decir en su descanso o día libre.
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Al menos 251 elementos de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) han desaparecido entre 2010 y 2023 de acuerdo con cifras de la misma dependencia, pero los datos no están tan claros.
Una muestra es que la dependencia a cargo del Gral. Luis Crescencio Sandoval, sólo tiene un registro de 243 efectivos desaparecidos entre el 2010 y 2023 –en los que entre el 2015 y 2022, no aparece un sólo desaparecido–, de acuerdo con el reporte Estado Global del Personal del Ejército y Fuerza Aérea Mexicanos, que por Diferentes Motivos Causó Baja en los años 1985 al 30 de septiembre de 2023.
En tanto, se dieron otras 8 desapariciones que no están registradas en este reporte. Tres sucedieron en Oaxaca, CDMX y Tamaulipas en 2019, y 5 más en 2020 en los territorios del Estado de México, Guanajuato, Sinaloa, Guerrero y Sonora, revelan datos obtenidos vía transparencia en poder de N+. En todas ellas los efectivos se encontraban francos.
Por su parte la Secretaría de Marina (Semar) y la GN no proporcionaron información.
Sin embargo, existe una cifra negra en la que no son registrados como desaparecidos, ya que las dependencias los catalogan como desertores luego de faltar tres días seguidos al servicio.
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Desaparecidos por órdenes de mandos y del crimen
El abogado Cesar Gutiérrez Priego, explica que el crimen organizado se da cuenta cuando algunos elementos participan en un operativo y se van contra ellos. Son torturados y desaparecidos.
“Desafortunadamente las leyes de los militares en vez de hacer una investigación y saber que fue un ataque de un grupo criminal, lo único que hacen es decir que el elemento es un desertor, porque faltó al tercer día sin causa justificada”, lamenta el también especialista en Seguridad Nacional. A esto agrega: “es una violación a los derechos humanos del mismo personal militar. Y que a parte deja en completo estado de indefensión al elemento y a sus familias”.
Jaqueline Zárate, representante de la organización Todos Somos Uno Ejercito Mexicano Somos Todos coincide, en que son desaparecidos por el mismo crimen organizado, pero la Sedena y la Marina son omisas y se deslindan. “Cuando son desaparecidos por medio del narcotráfico ya no se les hace una investigación, simplemente no se presentan a los tres días y son catalogados como desertores”, lamenta.
Lo otro, dice Zárate, es que dentro de la Sedena desaparecen por orden de algún comandante por no acatar las órdenes de algún acto ilícito. “En muchas cuestiones se les desaparecen por desobediencia o porque amenazan con dar a conocer una situación (ilegal). Es muy normal que pase dentro del Ejército”, expone.
A Horacio Cruz, de la Sedena también se le perdió la pista luego de que sus familiares lo encaminaron hasta la puerta de las instalaciones.
“Con la novedad de que su hijo se fue. No sé dónde, pero ya no apareció. Lo buscamos aquí, alrededor del campo y no lo encontramos”, escuchó decir al teniente cuando Maria Reyna Flores llamó a la 17 Compañía de Mantenimiento de la 25 Zona Militar, en Puebla, para preguntar por su hijo ya que el celular que tenía se lo robaron. Aquello dicho por el teniente resultaba incierto. Su hijo le había contado que después de las 6 de la tarde nadie salía, debido al riesgo que corrían los elementos por la inseguridad de los alrededores de la zona.
La tarde anterior, minutos antes de las 6 de un 24 de febrero de 2020, acompañada de su nuera y otro familiar, acudieron a dejarlo a la entrada del lugar. Los días que estuvo franco tuvo un desmayo y otros problemas de salud por lo que fue hospitalizado en la CDMX. Al ser dado de alta lo llevaron al inmueble militar por si presentaba alguna complicación en el camino.
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Ante la respuesta de no saber de su paradero, a los pocos días Reyna y sus familiares se trasladaron desde Naucalpan, Estado de México, a zona militar de Puebla, para levantar una denuncia y buscarlo, pero la Sedena ya lo había dado de baja como desertor por tener 3 días sin presentarse. “Todo lo que es la avenida, el canal, todo eso pusimos carteles que nos dio la licenciada de la Fiscalía, pero no encontramos nada”, recuerda Reyna, de 66 años de edad.
La Fiscalía de Puebla abrió una carpeta de investigación, pero por extrañas razones le dieron carpetazo.
La Sedena al principio los apoyó para buscarlo, pero luego les cerró las puertas. “Voy a la Sedena, y ya me dijeron que ellos ya no tienen nada que hacer, porque ya tiene tres años”, lamenta la madre de Horacio Cruz, quien ese entonces tenía 41 años de edad. Aunque previo a su desaparición tal vez presentía que algo le ocurriría. “No me lleves, mamá. Tengo miedo, mucho miedo regresar al batallón”, le dijo mientras se sentó en las escaleras de su casa sin especificar el motivo.
Camino sin regreso
El camino comenzó en Acapulco, Guerrero, luego de que la alcaldesa de ese territorio Avelina López, asignó a los marinos Victoriano Rodríguez Zurita y Óscar Manuel González Andrade, para escoltar al senador José Narro, del partido Morena, rumbo a la CDMX. Sin embargo, a su regreso ya no se supo nada. La comunicación con ellos se perdió el 5 de marzo de 2022. Estan desaparecidos.
Victoriano este año cumplió 40 años de edad. Llevaba 18 en la Semar.
“Él siempre sirvió y amaba su trabajo, dio lo mejor de él y para que al final no hicieran nada por encontrarlo. Si es coraje”, dice uno de sus familiares que por seguridad prefiere el anonimato.
Desde su desaparición la Marina sólo les ha dicho que se está investigando en la Fiscalía General de la República (FGR), pero no han hecho nada más para localizarlos.
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A los retirados también desaparecen
Son las 2 de la tarde del 1 de septiembre de 2020. Este día Moises Vicente Hernández, militar retirado y escolta del gobernador de Tabasco, Adán Augusto López, acompañado de su hijo, menor de edad, transitan a bordo de su vehículo por la colonia Bosques de Saloya, en el municipio de Nacajuca, Tabasco. Es su tiempo libre, y acude a realizar la instalación de un equipo de cámaras que le solicitaron como parte de un negocio propio.
De pronto frena intempestivamente cuando los interceptan un par de camionetas con hombres armados y encapuchados. A la fuerza son bajados de la unidad, les cubren la cabeza y trasladan a un inmueble desconocido.
Horas después, cerca de las 8 de la noche, antes de darle un golpe con un arma de fuego al adolescente, de apenas 14 años de edad, hasta desmayarlo, le dicen que al otro día liberaran a su padre. Mentira. Cuando recobra el conocimiento está en un baldío. Solo. Así comienza a caminar hasta llegar a una caseta telefónica, pide auxilio a la policía y es llevado a su casa donde les cuenta lo ocurrido.
Enseguida los familiares acuden a la Fiscalía a levantar la denuncia, pero les dicen que deben esperar entre 24 y 72 horas para efectuarla. Aún así hay una movilización policial para buscarlo ese día sin rendir frutos.
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“De igual forma se trató de hablar con el gobernador de Tabasco (Adán Augusto) y nunca se nos atendió”, lamenta Jenne, hija de Moises.
En esos días el gobierno tabasqueño se deslindó del teniente retirado. Dijo que desde tres meses atrás ya no laboraba como escolta. “Jamás se nos quiso atender, nos daban largas y se le dio la espalda. Decía que no trabajaba, pero yo tenía pruebas que sí trabajaba con él”, recuerda su esposa Ana Laura Rocha.
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Amenazados y extorsionados por buscarlos
El temor la invadió al instante que comenzó a reproducir el video. Las imágenes mostraban la tortura de un joven. “Es tu hijo”, fue el mensaje con el que venía acompañado. No era así. En otra ocasión la amenaza fue más contundente “Hija de… deja de meter al Ejército en esto”. Enseguida los bloqueó.
Eso ocurrió enseguida que Alejandra Gabriel, comenzó a compartir la imagen de su hijo en varios grupos de redes sociales de desaparecidos. Incluso una vez le llamaron para decirle que lo tenían secuestrado en Tlajomulco, Jalisco, y pedirle dinero, pero cuando les pidió un dato para corroborar se trataba de él no se lo dieron.
A su nuera también la amenazaron, por eso dejó de compartir las publicaciones de Brandon, quien llevaba 3 años y medio dentro de la corporación. Su ingreso a la GN fue para darle un mejor futuro a su pequeño que ahora tiene 5 años de edad.
Los meses han transcurrido y el niño pregunta de manera reiterada dónde está su padre. Antes se comunicaban al menos 2 veces por semana. No importaba si era enviado a Durango, Zacatecas u otro territorio envuelto en la violencia. Ahí estaba al pendiente de él. Sólo le han dicho que esta lejos. La realidad es que está desaparecido.
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