Atraco a la Educación: Hay un Robo al Día en Escuelas de la Ciudad de México
El despojo de objetos y materiales didácticos en las escuelas es un delito recurrente, en el que las más afectadas son las instituciones públicas y ubicadas en zonas de mayor incidencia delictiva
Andrés M. Estrada
Salón de clases vandalizado con un graffiti sobre el pizarrón en la escuela primaria Profr. Cecilio Mijares Poblano, Tlalpan, CDMX. Foto: Cuartoscuro | Archivo
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Una docena de recipientes con plastilinas multicolores se sacuden de un lado a otro mientras el tipo corre desesperado. Una videocámara y un chaleco reflejante se suman al botín que el hombre se llevó de un kinder en la colonia Moctezuma, Venustiano Carranza, de la Ciudad de México. Otro robo similar ocurrió 2 meses atrás a poco más de 20 km de ahí.
El reloj marca las 3 de la madrugada y un ventilador es deslizado por la barda exterior de una primaria en Azcapotzalco. Vuelve enseguida al inmueble pero su retorno es frustrado. Apenas da unos pasos adentro el conserje lo sorprende y huye. Así una vez más se gesta un atraco a la educación, en la que al menos existen 3 mil 260 carpetas de investigación por el robo de objetos a escuelas en la capital del país entre enero de 2016 a junio de 2024, de acuerdo con datos de la Fiscalía General de Justicia de la Ciudad de México (FGJCDMX).
Este delito se traduce en que se ejecutó un robo a diario a los planteles educativos de cualquier nivel en los últimos 8 años y medio. La dependencia no señala el tipo de objetos sustraídos, sin embargo, a través de decenas de notas periodísticas, revisadas por N+, se encontró que son variados: mobiliario, pantallas, computadoras, proyectores, equipos de sonido, cámaras, cables de instalaciones de luz... Cualquier elemento que represente valor económico para generar ganancias ilícitas es sustraído, en el que las más afectadas son las instituciones públicas y ubicadas en zonas de mayor incidencia delictiva.
Sin embargo, no sólo es un tema de seguridad, sino de la vulneración a la formación de los estudiantes. “Cuando los niños regresan a la escuela y no la encuentran en las condiciones, evidentemente se está vulnerando su derecho a la educación, su derecho a aprender”, señala María Teresa Gutiérrez, vocera y directora de Monitoreo de Indicadores Educativos de Mexicanos Primero. A esto agrega que hay estudios de la UNESCO y del Banco Mundial, que avalan que entre mejores condiciones tienen las escuelas es mucho más sencillo que se den los procesos de aprendizaje de los alumnos.
El derecho a la educación no es que los alumnos estén en la escuela, sino que aprendan también en ella. Y para esto necesitan condiciones básicas, que tengan los elementos como son materiales de laboratorio, computadoras de uso pedagógico, la disponibilidad de electricidad, de agua potable y sin que esto exista difícilmente se van a poder concretar esos procesos de aprendizaje en nuestros estudiantes.
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Israel Sánchez, presidente de la Unión Nacional de Padres de Familia (UNPF), expone que estos robos no sólo afectan a la infraestructura cuando se llevan equipos, sino que limitan el uso de tecnologías de la información y de materiales que en la actualidad son muy necesarios para los alumnos. “Las más afectadas siempre son las escuelas públicas, donde (los delincuentes) saben que el fin de semana o en la tarde y noche no hay gente”, asegura.
Contrario a lo que se podría pensar, los periodos vacacionales no son donde más se han dado estos robos. Los meses de enero, con 336; febrero, con 299; octubre, con 289 y noviembre con 287 son las fechas que más delitos se han registrado según muestran los datos de la FGJCDMX.
Otro problema grave es que los objetos robados no son repuestos de inmediato por las autoridades educativas o en otros casos los padres los deben reemplazar. “Solicitan el recurso, pero es muy tardado y desconocemos las razones, porque se supone que la Secretaría (de Educación) tanto estatal como federal, cuenta con recursos para reponerlos (...) Las escuelas tardan hasta un ciclo escolar para recuperarlos”, apunta Israel Sánchez. Ante estos inconvenientes, dice, los padres de familia son quienes deben de organizar actividades como rifas, kermés, bazares y recolectar recursos para su nueva adquisición.
"A veces se nos piden a los padres de familia reinvertir en los equipos tecnológicos y a los tres o cuatro meses los vuelven a robar”, lamenta Sánchez.
El despojo contra las escuelas no es exclusivo de la Ciudad de México. Es un delito que se repite en distintas entidades del país.
Escuelas públicas blanco de la delincuencia
Los robos se han vuelto un problema recurrente en zonas donde existe un alto índice delictivo, apunta Israel Sánchez. Las carpetas de investigación de la FGJCDMX muestran que las alcaldías donde se registraron el mayor número de delitos son Iztapalapa, con 628 y Gustavo A. Madero, con 538, lo que representa más de un tercio de los robos de objetos a escuelas.
Los planteles, sobre todo de escuelas públicas, que no cuentan con vigilancia o sistemas básicos de alarmas son el blanco de los delincuentes para ingresar a robar. El presidente de la UNPF explica que ante esta problemática los profesores deben llevarse los materiales y equipos: “Ya no se puede dejar ahí o hay que invertirle en equipos de vigilancia las 24 horas, y pues esto genera a fin de cuentas un mayor gasto que venimos pagándola al final los padres de familia”.
La directora de Monitoreo de Indicadores Educativos de Mexicanos Primero recuerda que ellos realizaron una documentación de vandalismo y robo en las escuelas en el país, a partir de la pandemia por el Covid-19 cuando estuvieron cerradas. “Iban desde el cableado hasta cuestiones de plomería. Hemos encontrado que principalmente sucede en las escuelas públicas, puesto que no cuentan con otro tipo de sistemas de seguridad de alarma o personal que viva de planta en las escuelas o sistemas de cámaras no que pueden ser para la vigilancia”, describe.
Sin embargo, contar con un equipo básico de vigilancia no es sencillo. “El servicio de alarma que ofrece una empresa comúnmente cobran una cantidad que va desde los 3 mil a 5 mil pesos”, dice Israel Sánchez. “Nos ha tocado escuchar de padres de familia que a veces le invierten hasta dos veces al año por esos equipos.Y aparte se le invierte en infraestructura básica como candados, herrería y aún así se siguen robando”, lamenta.
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