Radiografía de la Plaga que Amenaza los Árboles de México: el Escarabajo Descortezador
Andrea Vega | N+
En la Ciudad de México este pequeño insecto podría matar a más del 40% de los árboles en cinco años si no se logra controlar su ataque.
COMPARTE:
Es como si decenas de pequeños bichos le traspasaran a una persona la piel y la carne y se instalaran en parte de su sistema circulatorio, para alimentarse de este y de los nutrientes que circulan a través de él.
Eso hace un escarabajo descortezador con los árboles. Estos insectos no miden más de 9 milímetros, pero trabajando en grupo pueden matar a un gigante. Su característica más sorprendente es su capacidad para matar en cuestión de meses a árboles que tardaron decenas de años en crecer.
No se trata de una sola especie, sino de una familia de insectos que tienen características similares y, en su conjunto, se les conoce popularmente como descortezadores.
Y esta familia de bichos pone en entredicho la vida de cientos de miles de árboles en todo el país y es considerada una de las mayores amenazas forestales, sólo por debajo de los incendios. En la Ciudad de México, alerta el arborista Alejandro Pérez Tamayo, podría matar a más del 40% de todo el arbolado en cinco años si no se controla.
Estos escarabajos viven debajo de la corteza de los árboles. Las hembras emergen del árbol donde nacen y buscan uno nuevo para dejar su descendencia.
Los árboles estresados, por falta de agua, contaminación, ruido, altas temperaturas, emiten un aroma que las atrae. Una vez que encuentran un árbol adecuado, liberan feromonas para atraer a los machos, y tras aparearse, comienzan a perforar la corteza.
Según un artículo de la doctora en Ecología Ek del Val de Gortari, los escarabajos hacen estas perforaciones girando y rompiendo la madera con sus mandíbulas, como si fueran taladros, hasta llegar al floema, donde depositan sus huevos.
El floema es parte del sistema vascular del árbol, es un tejido vegetal donde circulan los nutrientes y azúcares, que van a través del tallo hasta las raíces. Cuando salen las larvas de los huevos, comienzan a alimentarse del floema y siguen perforando el árbol, creando galerías horizontales hasta que crecen lo suficiente para pasar al estadio de adulto por medio de una metamorfosis.
Ek del Val de Gortari describe que en este proceso los descortezadores pasan de una forma larvaria como gusano, a un adulto con dos pares de alas (un par de alas duras que cubren a las alas blandas con las que vuelan). Esta metamorfosis dura algunas semanas en las que los descortezadores permanecen dentro del árbol, para posteriormente salir volando e infectar otros árboles.
Cuando las galerías en las que crecen las larvas de los escarabajos por debajo de la corteza son muy numerosas, llegan a matar al árbol que las alimentó, al comerse el floema por donde circulan los nutrientes.
El gran responsable: cambio climático
Este pequeño bicho siempre ha estado presente en los bosques, pero no era un problema porque con el frío sus poblaciones no proliferaban y, además, solo atacaba a árboles viejos o enfermos, actuando como un regulador natural de las poblaciones arbóreas.
Pero las variaciones en el clima lo han cambiado todo. Primero, porque hay más calor y el descortezador ama las temperaturas cálidas, explica el arborista Alejandro Pérez Tamayo, así que ha proliferado hasta volverse una plaga.
Por otro lado, las sequías cada vez más frecuentes dejan a los árboles sin agua suficiente y eso les provoca estrés, lo mismo que las altas temperaturas, propiciadas por el cambio climático, precisa Bonifacio Don Juan, especialista en Fitosanidad y técnico académico titular A del Jardín Botánico de la UNAM. El descortezador “huele” el estrés de los árboles y los ataca.
La magnitud del ataque
La plaga del descortezador es un problema a nivel nacional. La Comisión Nacional Forestal (Conafor) lo tiene considerado como el segundo agente de mayor disturbio en bosques de clima templado en México, por la magnitud de superficie afectada y la cantidad de arbolado dañado, solo por debajo de los incendios forestales.
De hecho, la Alerta Temprana de Conafor para esta plaga considera a cinco entidades federativas en “muy alto riesgo”: Ciudad de México, Chihuahua, Durango, Jalisco, Estado de México y Michoacán.
Pese a esto, la Secretaría de Medio Ambiente de la Ciudad de México (Sedema) señala en una tarjeta informativa enviada a este medio, que, de un total en la capital de 14 millones 607 mil 574 árboles, hay afectados por descortezador 50 mil 999 árboles en suelo de conservación (la reserva ecológica que rodea la zona urbana), y 126 mil 055 en suelo urbano.
Pero especialistas dudan de estos datos, porque, aseguran, no hay un inventario unificado y actualizado de árboles enfermos. N+ comprobó esto a través de solicitudes de información a la Sedema y a las alcaldías, de las que la mayoría no tiene información.
José Carlos Martínez, director de Innovación de la organización Reforestamos México, reitera que en la Ciudad de México no hay un monitoreo preciso de la salud de los árboles.
Aún cuando se trata de una de las urbes más grandes del mundo y los árboles son indispensables para disminuir los niveles de contaminación.
Especialistas alertan entonces que el problema de esta plaga es mayor. Hay, por ejemplo, alrededor de 200 mil árboles con descortezador y barrenador en la franja poniente de la ciudad, en sus límites con el Estado de México, desde Atizapán hasta la parte serrana de la alcaldía La Magdalena Contreras y sus límites con Tlalpan.
Esta franja de daño pasa por parte del Bosque de Chapultepec y sitios como el Parque República de Líbano. En este último sitio, entre 2017 y 2020 hubo una pérdida de 500 a 600 árboles y solo de marzo a agosto de 2024, los periodos de que se tienen datos, se perdieron otros entre 80 y 90, específica Alejandro Pérez Tamayo, quien ha estado estudiando el lugar.
Los árboles más afectados en suelo urbano por los descortezadores en la Ciudad de México, dice el arborista Pérez Tamayo, son los cedros, el cuarto árbol más abundante con 16% del total, y los fresnos, la especie más abundante en la capital, con 37% del total. A los primeros los ataca el descortezador del género Phloeosynus baumanii; y a los segundos, el del género Hylesinus aztecus.
Te recomendamos: La Ciudad de México Será Árida por el Cambio Climático
En el suelo de conservación, los más afectados son los pinos, a estos los ataca el género Dentroctonus mexicanus.
“Muchos de esos insectos que causan daño a los árboles son también vectores de hongos y bacterias, en el cuerpo del insecto van las esporas, así que es un doble ataque”, explica el académico Bonifacio Don Juan, de la UNAM
¿Qué se hace para erradicar la plaga?
De acuerdo con información de Sedema, el manejo de arbolado en la ciudad es una responsabilidad compartida entre las alcaldías y el gobierno central. Mientras las demarcaciones son responsables de los árboles de parques, plazas, avenidas y calles secundarias; la Sedema se encarga del arbolado en Áreas de Valor Ambiental y Áreas Naturales Protegidas, y contribuye con la Secretaría de Obras y Servicios (Sobse) en el manejo de arbolado en vías primarias.
N+ preguntó, vía Transparencia, a Sedema y a las alcaldías si hay programas para tratar árboles enfermos, las respuestas variaron entre que no se tiene la información, no se están atendiendo o no hay presupuesto para tratarlos.
Por ejemplo, en Iztacalco, Cuauhtémoc y Magdalena Contreras no hay un programa específico. En Benito Juárez, Venustiano Carranza y Coyoacán se atienden otras plagas como muérdago y el hongo de las palmeras, pero no la de descortezadores.
Juan Manuel Núñez, especialista en Ordenamiento Territorial y Medio Ambiente de la Universidad Iberoamericana, dice que el problema para enfocar una solución eficiente es que no existe una estrategia coordinada a nivel ciudad para atender esta plaga. “Se hace por pedacitos y normalmente se hace con un esquema reactivo en lugar de preventivo”.
En su tarjeta informativa, la Sedema respondió que ha aplicado tratamientos de manera focalizada, como en el Bosque de Tlalpan, Parque Hundido y otras áreas de la alcaldía Miguel Hidalgo (sin precisar ni hectáreas ni número de árboles), los cuales consisten en derribo, troceo y descortezado, además de aplicación de químicos autorizados, fumigación, control de residuos y cuando la infestación lo permite endoterapia (inyecciones en árboles).
Sedema también detalló que en el suelo de conservación se realizan actividades de prevención, como el monitoreo en el que se realizan visitas a parajes con posibles afectaciones o supectibles a ataques de estos insectos.
Soluciones comunitarias
El tratamiento más extendido para tratar a los árboles con descortezador es derribarlos. Pero se están probando otros métodos, como la inyección en árboles.
Lo que se hace, explica Israel Aquino Bolaños, biólogo egresado de la Universidad de Chapingo, es primero perforar el árbol con un taladro, de unos siete centímetros. Se coloca una válvula de inyección y después un tubo; en este se coloca la solución y se presuriza mediante una bomba manual, que puede llevar insecticida y fungicida (por si también hay hongos) y también puede llevar un complejo nutricional para el árbol.
Este tipo de tratamiento es el que Aquino Bolaños ha aplicado, por ejemplo, en el Parque Villa Verdún, en la alcaldía Álvaro Obregón, un parque ubicado en una privada residencial, donde hay alrededor de 357 árboles, la mayoría de cedro blanco y 248 estaban afectados con descortezador.
Son los vecinos quienes han pagado por su tratamiento, después de acudir a las autoridades para el saneamiento de sus árboles y obtener como respuesta solo la poda y el derribo de ejemplares enfermos y los permisos y lineamientos necesarios para tratar al resto. El biólogo asegura que con este tratamiento de inyecciones ha logrado una eficacia en este parque de Villa Verdún del 80 a 90%.
Historias recomendadas:
¿Por Qué Nos Gusta el Picante? Esta Científica Mexicana Descubrió Cómo Domesticamos el Chile
Abejas para el Futuro: 10 Años de Lucha para Proteger las Colmenas de Hopelchén, Campeche