Guerra de Encuestas: Desinformación vs Realidad en el Proceso Electoral
Los comicios más grandes de la historia reciente de México retratan un panorama en el que las casas encuestadoras venden sus resultados, con los mexicanos recibiendo más desinformación que nunca
Carlos Carabaña, Zorayda Gallegos y Alej
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Los candidatos y partidos políticos violan las leyes electorales, usando casas encuestadoras que manipulan sus resultados para favorecer a quien les paga, otras empresas chantajean a los alcaldes con bajarles en sus rankings y muchas son pura propaganda con cero metodología.
N+ Focus documentó la pérdida de prestigio y reputación de las empresas demoscópicas, mediante entrevistas con consultores políticos y científicos sociales, combinado con una revisión de los escasos contratos públicos disponibles y de las estadísticas del Instituto Nacional Electoral (INE).
Esto permite retratar un panorama en el que el Instituto Nacional y las leyes electorales son burlados ante la mirada de todo el país. Cuando este 2 de junio, en el proceso electoral más grande de la historia reciente de México, millones voten a quién mandará en México los próximos seis años, los mexicanos habrán recibido más encuestas y desinformación que nunca. Solo de septiembre a diciembre, el INE detectó 276 encuestas en medios de comunicación. Esto son tres encuestas diarias, con resultados contradictorios. Una guerra de encuestas.
Un ejemplo: En el mismo mes, FactoMétrica daba a Claudia Sheinbaum 32 puntos de ventaja sobre Xóchitl Gálvez, mientras que para Rubrum la diferencia era solo de 12 puntos. Si se observan otros sondeos, hay dos grandes grupos: los que dan una ventaja insalvable a la morenista y los que dan distancias perfectamente asumibles con una buena campaña electoral. Básicamente, resultados que apoyan una narrativa que beneficia a una u otra candidata.
Dos consultores políticos con más de una década de experiencia asesorando campañas políticas coincidieron en que las encuestas compradas son cada vez más comunes en cada elección para posicionar a un candidato.
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“A nadie le gusta estar con el perdedor, la gente apuesta a los ganadores. Se ha hecho necesario en este mundo de la consultoría política tener comparsas que apoyen una narrativa”, asegura Antonio, quien habló bajo anonimato, “y hay ‘casas encuestadoras’, y las llamo así entre comillas, que te ofrecen estos servicios”,
A cambio de un generoso pago del que no queda registro en facturas, explica el estratega, los consultores ofrecen a sus clientes acceder a este tipo de servicios.
Nosotros necesitamos validar esa narrativa respecto a que nuestro candidato es el mejor, y entonces nos hacemos valer de este tipo de encuestas para hacer netamente propaganda.
En los últimos diez años el INE ha dado trámite a 25 Procedimientos Administrativos Sancionadores en contra de encuestas que presuntamente violaron la ley electoral, pero no todos han terminado en sanciones. De acuerdo a información proporcionada vía transparencia, solo en 5 casos impuso sanciones económicas que van desde los 5 mil 257 pesos hasta los 49 mil 70 pesos. Otros dos asuntos fueron declarados improcedentes, mientras que 17 fueron remitidos al Tribunal Electoral para que decidiera en definitiva sobre las posibles sanciones.
Juan, quien trabajó en una conocida firma encuestadora, detalla que el precio de estos servicios a modo: de 100 mil a los 250 mil pesos por sondeo amañado. Además, asegura haber visto cómo algunas de estas firmas extorsionan a políticos. Estas cifras coinciden con una cotización de servicios que N+ Focus logró de la empresa FactoMétrica. Una encuesta la cobran entre 120 mil y 160 mil pesos más IVA, pero reportan al INE un gasto de 20,000 pesos.
“Es fuerte lo que voy a decir, nunca ha salido a la luz, porque el político no va a decir: ‘es que me está chantajeando, me está diciendo que si no le compro su encuesta patito, me va a poner [mal] en el ranking de gobernadores’”, cuenta Juan.
Juan menciona que estas firmas son un virus que han encontrado en las redes sociales una de las formas más fáciles de propagarse: “Lo grave es que el INE solamente les da sanciones, pero les permite seguir operando”. Pone el ejemplo de Massive Caller.
Ellos tienen su metodología dada de alta ante el INE, pero eso no quiere decir que sea fehaciente o que esté bien hecha… hay gente experta que ha analizado esos métodos y los ha destruido por completo.
Cuestionado al respecto de la falta de sanciones y consecuencias, el consejero electoral Jaime Rivera asegura que el INE “es una autoridad electoral, no de fiscalización de encuestas”. Pero, reflexiona, sí hay un área de oportunidad en la mejora del análisis de los documentos que les piden a las encuestadoras entregar para que este no quede solo como un requisito.
Cuando se publica una encuesta en tiempos electorales, la casa encuestadora está obligada a entregar al INE su metodología, la base de datos y quién pagó el muestreo, entre otros requisitos. “Yo creo que ahí sí hay oportunidades de mejorar para que la ciudadanía tenga más elementos para distinguir las encuestas que son más representativas y confiables”, pero aclara, “lo mejor sería que sean los propios gremios de encuestadores los que creen reglas que impliquen un contexto de exigencia profesional”.
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Justo entre los profesionales de este gremio, existe preocupación por la imagen que proyectan en el público las encuestas de la desinformación. “Las encuestas siempre se han utilizado como propaganda, pero si hay un método científico detrás, la propaganda es verídica”, explica Jorge Buendía, director de Buendía &Marquez, “cuando no hay un método científico detrás, hablamos ya más de un intento de manipular al electorado”.
“¿Cómo es posible que en una elección haya encuestas que digan que gana el y gana el otro, si no es una elección competida? Y ahí estamos en el campo de la desinformación”, y sentencia, “para el público y también a los especialistas, nos cuesta mucho trabajo entender brechas de esta magnitud”.
“[Las encuestas patito] tienen mucho que ver con el financiamiento de candidaturas y campañas”, argumenta Vicente Licona, director de Indemerc, Agencia de Investigación de Mercados y Opinión Pública, “ya que quienes las ordenan buscan engañar a sus financieros y estructuras para lograr ventajas al negociar”.
Para Heidi Osuna, directora de Enkoll, algunas encuestadoras contaminan la marca del gremio porque no tienen ninguna metodología, solamente hacen propaganda electoral. “Todos sabemos que hay metodologías que no deberían ser publicadas, que no se les debería llamar encuestas ya que no tienen valor estadístico lo que están haciendo”.
México vive una nueva guerra de encuestas de la desinformación. Con métodos cada vez más cuestionables como sondeos por redes sociales o realizados con grabaciones telefónicas, surgen empresas que solo buscan hacer dinero y a las que pagan por inventar resultados.
Las autoridades electorales no tienen ni capacidad ni fuerza para detener esta desinformación. Los ciudadanos tendremos que aprender a distinguir entre encuestas con base científica y las de charlatanes.
La mejor opción es guiándonos por la credibilidad del medio donde se difunde y la empresa que la realiza.
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