Narco en México: ¿Por Qué los Grupos Criminales Atacan a la Población Civil?

El 25 de agosto, en el corazón de Monterrey, Nuevo León, un grupo armado decidió atentó contra el Casino Royale, negocio que no quiso pagar una extorsión. Fue entonces que los criminales rociaron gasolina en el establecimiento y le prendieron fuego, en uno de los ataques más recordados contra la sociedad civil.

Un total de 52 personas murieron.

Un año antes, entre el 22 y 23 de agosto de 2010, ocurrió el asesinato de 72 migrantes que viajaban rumbo a Estados Unidos. Un grupo criminal los llevó hasta un inmueble en San Fernando, Tamaulipas, donde uno a uno, apilados y bocabajo, fueron asesinados. 

Dos personas lograron sobrevivir y dar aviso a las autoridades.

En 2008, en plenas fiestas patrias en Morelia, Michoacán, fueron lanzadas granadas de fragmentación contra la población civil que asistía a celebrar el tradicional 'Grito', en la plaza Melchor Ocampo.

Siete personas murieron y 132 resultaron heridas...

Desplazados internos en México por la violencia

Estos son algunos de los muchos casos ocurridos en el país en los que civiles han sido víctimas directa o indirectamente del crimen organizado. Hoy en día, hay poblados asediados por la delincuencia y atacados con drones, como en los estados de Michoacán y Guerrero.

En otros casos, ciudades han quedado vacías y sus habitantes han tenido que dejar sus hogares para resguardarse de la violencia. La Comisión Mexicana de Defensa y Promoción de los Derechos Humanos (CMDPDH) informó en agosto de este año que de enero a junio de 2023, 7 mil 710 personas se convirtieron en desplazados a causa de la violencia.

Mientras que un infome del Observatorio de Desplazamiento Interno y el Consejo Noruego de Refugiados en su reporte global de desplazamiento interno informó que en México hubo 386 mil personas en esa condición por conflictos y violencia en 2022.

Narcos, en una paradoja: ¿proteger o atacar a ciudadanos?

Aunque la lucha por territorio implica el enfrentamiento entre grupos antagónicos que buscan apoderarse del terreno, así como los choques con fuerzas del orden en todos los niveles, los ataques contra civiles se han vuelto constantes: llevarse a jóvenes, reclutar por la fuerza y mantener el asedio a las comunidades son tácticas de control, disuasión y paralización.

De acuerdo con el texto Living in Fear: The Dynamics Of Extortion in Mexico's Criminal Insurgency, publicado en 2015 por la Universidad de Stanford, en ocasiones los grupos de la delincuencia organizada emplean estrategias para coaccionar y otras para cooptar a la sociedad civil según la influencia que tengan en la región.

Los autores explican que estos grupos pueden solicitar el apoyo de la sociedad, pues para generar ganancias del tráfico de drogas, deben operar, evitar la competencia y eludir a las autoridades, lo que requiere del respaldo de la comunidad.

"Los ciudadanos pueden cooperar con los grupos criminales mediante el silencio o la colaboración abierta". Sin embargo, este comportamiento se da si se cumple un requisito: "(...) los grupos delincuenciales establecerán un comportamiento cooperativo hacia los civiles cuando controlen una región o esperen controlarla en el futuro".

Incluso, bajo un control monopólico estas asociaciones delictivas pueden tener más confianza en obtener beneficios futuros y proporcionar parte de ellos a la comunidad para así asegurar "su cooperación continua", por ejemplo, con protección, fondos o créditos para "ganarse la lealtad de los civiles".

Un caso interesante de este modelo es el Cártel de Sinaloa y el apoyo que tiene en esa entidad. El 26 de febrero de 2014, cientos de personas salieron a las calles de Guamúchil y Culiacán para exigir la liberación de Joaquín Guzmán Loera, El Chapo, y para solicitar que no fuera extraditado.

Ahora bien, si al contrario, no existe un monopolio y el panorama de alcanzar en el futuro el control es incierto, según este texto aumenta la coerción, incluida la extorsión contra la población. "Cuando varios grupos criminales compiten por el control del territorio, matener relaciones de cooperación con la comunidad se vuelven más difíciles".

Los grupos criminales que se enfrentan por el control territorial pueden adaptarse a la disminución de las ganancias de su negocio 'principal', diversificándose en una serie de otras actividades criminales, incluida la extorsión, pero también el secuestro para pedir rescate, la trata de personas e incluso el robo

Además, hay un factor más: los incentivos para extorsionar y aprovecharse de la población aumentan a medida que disminuye la probabilidad de que las organizaciones delictivas y sus células criminales sean castigadas.

Cuando se infiltran las instituciones estatales y las fuerzas del orden, es más probable que los grupos de la delincuencia organizada extorsiones y aterroricen a la población con impunidad, especialmente en regiones en las que luego compiten con otros narcotraficantes

Es el caso, por ejemplo, de Jalisco y estados aledaños, donde distintos grupos del narcotráfico se disputan el territorio y ocurren atentados de forma constante, así como extorsiones, desplazamientos y el fenómeno de las desapariciones y de las fosas clandestinas, pues al menos dos grandes cárteles, Sinaloa y Jalisco Nueva Generación (CJNG), se disputan cada kilómetro de la entidad.

Bajo esta categorización, los cárteles del narco buscarán cooptar o acercarse a la población si tienen control territorial; pero ejercerán coerción contra los civiles cuando haya una disputa y tengan que generar recursos de cualquier manera, y eso se traduce en otros negocios alternos al tráfico de drogas.

La estrategia de atacar a la población civil

Un estudio sobre el CJNG publicado por la organización no gubernamental Proyecto de Datos de Eventos y Localización de Conflictos Armados (ACLED, en inglés), establece que los ataques contra la población civil son una estrategia de control territorial.

Según el documento, la mayor parte de los actos violentos del CJNG y sus afiliados es con otros cárteles (43 %), y con las fuerzas del orden (17 %); mientras que alrededor de un tercio son contra civiles, aunque en este caso los motivos y los perpetradores son inciertos.

La violencia extrema que usa este cártel, así como su difusión, tiene el objetivo de mostrar su poder, hacer valer su autoridad en los territorios que controla y en aquellos donde busca establecerse.

En el texto se establece que los ataques contra civiles generan la movilización de cuerpos policiacos o de las fuerzas armadas, lo que inhibe el avance de los grupos criminales, digamos, se genera terror en espacios públicos o con eventos fuertemente difundidos lo que acapara los reflectores.

En otro sentido, por ejemplo, el CJNG ha usado drones con explosivos en Tepalcatepec, Michoacán, para atacar casas de civiles, que los mismos residentes han visto como una estrategia para intimidarlos y desplazarlos para ganar dinero y control sobre el área.

El análisis de ACLED señala sobre el CJNG:

El grupo ha recurrido al uso de la violencia contra civiles para mejorar su control social sobre la población y disuadir a sus rivales

Estima que la violencia seguirá por la férrea defensa que han hecho otros cárteles contra los de Jalisco, lo que implicará el enfrentamiento con fuerzas del orden, con repercusiones para los civiles.

Aunque este texto se enfoca en el CJNG, parece que las estrategias aplican en general para los grupos del crimen organizado: 

• Cooptar a la población y brindarle beneficios cuando existe un control monopólico del territorio.
• Ejercer coerción contra los civiles cuando hay en disputa un territorio o el control de rutas.
• Establecer un marco de impunidad para evitar sean castigados, lo que deja en el desamparo a los ciudadanos.
• Los ataques a civiles como estrategia de control territorial e incluso de frenar el avance de grupos criminales rivales.
• Mostrar poderío y dejar en claro quién manda o para buscar tener paso libre en territorios donde buscan establecerse.
• Intimidar, inhibir y desplazar a los ciudadanos y tener el campo libre para sus actividades.

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Iván Cabrera