Migrantes en Ciudad Juárez Acusan Malos Tratos

Abel Manuel Maldonado Ortega tiene 29 años, lleva siete meses de travesía desde que salió de Yaracuy, Venezuela, con el objetivo de llegar a Estados Unidos. Los últimos 15 días ha vivido junto con su esposa e hijos en Ciudad Juárez, Chihuahua, donde al menos 39 migrantes perdieron la vida debido a un incendio en las instalaciones del Instituto Nacional de Migración (INMI) la noche del lunes 27 de marzo.

Juárez, una ciudad cuya frontera la comparte con El Paso, Texas, le ha mostrado a Abel los dos polos de la vida mexicana: por un lado, la solidaridad de la población; por el otro, la persecución por parte de las autoridades:

Nos llegan los señores de migración y nos agarran como unos perros. Cuando les pregunto qué pasa me dicen que es por un permiso.

Maldonado dejó su país para buscar un mejor futuro para él y su familia, sin embargo, mientras espera un permiso para llegar a Estados Unidos sobrevive de dádivas que la gente de Ciudad Juárez le entrega.

“Nosotros vinimos para buscar un permiso para poder cruzar al otro lado, pero si no se puede pedimos un permiso para poder trabajar aquí. Me quedo en un hotel donde pago 480 pesos [por noche], y tengo que pedir [dinero] en un semáforo para pagar la habitación y la comida”.

Para evitar el señalamiento social hace un llamado a las autoridades, principalmente migratorias, para evitar la estigmatización y reciban un trato digno.

“Le pido a la autoridad que nos ayude, que no nos maltrate, así como nos ven somos profesionistas, en Venezuela teníamos nuestra carrera”, dijo en entrevista.

“Pido a la autoridad que tengan un poco de compasión con nosotros porque somos gente trabajadora, estudiada. Sí estamos en esta situación… por lo que estamos pasando… pero no somos gente mala, somos trabajadores”, explica Maldonado.

Prejuicio y Señalamiento Social

Para Katiuska Márquez, esposa de Maldonado, su vida en Ciudad Juárez se ha visto marcada por la persecución y el señalamiento.

Relata que esta semana fueron detenidos por alrededor de tres horas en las instalaciones del INMI, a donde la llevaron por estar pidiendo dinero y, supuestamente, utilizar a sus hijos para ello.

Me trajeron con mis hijos, mi pareja, porque me vieron en el semáforo. Pero me agarraron, me agarraron normal porque yo no estaba haciendo nada malo […] Hay gente que nos critica […] pero nosotros ahí estamos [al pendiente], de ahí no nos movemos.

Asegura que durante el tiempo de la detención no recibieron alimentos ni bebidas y el trato de las autoridades fue despectivo.

“Nos tuvieron ahí sin comer, sin darle nada a mis hijos, ni siquiera de corazón. Me soltaron después que les dieron las ganas de almorzar y hacerse su pinta”, señaló Márquez.

Protesta Terminó en Tragedia

Este 28 de marzo un incendio cobró la vida de al menos 39 migrantes que se encontraban en las instalaciones del INMI en Ciudad Juárez, ahí donde días antes Katiuska Márquez y Abel Manuel estuvieron detenidos por algunas horas. De acuerdo con fuentes cercanas al caso, parte de ese grupo sería deportado y ello habría desatado una protesta que detonó el siniestro.

Personal del equipo de rescate que acudió a atender el incendio investiga si la única entrada y salida del inmueble fue obstruida por colchonetas que se usaron para iniciar el fuego.

El caso fue atraído tanto por la Fiscalía General de la República (FGR) como por la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH) para revisar las condiciones en las que se encontraban las personas migrantes y determinar la causa del incendio.

Con información de Raúl Baylon

Sigue leyendo:
• Mayoría de los Migrantes Muertos en Incendio Eran de Guatemala