Jóvenes Revelan Cómo Fueron Reclutados por el Crimen Organizado

El crimen organizado recluta a niños y adolescentes pese a los esfuerzos que se ha hecho para evitarlo. El gobierno de México tiene un instrumento llamado “Observatorio Nacional” para prevenir que menores sean captados por estas organizaciones, pero el problema sigue. El equipo de Despierta entrevistó a niños sicarios que fueron reclutados por criminales.

Despierta acudió al Estado de México, a un poblado cercano a Morelos, donde apenas se distingue un rancho, donde fue recibido por miembros del crimen organizado.

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Ellos han reclutado niños que hoy ya son adolescentes. Lo hacen porque son influenciables, tienen carencias, familias rotas y porque ven en los narcos un modelo a seguir.

“Sé que la vida es corta y es mejor vivir un año de pie que toda la vida hincado”, dijo a Despierta El Polaco, un adolescente de 15 años.

Los miembros del crimen organizado dijeron que reclutan a estos niños y adolescentes para “salvarlos” de sus padres o de otros cárteles donde los tratan mal, donde son desechables.

En realidad, los enseñan a robar, a matar y a secuestrar.

El Polaco detalló que primero lo mandaron a “cuidar cosas, luego a robar, luego a matar” y todo lo cumplió.

En 2022, la Secretaría de Seguridad Ciudadana mexiquense capturó a 11 menores por participar en homicidios y extorsiones vinculadas a los cárteles. Otros mil 900 fueron detenidos por otros delitos.

Gringo tiene 16 años de edad, abandonó sus estudios en sexto año y lavaba coches hasta que, cuando tenía 14 años, fue reclutado cerca de Toluca por un cártel.

Durante dos años fue maltratado por los propios miembros de su célula. Logró escapar, pero no regresó a casa. 

Se unió a otro grupo delictivo y contó su historia a Despierta, en el rancho donde se ocultan otros sicarios como él.

Gringo contó que lo subieron a una moto y lo llevaron a una casa donde lo pusieron a hacer limpieza; en ese lugar descubrió que en el segundo piso había varias personas encadenadas y amarradas.

“Desgraciadamente las que morían yo tenía que enterrarlas, tenía que hacer el hoyo, enterrarlas”, añadió.

A sus 14 años pensó que por cuidar víctimas secuestradas le pagarían el dinero que jamás había visto, pero estaba equivocado. 

“Todas eran secuestradas, ahora entiendo que eran secuestradas, yo cuando escuché que llegaron los policías, porque venían con placas, desconozco si eran, decían ‘por ésta vamos a pedir tanto, por ésta tanto’; yo en un momento les pregunté ¿por qué hacían eso? y fui violado, no nomás por uno, por todos”, relató.

Gringo refirió que su experiencia no se la recomienda a ningún chavo que piense que ser niño sicario es fácil, pues no es así. Explicó que le prometían comida y dinero, pero había ocasiones que solo le daban 200 pesos por semana y drogas, de ahí que se volvió drogadicto.

Gringo logró huir del cártel cuando uno de sus cabecillas lo dejó correr en medio de una lluvia de balas.

Sin embargo, esos dos años con el cártel lo marcaron para siempre. Contó que a los tres días que entró a la organización le pidieron que terminara con la vida de una de las víctimas.

Según informes de autoridades federales, desde 2010, la Familia Michoacana tiene un sistema de reclutamiento con el que ha forzado o convencido a niños de hasta 12 años de edad para cometer asesinatos.

A los aspirantes a sicarios los adiestran varias semanas en el manejo de armas y en la tortura. Al final, los que aguantan se toman una fotografía bañados en sangre, como si se tratara de su graduación.

Pero no solo es la Familia Michoacana, esta práctica de reclutamiento la ejercen prácticamente todos los cárteles.

Polaco, que había sido atráido por el dinero fácil, ya había robado y usado armas, lo que le dio un estatus diferente en el grupo criminal.

“Nos subieron a un monte, donde el clima es muy caluroso, existían alacranes, víboras, nos hacen marchar dos tres horas en la mañana, recoger nuestras cosas y nos dan condición física, ya después nos dan armamento, a armar, desarmar, tipos de calibre, cuando se atasca, cuando existe agua, lluvia, arena”, explicó.

Señaló que trató de “trabajar derecho, como gente normal” pero su salario no pasaba de 700 pesos y con eso no le daba de comer a su familia.

Con información de Antonio Nieto/N+

AAE