Enfrentar al Cáncer Durante el Embarazo es una Batalla que se Puede Ganar
Se estima que en México se registran más de 2 mil mujeres en gestación con algún tipo de cáncer cada año, y donde se cree que la única opción es interrumpirlo para llevar el tratamiento
Andrés M. Estrada
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Han sido tiempos difíciles desde que comenzaste con esta batalla, pero sigues en pie. Otro día de esperar para ingresar a tu quimioterapia, una habitación fría donde estarás 4 ó 5 horas recibiendo tu tratamiento, pero antes de eso colocas un audífono en tu odio y con el otro permaneces atenta a que digan tu nombre: Cynthia Solis. Así, en tu cabeza entonas una melodía que te mantiene apaciguada.
De pronto tu tranquilidad se interrumpe. “Mira esta señora, está enferma y embarazada. ¡Qué inconsciencia! Tú no hagas lo mismo, para que no traigas niños que van a sufrir”, escuchas que le comenta una mujer a otra, al creer que no la oirás. Molesta la miras y le refutas: “¡Dice que estuvo mal mi decisión, pero no sabe la enfermedad que tengo; el estar aquí embarazada y teniendo a otra niña afuera!”.
Ella sólo calla, inclina la cabeza y se marcha de la sala del hospital.
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El coraje te invade y te sueltas a llorar. No entiendes. Tampoco es justo que te culpen por estar embarazada y lidiar con el cáncer que padeces. Esa mujer no ha sido la única que te ha juzgado. En la calle lo han hecho, incluso tu madre lo hizo. Pero no eres la única. En este mismo hospital, el Regional de Alta Especialidad de Ixtapaluca (HRAEI) en el Estado de México, acuden Marlene Rosales, Sonia Urquizo y otras mujeres más, diagnosticadas con cáncer y embarazadas. Quizá te has cruzado con ellas sin conocerlas.
A Marlene su pareja la estigmatizó. Al enterarse del embarazo le pidió que abortara. “¿Qué tal si te mueres o el bebé nace deforme?”, le dijo. Ella padece de un linfoma de Hodgkin, se lo diagnosticaron cuando tenía apenas 19 años de edad. La historia de Sonia es similar. A sus 25 semanas de embarazo le detectaron cáncer de mama. También la señalaron: “cómo era posible llevar un embarazo y un tratamiento oncológico”. Pero su esposo la apoyó, lo mismo que su familia.
Todas ustedes han sido fuertes y llegaron a este lugar con la misma esperanza: ganarle la batalla al cáncer en la maternidad y que sus bebés nazcan sanos.
Luego del desagradable encuentro con la mujer que, calculas, debe tener unos 45 años de edad, y quien parece ser su hija con la misma edad que tú, 22 años, recuerdas cómo inició todo.
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Iniciar la guerra contra el cáncer
Un día de noviembre de 2021 comienzas con un sangrado constante. Es una urgencia que te lleva al Hospital Materno Perinatal Mónica Pretelini Sáenz, en Toluca, Estado de México. Ahí te realizan estudios: un aspirado de médula y una biopsia de huesos. Los resultados estarán en 15 días, entonces los médicos te dan 2 opciones: irte a tu casa y volver en dos semanas, pero antes debes firmar un alta voluntaria con la advertencia de que si te ocurre algo es tu responsabilidad; la otra es internarte.
Lo platicas con tu esposo y familia. Quedarte será lo mejor.
La fecha de los resultados se presenta con malas noticias: parece ser cáncer. Es un choque de emociones. Enseguida piensas en tu pequeña de 3 años de edad. ‘¿Quién cuidará de ella si te pasa algo?’ Luego otra mala noticia: en el lugar no hay tratamiento, pero pueden trasladarte en una ambulancia al HRAEI a más de 100 km de ahí, para darte seguimiento y realicen de nuevo estudios.
En ese lugar permaneces 15 días más. Los nuevos estudios arrojan que en el hospital anterior se equivocaron con el diagnóstico. Tienes anemia. Respiras. Te recetan inyecciones de hierro, debes ir a nutrición y dan la cita de tu siguiente consulta.
Transcurren los meses, comienzas a sentirte bien. La fecha de tu consulta llega. Es junio de 2022. A tu médico le comentas que no has tenido tu menstruación. Sientes ascos. Mareos. Todos los síntomas de un embarazo. Te realizan una prueba además del seguimiento de nuevos estudios. A los pocos días te llaman, debes de acudir de inmediato, tu nivel de hemoglobina está en 5, muy por debajo del promedio, y sí, estás embarazada: cinco meses.
Una cosa más, te dicen que sí tienes cáncer. Leucemia.
Esa semana los terribles malestares te invaden. Dolor de cabeza insoportable, tu cabello comienza a caerse y de nuevo a sangrar por la nariz y la boca. De nuevo a internarte.
El doctor que lleva tu tratamiento te informa que dejaran que tu bebé se desarrolle un poco más. Pero debes estar en reposo sin levantarte. “Aquí te dejo una hoja para que la leas junto con tu esposo”, te dice. La hoja refiere que estás consciente de que recibirás un tratamiento de quimioterapias estando embarazada. “Vamos a hacer lo posible por que nazca bien tu bebé y para que los dos estén bien”, te asegura y se marcha.
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Los primeros dos meses de tus quimioterapias han sido abrumadores, a pesar de que son en dosis bajas. Internada no has visto a tu hija, porque no puede ingresar al hospital. Cada que te dan de alta llegas a abrazarla pero es un ir y venir de tu casa al hospital donde a veces te quedas 10 días o más. Ella está emocionada por la llegada de su hermano o hermana.
No te da hambre. Bajas de peso, 15 kilos para ser exactos. Luces demacrada. Luego piensas en tu bebé, y a la fuerza metes la comida a tu boca. “¿Por qué te enfermas?”, te pregunta un día tu pequeña mientras llora. “Le voy a rezar a mamá Lupita (la virgen) para que te sane, estés fuerte y con nosotros”, te dice.
Son una travesía los traslados desde Toluca a Ixtapaluca. Es salir del Estado de México, atravesar toda la CDMX y luego hasta la carretera a Puebla. Cuatro horas de viaje en transporte, por lo menos. Imposible aguantar el ritmo. Lo otro son los múltiples gastos. Es mejor mudarse a rentar con tu esposo cerca del hospital.
Allí una señora te comenta que existe una fundación que apoya a mujeres en tus condiciones: con cáncer y embarazadas: Padma. Contactas a su fundadora, Valería Benavides. Te regalan un par de ampolletas para estimular los pulmones de tu bebé, y te apoya con los gastos de la renta, comidas. Incluso cuando nazca tu bebé lo hará con otros artículos.
Padma, acompañar en el tratamiento y embarazo
Valeria Benavides sabe lo que es padecer cáncer. Es una sobreviviente.
A los 38 años le diagnosticaron cáncer de tiroides. Lo superó. Sin embargo, 2 años después vino el de mama. Una terrible experiencia. Esto la indujo a crear un blog de acompañamiento para otras mujeres, en el proceso de compartir la noticia con la familia; cómo pedir ayuda; prepararse para una consulta médica y más. Eso fue en 2012.
También realizaba eventos de forma presencial con otras mujeres para hablar de sus experiencias. Un día se acercó un médico para explicarles que el cáncer durante el embarazo se podía tratar, y existía el HRAEI. Eso le voló la cabeza. Interrumpir el embarazo para poder ser tratada ya no era la única opción para ellas, ya que se estima que en México se registran 2 mil mujeres en gestación con algún tipo de cáncer cada año.
Luego se dio cuenta de que existían varias organizaciones para apoyar a mujeres con distintos tipos de cáncer, pero no en específico en el proceso de maternidad. Comenzó a informarse sobre el tema y las necesidades, así en 2019 creó la Fundación Padma, para dar apoyo económico mediante cuatro programas de acompañamiento durante el proceso de tratamiento y embarazo: traslados, estudios especializados, medicamentos y estancia temporal.
A Marlene, originaría de Xochitlán, Hidalgo, la apoyaron con los pasajes para trasladarse hasta el HRAEI, luego con un lugar donde hospedarse, las comidas y medicamentos tras el nacimiento de su bebé. Su historia se resume en que a los 16 años le salió una bolita en el axila izquierda, pero en el centro de salud le dijeron que sólo era un alergia por rasurarse. No era así.
Fue el preámbulo de un peregrinaje de hospitales, hasta llegar al Juárez en la CDMX, donde le diagnosticaron linfoma de Hodgkin y dieron inicio a su tratamiento. Luego llegó el covid en 2020. Ante la saturación de los hospitales la desahuciaron y dijeron que no podían continuar atendiendo ni dar más medicamentos, que disfrutara su vida hasta donde pudiera.
A finales de ese año tuvo una recaída y supo de su embarazo. No todo fue tan malo. La fortuna le sonrió cuando le dieron el contacto del Dr. Alvaro Cabrera, del HRAEI, quien la acompañó en su tratamiento. Tras el nacimiento de su pequeña, que hoy tiene 2 años, fue candidata para un trasplante de células progenitoras hematopoyéticas y se encuentra mejor.
A Sonia Urquizo le diagnosticaron cáncer de mama a sus 25 semanas de embarazo, y un oncólogo de Toluca la envió al HRAEI. Ahí conoció a Valería: “No necesitas elegir entre su bebé y tu tratamiento”, son las palabras de aliento que le dieron un respiro. A pesar de que ella no requirió un apoyo, observó cómo la fundación ayudaba a mujeres de escasos recursos.
De eso han pasado casi dos años. Ya no recibe quimioterapia, sólo sigue su tratamiento. Es una sobreviviente llena de alegría al ver que su hija también está sana, que comienza a hablar y sabe que la podrá ver crecer.
Génesis
Por fin se cumplen 32 semanas (7 meses). El doctor te comenta que es el tiempo para que puedan extraer a tu bebé y las quimioterapias sean con dosis más fuertes. Las anteriores eran ligeras para no implicar un riesgo y lo perdieras.
Es 14 de octubre de 2021. Nace. Es una niña, su nombre será Génesis. Su peso: 748 kilogramos, muy bajo y el internamiento se prolonga durante 20 días hasta que son dadas de alta. Apenas pasas un día en tu casa y te pones mal. De nuevo al hospital, pero la debes dejar al cuidado de tu mamá. Aún es muy pequeña para separarte de ella, sin embargo, la situación te impide cuidarla como deseas.
Para apoyarte tus padres se mudan cerca del hospital.
Tu madre te cuida de día, mientras tu esposo se hace cargo de la bebé, y en la noche tu padre te acompaña. Tu estado de salud no es el mejor. Incluso para empujar el porta sueros se te hace pesado y él te ayuda a moverlo; te lleva al baño y ayuda de nuevo a subir a la cama.
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Sobrellevar todo no es sencillo. Tu salud es vaiven.
Los médicos que llevan tu tratamiento de leucemia te han comentado que se podría hacer un estudio para conocer si alguno de tus hermanos es 100% compatible para ser tu donador de un trasplante de médula ósea. Alguien ha escuchado tus oraciones y los resultados son favorables.
Es 31 de julio de 2023, fecha para el trasplante. Todo resulta bien.
Tras casi dos años de que comenzaste con esta zozobra no te has dejado caer. Las consultas no son tan recurrentes, ya no hay internamientos. Parece que has pasado lo más difícil.
Ahora ves a tu hija, Génesis, con buena salud. Para ti es una bendición. Sabes que si es posible enfrentar al cáncer al estar embarazada.
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