El Desafío de Vacunar a México: Desabasto y Problemas Operativos Afectan Aplicación

La cobertura de vacunación con esquema completo en niños de un año apenas alcanza el 66.4% cuando lo recomendable es estar en 90%, ese es el reto para el nuevo gobierno

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Andrea Vega | N+

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México enfrenta grandes retos para hacer eficiente su Programa de Vacunación Universal.

En febrero se realizó una jornada especial para aplicar vacuna triple viral a infancias. Foto: Cuartoscuro

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Fernanda González nunca imaginó que conseguir la vacuna triple viral —contra el sarampión, la rubéola y las paperas— para su hijo Mayel, de dos años, se convertiría en una batalla agotadora. Lo que debió ser un trámite sencillo, se transformó en un largo recorrido.

En el Centro de Salud T-III “Gerardo Varela Mariscal”, en el pueblo de Santo Tomás Ajusco, en la alcaldía Tlalpan, le decían que no había disponible y que no sabrían cuándo llegaría, que se diera vueltas para ver si ya había en existencia.

Hace un año, Fernanda trabajaba en una tienda de materias primas, donde no le permitían ausentarse para buscar la vacuna de su hijo, lo que la obligaba a tomarse días sin goce de sueldo. Después de tres meses de intentos, un grupo de Facebook del Ajusco anunció que habría vacunas disponibles al día siguiente. Fernanda se despertó a las cuatro de la mañana para formarse y finalmente conseguir la dosis para su pequeño.

Lo mismo le pasa a muchas familias. En México hace años que se están enfrentando problemas en la ejecución del Programa de Vacunación Universal (PVU) y el mejor ejemplo son los números en las coberturas.

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De acuerdo con datos del Centro Nacional de la Infancia y la Adolescencia (Censia), rector del PVU, en 2013, el esquema completo de vacunación en niños de un año alcanzaba el 85.3%. Sin embargo, para 2017, este porcentaje había disminuido al 77.9%, y en 2023 cayó aún más, hasta el 66.4%. 

Según especialistas consultados por N+, las caídas en la vacunación responden a varios factores relacionados con la complejidad de la distribución oportuna de las dosis. Aunque la pandemia de COVID-19 afectó la aplicación regular, los problemas ya existían antes y las coberturas no se han recuperado tras la crisis sanitaria.

“Los problemas vienen desde hace varios años, pero venían de poquito en poquito, llegó la pandemia y fue una caída estrepitosa y aunque después se han aumentado las coberturas, todavía no llegamos al nivel adecuado que es de 90% en el esquema completo de vacunación”, dice Rodrigo Romero Feregrino, coordinador general de la Asociación Mexicana de Vacunología. ¿Qué está pasando entonces?

Falta de abasto

El desabasto de vacunas en México es real y en parte se debe a la escasez global de biológicos. Mauricio Rodríguez, vocero del Programa Universitario de Investigación sobre Riesgos Epidemiológicos y Emergentes (PUIREE) de la UNAM, señala que el mercado global de vacunas enfrenta una concentración extrema, lo que agrava la situación.

En realidad, señala, los grandes productores son solo tres o cuatro en el mundo y la demanda está rebasando la producción, por eso es que a veces no se consiguen. Esto, dice, es algo que se está padeciendo a nivel mundial.

Sin embargo, Romero Feregrino acota que, en efecto, ha habido vacunas que no se pueden comprar porque no hay abasto suficiente en el mundo, pero hay otras que no se compran porque no se lleva el proceso a tiempo.

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En su documento titulado Propuesta para la vacunación en México 2024, la Asociación de Vacunología apunta que en el país los tiempos para la fabricación, importación, adquisición, entrega y aplicación de las vacunas no están bien alineados.

Y da un ejemplo: “el calendario de la compra consolidada adjudica (que incluye a todas las instituciones y buena parte de los estados) a los ganadores en los meses de noviembre y diciembre y establece que las entregas iniciales se hagan los primeros meses del año, lo que no es congruente con los tiempos de fabricación e importación existentes en el mercado mundial de vacunas”.

Los laboratorios mundiales requieren cuando menos tres meses para ajustar sus planes de producción y en la parte de importación el tiempo promedio de liberación es de ese mismo lapso, señala el documento. De tal manera que realizar un pedido en el mes de noviembre o diciembre es muy tarde para que los laboratorios fabricantes puedan garantizar la entrega en el año siguiente porque su producción anual quedó comprometida meses atrás.

Lo que se tendría que hacer entonces, dice Romero Feregrino, es anticipar las compras y tener adquisiciones multianuales para asegurar el abasto.

Nula producción en México

México depende en abasto de vacunas del mercado internacional. Mucho se ha hablado también de que hace décadas el país era autosuficiente en producción de biológicos, Mauricio Rodríguez señala que esto era así, pero porque se ponían pocas vacunas y conforme el esquema se fue complejizando, el país no invirtió ni planeó para seguirle el paso.

Desde 1998, con la introducción de la vacuna triple viral (SRP), México dejó de ser autosuficiente en la producción de las vacunas que requiere para cubrir su programa nacional de vacunación y actualmente Laboratorios de Biológicos y Reactivos de México (Birmex), empresa mayormente paraestatal creada para atender la demanda de biológicos en el país, no tiene ya producción de vacunas, “lo que es un riesgo permanente de desabasto, implica la modificación de los esquemas y provoca el incumplimiento de coberturas”, señala el documento de la Asociación Mexicana de Vacunología.

La vacuna del sarampión es un buen ejemplo de por qué Birmex dejó de ser productor y se convirtió en un mero distribuidor. Este laboratorio producía esa vacuna, pero cuando esta se combinó con la de rubéola y paperas, no se invirtió para modernizarla y producir la triple viral, así que simplemente se abandonó la producción.

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Lo que ha pasado, dice Mauricio Rodríguez, y que se agravó en los dos sexenios anteriores es que se prefirió optar por comprar vacunas en el extranjero a través de distribuidores que hicieron con esto grandes negocios. Y en el actual sexenio no se hizo mucho por reactivar la producción, por el contrario Birmex se consolidó como un mero distribuidor.

Lo que habría que hacer ahora, coinciden los entrevistados, es hacer una planeación paulatina para reactivar la investigación y producción de vacunas en el país para no depender de las compras y de la existencia de biológicos en el extranjero.

Fallas en la operación del programa

El Programa Nacional de Inmunizaciones en México se creó en 1973 e incluía la aplicación de cinco vacunas contra siete enfermedades. A partir de ese año hubo un desarrollo progresivo hasta consolidar, en 1991, el Programa de Vacunación Universal (PVU) dirigido a la protección de las infancias.

A partir de ahí el programa se ha ido complejizando, explica Celia Alpuche Aranda, directora del Centro de Investigación sobre Enfermedades Infecciosas (CISEI) del Instituto Nacional de Salud Pública (INSP), ahora se tienen 14 diferentes tipos de vacunas, que incluyen algunas combinadas, como la hexavalente para proteger en un solo pinchazo contra seis tipos de enfermedades.

Además, la vacunación estaba antes enfocada en niños, ahora se vacuna a todo lo largo de la vida, incluidos infancias, adolescencias, adultos, adultos mayores. A eso hay que agregarle el crecimiento de la población en México.

“Ahora tenemos que llevar más vacunas, con las peculiaridades de cada una, a mucha más gente, en un esquema que se ha vuelto muy complejo y toda la infraestructura que necesitamos es lo que no ha crecido de manera suficiente, no ha crecido a la par de que hemos agrandado el Programa de Vacunación Universal”, subraya Alpuche Aranda.

El documento Propuestas para la Vacunación en México de la Asociación de Vacunología destaca que uno de los principales desafíos en la distribución de vacunas es mantener la cadena de frío, fundamental para garantizar su eficacia.

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De acuerdo con la Organización Panamericana de la Salud (OPS), esta cadena es el sistema logístico que incluye los recursos humanos, materiales y financieros necesarios para el almacenamiento, conservación y transporte de las vacunas desde el lugar de fabricación, hasta el sitio donde las personas la requieren .

El documento de la Asociación de Vacunología señala que la infraestructura de la cadena de frío en las dependencias es desigual, con problemas de capacidad de almacenamiento y equipos en mal estado. Esto genera retos como la saturación y la necesidad de renovación, ya que muchas cámaras no son adecuadas o no están dedicadas exclusivamente a almacenar vacunas.

Por otra parte, existe insuficiencia de insumos como termos, paquetes refrigerantes y charolas, además el mantenimiento de equipos es deficiente, no hay uniformidad entre las diversas instituciones con respecto al manejo de la cadena de frío, no hay la infraestructura de transporte adecuada y algunas instalaciones operan sin licencia sanitaria.

Los recursos humanos son otro problema, en México hace falta personal para vacunar, en eso coinciden los entrevistados. A esa escasez se le suma que “hubo una reestructura en este sexenio y nos quedamos con menos vacunadores, no es que los hayan despedido es que algunos estaban asignados a centros de salud alejados y pedían sus cambios y los llamaban a los centros de salud de las cabeceras municipales a vacunar, pero eso se quitó en esta administración, se les regresó a donde correspondían, y no se cubrieron los huecos”, precisa Andrés Castañeda, coordinador de la organización Cero Desabasto.  

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Claro que nada de esto se puede generalizar, como lo señala, Romero Feregrino, “esto depende mucho de cada lugar, en la Ciudad de México, en el IMSS, quizá sí lo tengan todo, pero si vamos a otra institución en Chiapas pueden tener varios problemas porque México es muy heterogéneo”.

Alpuche Aranda destaca que uno de los principales desafíos del Programa de Vacunación es fortalecer la infraestructura necesaria para asegurar que las vacunas lleguen a las personas en el momento y con la calidad adecuada. Para ello, es crucial realizar un diagnóstico de los retos en estados y municipios.

Vacunación pasiva y falta de indicadores adecuados

México tiene un programa de inmunización mayormente pasivo, donde se espera que la población acuda a buscar sus vacunas. Se necesita un enfoque más activo y campañas de comunicación para promover la vacunación y prevenir el avance del movimiento antivacunas, que hasta ahora ha tenido poco impacto en el país. 

Alpuche Aranda también resalta la importancia de mejorar los indicadores de vacunación. Actualmente, existen cifras dispares, como la baja cobertura del 45.6% en niños de un año reportada por Ensanut, que solo considera aquellos con cartilla de salud, mientras que Censia se basa en el número de dosis aplicadas. Por ello, propone la creación de un registro nominal de vacunación, con un identificador único para dar seguimiento a lo largo de la vida de cada persona.

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