No dan crédito que un lapso de tres horas, Otis las dejó sin casa, sin un patrimonio hecho con gran esfuerzo. Las dejó, literalmente, sin nada.
La devastación en la colonia Alfredo V. Bonfil, en donde la mayoría son comerciantes y prestadores de servicios, el panorama es estremecedor.
A la mayoría de las casas se les voló el techo. La sacudida que tuvieron se llevó sus enseres y ropa a metros de distancia.
A María, una mujer de 98 años, el huracán la dejó prácticamente en la calle con sus hijas y sus tres nietas.
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Eran las tres de la tarde cuando un contingente de varios vehículos de la Secretaría del Bienestar ingresó a la colonia Bonfil para levantar un censo con las personas afectadas que en una calle no se salvó ninguna de tener algún tipo de daños en sus casas o vehículos.
Servidores de la Nación de varios estados se trasladaron a Acapulco para hacer este trabajo.
Este día aún no llegaron las despensas ni ningún tipo de insumo.
Como en la Bonfil, miles siguen en espera de comida para sobrevivir mientras se restablece el servicio de energía eléctrica, telefonía e Internet.
Tampoco hay agua potable las familias llevan días sin asearse.
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Con información de Guadalupe Madrigal
ICM