Estiman Medio Millón de Niños Obesos en un Año por No Regular Venta de Chatarra en Escuelas

Desde 2010 existen lineamentos para prohibir la venta de comida chatarra en escuelas, pero esto no se acata

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Andrea Vega | N+

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Estudiantes en una escuela de Nuevo León.

Estudiantes en una escuela de Nuevo León. Foto: Cuartoscuro | Archivo

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A las puertas de la Escuela Primaria Revolución, en la colonia Doctores, alcaldía Cuauhtémoc, un alumno, que sale de clases acompañado de su papá, cuenta a N+ que en la cooperativa les venden mazapanes, tubos de chocolate, papas, frituras, palomitas de maíz, hot cakes, gelatinas y aguas azucaradas de horchata o jamaica. 

Dos alumnos más corroboraron el 'menú' de la cooperativa y uno agregó que no les venden nada de fruta ni nada de verdura, solo comidas como tacos de guisado. 

En tanto que una alumna de una escuela privada en la alcaldía Azcapotzalco, contó que en la cooperativa de su escuela les siguen vendiendo papas, paletas de bombón, chocolates y hasta jugos.

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La Alianza por la Salud Alimentaria ha denunciado que, de acuerdo con monitoreos que han realizado, 9 de cada 10 planteles de educación básica en el país siguen vendiendo chatarra y bebidas azucaradas.

Esto pese a que desde 2010 existen lineamientos que regulan su venta en las escuelas y pese a que en diciembre de 2023 esto se elevó a Ley, aunque la Secretaría de Educación Pública (SEP) no ha publicado los lineamientos respectivos para aterrizar la regulación en la práctica. 

Desde el 17 de junio pasado venció el plazo para que esta dependencia los publicara, como lo dispone la Ley General de Educación, pero hasta el momento no lo ha hecho. 

Diversas organizaciones de la sociedad civil y academia que integran la Alianza por la Salud Alimentaria, como el Poder del Consumidor, Salud y Nutrición con Ciencia y Slow Food México, alertaron que de no implementarse adecuadamente estos nuevos lineamientos en el próximo ciclo escolar, 500 mil niños, niñas y adolescentes más vivirán con obesidad

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Esta estimación la hace la Alianza basándose en un estudio que realizó desde 2014 el Instituto Nacional de Salud Pública (INSP), que, en ese entonces, realizó un modelo matemático para proyectar el impacto positivo al implementar efectivamente los Lineamientos vigentes en la materia y los resultados estimaron una reducción de nueve puntos porcentuales en la obesidad infantil en un año; es decir, 500 mil menores de edad menos con obesidad. 

N+ solicitó una entrevista con la Secretaría de Educación Pública (SEP) para saber por qué no se han publicado los nuevos lineamientos que regulan la comida y bebidas en los planteles de educación básica y si ya hay fecha para emitirlos, y por qué se sigue vendiendo chatarra en las escuelas, pero hasta el cierre de esta edición no hubo respuesta. 

En desacato 

Liliana Bahena, coordinadora del Programa Mi Escuela Saludable en El Poder Del Consumidor, explica que en 2010, derivado del Acuerdo nacional para la salud alimentaria, estrategia contra el sobrepeso y la obesidad, se crearon por primera vez los Lineamientos generales para el expendio de alimentos y bebidas en los planteles de educación básica, pero estos no se hicieron de carácter obligatorio. 

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“El tema con esos lineamientos es que cuando la industria alimentaria se entera que van a emitirse pide que se le escuche y entonces se le sienta en las mesas de discusión, así que al diseñarlos se hacen con conflicto de intereses y se permite la mini chatarra, además, la responsabilidad de implementarlos se deja no a las autoridades sino a comités de padres de familia; es decir que se hicieron inoperables en la práctica”, dice Bahena. 

A esos lineamientos de 2010 se les hizo una actualización en 2014, misma que sigue vigente por la falta de publicación de los nuevos de SEP. Con esta actualización los lineamientos se hicieron obligatorios y se incluyeron sanciones

Estos lineamientos señalan especificaciones en cuanto a porción y contenido calórico para la venta de alimentos. Bahena explica que esto implica que no se pueden vender productos como refrescos, refrescos light, leche de sabor con azúcares añadidos, botanas saladas, galletas, pastelitos, dulces, postres y yogur con azúcar.

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Además, señalan que el refrigerio escolar deberá estar constituido por verduras y frutas, cereal integral (se recomienda consumir una porción de amaranto, avena o granola sin azúcar añadidos), oleaginosas (cacahuates, pepitas, chícharo seco, semillas de girasol, almendras, nueces) y leguminosas (garbanzos o habas secas sin sal), así como agua simple potable a libre demanda.

Con esa actualización de 2014 es que el INSP hizo el estudio en el que determinó que de aplicarse los lineamientos habría 500 mil niños, niñas y adolescentes menos con obesidad en el país. 

Pero Bahena refrenda que una barrera importante para que se cumplan, además de la oposición de las industrias de bebidas y alimentos, es la falta de supervisión y las omisiones para llevarlos a la práctica.

Por ejemplo, la regulación marca que debe haber un Comité de Establecimientos de Consumo Escolar, conformado en su mayoría por madres y padres de familia, con apoyo de docentes y directivos, que será el encargado de desarrollar “las acciones relacionadas con la preparación, expendio y distribución de alimentos y bebidas en la escuela, de acuerdo con los criterios de una alimentación correcta”.

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En el 97% de las escuelas no está conformado este comité de padres de familia, al que además se le delega la responsabilidad de la implementación directa, y claro que los padres de familia podrían ser un acompañamiento importante en esto, pero no se les explica que hay que conformarlo, no se les da capacitación, no hay manuales, nada”, dice Bahena.

Una profesora que pidió no ser identificada aseguró a N+ que en efecto en su escuela no existe tal comité de padres de familia. 

Sin vigilancia

Respecto de la supervisión y vigilancia del cumplimiento de los lineamientos, aunque la regulación señala que corresponde a SEP con apoyo de Salud, la investigadora advierte que las autoridades tienden a “echarse a bolita”.

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Carmen Villeda Espitia, directora de la primaria Jaime Torres Bodet, en la alcaldía Gustavo A. Madero cuenta que en su escuela sí tratan de respetar la no venta de comida chatarra y bebidas azucaradas. Dice que hay cuatro puestos de comida en la escuela, en uno les venden a los niños tacos de guisado; hay otro de paletas de hielo, pero bajas en azúcar; uno más de postres, que en realidad es fruta, y otro de dulces, que son frituras, pero de amaranto, de cacahuate, de diversas semillas. 

Venta de bebidas azucaradas no hay, dice que cada niño y niña debe llevar su botella de agua simple. Sin embargo, y aunque tratan de acatar los lineamientos, admite que bien podrían no hacerlo, porque supervisión rigurosa no hay. Solo una vez en 10 años ha llegado una inspección.

El otro tema importante, dice Bahena, es que SEP solamente paga y da horarios a los docentes, pero no da dinero para poder sostener la infraestructura escolar y entonces la cooperativa o las tiendas escolares cumplen ese papel de financiamiento, por lo tanto, regularlas encuentra resistencia e implica hacer una reestructura financiera. 

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Una profesora de una escuela en Tlalnepantla dice que en su cooperativa se siguen vendiendo dulces y frituras porque son los mismos niños los que las piden y si no entonces no compran, así que para tener entradas, la tienda escolar debe ceder a la demanda. Además, asegura que si no se les venden dentro, los padres de todas maneras les compran chatarra a la salida. 

Ante todas estas omisiones y para regular mejor la comida y las bebidas azucaradas en las escuelas, el pasado 20 de diciembre de 2023 se publicó en el Diario Oficial de la Federación la reforma a la Ley General de Educación en materia de entornos escolares saludables.

Las modificaciones a la Ley establecen que las autoridades educativas promoverán la prohibición de la venta y publicidad de alimentos y bebidas con bajo valor nutricional. Quienes ocupen los cargos directivos en las escuelas serán responsables de la aplicación de esta ley, mientras que las autoridades educativas y sanitarias deberán vigilar y sancionar su incumplimiento.

Con la entrada en vigor de la nueva reforma, se eleva a rango de ley la prohibición de venta y publicidad de comida chatarra en escuelas, con lo que se espera que los planteles sí cumplan con estas disposiciones. Pero ahora falta que se emitan los lineamientos

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