Los restos del papa emérito reposan en la que hasta el 2011 fue tumba de Juan Pablo II
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La cripta se encuenta bajo el suelo de la basílica de San Pedro donde descansan sus predecesores. Foto: AP
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En punto de las 9 de la mañana (hora local) se abrió al público en la basílica de San Pedro en el Vaticano, la tumba del papa emérito Benedicto XVI, que murió el pasado 31 de diciembre a los 95 años.
Tras la apertura de la cripta donde reposan los restos de los papas, bajo el suelo de la basílica, comenzaron a ingresar los visitantes, en su mayoría sacerdotes, monjas y fieles.
Los restos reposan, por su expreso deseo, en la que hasta el 2011 fue tumba de Juan Pablo II, y, como manda la tradición, lo hacen en un féretro triple: uno en madera de ciprés, introducido en un segundo de zinc y sellado y revestido todo en un tercero en olmo barnizado.
Aún sobre la sencilla tumba de Benedicto XVI adornada con flores, no se encuentra el retrato del protagonista de una histórica renuncia al pontificado en 2013.
El cuerpo de Benedicto XVI fue expuesto durante tres días en una capilla ardiente en la basílica vaticana por la que pasaron casi 200 mil personas.
El entierro tuvo lugar después de la celebración de su funeral, presidido por Francisco, quien destacó la "sabiduría, delicadeza y entrega" del papa emérito, y oficiado por el decano del colegio cardenalicio, el italiano Giovani Battista Re.