Un Año de Guerra: La Invasión Rusa que Cimbró al Mundo
Hace un año, dos tranquilos suburbios de Kiev fueron los primeros en sufrir por la guerra, a un año, el mundo vive también las consecuencias del mayor conflicto del último siglo
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Hace un año, Rusia lanzó el mayor conflicto bélico en Europa desde la Segunda Guerra Mundial. Tanques rusos empezaron a ingresar a Ucrania, ante lo cual muchos civiles se refugiaron en sótanos y otros huyeron a las fronteras de su país.
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Gobiernos de todo el mundo le impusieron duras sanciones a Moscú en un intento -infructuoso hasta ahora- de presionar al presidente Vladimir Putin a que abandonara su ofensiva. A pesar de todo, las fuerzas armadas ucranianas han resistido, recuperando el control de amplias franjas del territorio ocupado y repeliendo los intentos rusos de avanzar en el este, donde se siguen librando intensas batallas.
Todo ello ha provocado un sufrimiento abrumador: miles han perdido la vida y más de 8 millones de ucranianos huyeron al extranjero. Los efectos económicos siguen repercutiendo en todo el mundo: la búsqueda de nuevas fuentes de energía en Europa o el incremento en los precios de los granos en África.
Control del campo de batalla
Rusia invadió Ucrania luego de que Moscú emplazó soldados durante meses a lo largo de las fronteras de su vecino y de gestiones diplomáticas de último momento encabezadas por gobiernos occidentales para intentar evitar un conflicto.
Las autoridades rusas desmintieron las advertencias de Estados Unidos de que se avecinaba una invasión, y al mismo tiempo insistieron en que seguirían respaldando a los separatistas armados en el este ucraniano y bloquearían los intentos de la exrepública soviética de unirse a la OTAN.
Putin aseguró en la televisión rusa que Ucrania formaba parte integral del patrimonio ruso y cuestionó su derecho a ser independiente.
Estados Unidos y sus aliados -recelosos de los motivos de Putin luego de que en 2014 se anexó la península de Crimea, y de ocho años de combates en la región ucraniana del Donbás entre fuerzas de Ucrania y separatistas respaldados por Moscú- reforzaron su presencia militar en el este de Europa y se comprometieron a proteger a los miembros de la OTAN ubicados cerca de Ucrania de cualquier posible agresión.
La vida alterada
Los tranquilos suburbios de Bucha e Irpín cerca del aeropuerto de la capital, a media hora en automóvil desde la ciudad, fueron los primeros en sentir la invasión rusa.
Antes de la guerra, los residentes de Kiev solían ir allí en paseos de fin de semana para visitar un restaurante de carnes o un centro comercial. Ahora Bucha es vinculado con la brutalidad del avance de Rusia y es el centro de una investigación internacional sobre crímenes de guerra después de que se hallaron cientos de fosas comunes tras el retiro de las fuerzas rusas.
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Tres amigos de la infancia, Oleksii, Yurii y Vadym, crecieron en Bucha y allí se enamoraron. Todos se integraron a la resistencia para combatir a los rusos, y sus familias se desperdigaron por Europa junto con millones de otros refugiados.
En pocos meses, Oleksii y Yurii habían perdido la vida en intensos combates en el este. Ahora la esposa del primero y la prometida del segundo, visitan sus tumbas con regularidad.
El impacto en la economía
La guerra ha dejado escasez de granos, fertilizantes y energía. Europa lucha por no caer en una recesión en un momento en que el peor impacto sobre los precios de los energéticos en décadas y la incertidumbre en el suministro generan dificultades a nivel global.
El Fondo Monetario Internacional recortó las expectativas de crecimiento para este año y el 2022, el equivalente a una pérdida de mil millones de dólares en la producción.
El incremento de la inflación significa que los hogares en países desarrollados han perdido ingresos, y a la vez hacen frente a alzas en las facturas y los pagos de préstamos. Los países pobres sufren por los elevados precios de los alimentos, aunado a las consecuencias que dejó la pandemia de covid-19.
Los precios mundiales del petróleo se incrementaron de inmediato luego de que se desató la guerra. En junio, los temores de que el mercado se quedara sin un amplio porcentaje del crudo ruso provocaron un alza en los precios. A dichas alzas les siguieron declives en agosto, azuzados por los temores de que se produzca una desaceleración económica global y la producción rusa descienda más de lo esperado.
Qué vislumbra el futuro
Por ahora no se vislumbra la posibilidad de un acuerdo de paz entre Ucrania y Rusia. Kiev quiere que Moscú salga de su territorio y respete las fronteras reconocidas internacionalmente, y sus fuerzas, que tienen la moral en alto, ahora están equipadas con armas ofensivas más poderosas que han estado recibiendo de Occidente.
Con una amplia ventaja en recursos, Rusia quiere mantener a su vecino exsoviético en su órbita de influencia e impedir que se integre a la OTAN. Moscú controla casi una quinta parte del territorio de Ucrania, incluyendo Crimea, una amplia parte de la región industrial del Donbás en el este y extensas áreas en el sur, donde se encuentra la mayor nucleoeléctrica de Europa.
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Pero las fuerzas armadas rusas han pasado apuros para reagruparse luego de un año en el que sufrieron muchas bajas y reveses humillantes, entre ellos el haberse tenido que retirar de amplias franjas de territorio ocupado, expulsadas por las contraofensivas ucranianas.
Analistas militares alegan que los combates continuarán hasta que una de las partes haya ganado suficiente ventaja para imponer condiciones en las negociaciones. Al ingresar el conflicto a su segundo año, conjeturan que Ucrania podría presionar para interrumpir el acceso ruso a Crimea o que Moscú podría intentar abrumar las defensas de Kiev al reabrir un segundo frente desde Bielorrusia.
Con información de AP.