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El presidente de Estados Unidos decidió imponer gravámenes recíprocos prácticamente a todo el mundo... incluidos lugares deshabitados
El archipiélago es una reserva natural de focas, pingüinos y aves marinas. Foto: Facebook AusAntarctic | F Belton
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En esta andanada de Estados Unidos de imponer aranceles a todo el mundo, ni las focas ni los pingüinos se salvaron de Donald Trump.
Y es que territorios donde no hay seres humanos y tampoco actividad económica fueron alcanzados por el largo brazo de los gravámenes estadounidenses.
Se trata del territorio autónomo de las Islas Heard y McDonald, un archipiélago en Australia deshabitado y que es una reserva natural.
Pues bueno, a ese lugar, Donald Trump le impuso un arancel del 10 %, siendo uno de los muchos países y territorios afectados durante el Día de la Liberación.
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Estas islas son el único territorio que la Casa Blanca incluyó en la tabla de países de aranceles globales que Trump presentó la víspera.
En su afán por alcanzar a todo el globo con sus gravámenes, fueron incluidos Tokelau, dependiente de Nueva Zelanda, y las Islas Cocos, otro archipiélago australiano.
La diferencia con las Islas Heard y McDonald es que ahí sí hay humanos. Entre los dos territorios suman 2 mil 200 habitantes.
El archipiélago se ubica en el oceáno Índico, cerca de la Antártida, y que forma parte de Australia como territorio externo.
En este espacio de tierra, habitan pingüinos, focas y aves marinas. La mayor parte de la huella humana viene de exploraciones científicas.
Por su flora y fauna, las islas fueron declaradas como Patrimonio Natural de la Humanidad, lo que las protege de cualquier intervención.
El gobierno australiano informó que este archipiélago está "deshabitado de humanos y es una de las áreas menos perturbadas antropogénicamente del mundo".
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Con información de EFE
ICM