Luego de una ola histórica de protestas en varias ciudades de China por la política “Cero Covid”, el Gobierno de ese país decidió relajar algunas de sus estrictas medidas de control y levantar algunos confinamientos.
Las autoridades chinas hicieron más laxos algunos protocolos en ciudades como Guahgzhou y Chengdu, donde atenuaron algunos requisitos de pruebas y controles de movilidad. Sin embargo, de acuerdo con medios locales, aún siguen vigentes muchas de las reglas que motivaron las propuestas ciudadanas en Shanghai, Pekín y al menos otras seis ciudades.
La Organización Mundial de la Salud está “complacida” por esta decisión, indicó este viernes el director de Emergencias de la Organización Mundial de la Salud (OMS), Michael Ryan:
Es importante que los gobiernos escuchen a su gente en momentos en que está sufriendo
La OMS ya había advertido a China que su estrategia era insostenible. Las manifestaciones que se realizaron a lo largo del mes de noviembre, y que no se habían visto desde la rebelión de 1989, prendieron las alarmas en el equipo del presidente Xi Jinping.
Maquinaria de represión
Por un lado, el Gobierno chino echó a andar la maquinaria policiaca de vigilancia y represión que tenía preparada: tropas en las calles, vehículos blindados, gas lacrimógeno, exhibición de fuerza masiva; pero, por otra parte, reconoció que las medidas que buscan bajar a cero los contagios en cada localidad estaban teniendo un costo alto.
Estas restricciones impuestas desde el inicio de la pandemia en ese país, en enero de 2020, incluían confinamientos totales en los lugares con contagios detectados, cierre de negocios y escuelas y aplicación de pruebas masivas.
Dichas medidas se mantenían hasta tener la certeza de que no quedaba un solo caso confirmado de Covid-19 en la zona, una meta que se complicó en los últimos meses con la nueva ola de la enfermedad, que alcanzó los 20 mil casos diarios.
Con información de AP
ALELL