El Ajolote de los Volcanes Lucha por Su Supervivencia
Se trata de una de las 17 especies de ajolotes que existen en México. Se calcula que apenas 100 ejemplares sobreviven en los bosques de Ixtapaluca, Estadode México
Fernando Rodríguez
Brigadistas realizan un proyecto de rescate de ajolotes de los volcanes en Estado de México, ante el riesgo que corren los últimos 100 ejemplares de desaparecer
COMPARTE:
A 3 mil 600 metros de altura, en solo dos pequeños arroyos de los bosques de coníferas de Río Frío, Ixtapaluca, una especie de ajolote lucha por su supervivencia. Se trata del ajolote de los volcanes.
Desde hace 8 años, personas de la comunidad trabajan para salvar a esta especie de anfibio de amenazas como la pérdida de los bosques, las especies introducidas que ocupan su hábitat y ahora, de una sequía histórica que está desecando sus arroyos.
Noticia relacionada: ¿Dónde Vive ‘La Gorda’, la Ajolote del Billete de 50 Pesos? En Este Lugar Puedes Visitarla
El ajolote se ha convertido en una especie emblemática en México, presente en billetes, en forma de muñecos, caricaturas y otros productos.
Hay también varios programas destinados a la preservación de este anfibio, pero casi toda la atención se centra solo en una especie de ajolote, el que vive en los canales de Xochimilco, llamado científicamente Ambystoma mexicanum.
Pero esta es una de las 17 especies de ajolotes que existen en México. Muchas de ellas enfrentan una situación aún más crítica.
“12 de ellas están en peligro, cuatro en peligro crítico de extinción. El ajolote de los volcanes, Ambystoma leorae, es una de estas especies en peligro crítico de extinción. Son muy vulnerables, son anfibios, tienen la piel expuesta, desnuda, por lo que son muy sensibles al ambiente”, explica Felipe Osuna, académico de El Colegio de la Frontera Sur especializado en animales raros, y quien desde hace 8 años trabaja con habitantes de Río Frío en la conservación del ajolote.
El ajolote de los volcanes se distribuía por una amplia zona del eje neovolcánico del Estado de México y Puebla, pero poco a poco fueron perdiendo su hábitat.
Durante años se sospechaba de su presencia en las laderas del volcán Tláloc, en Ixtapaluca. Al recorrer la zona para comprobarlo, Felipe conoció a los miembros del Grupo de Conservación Río Frío.
“Recuerdo que sí había más ajolotes, siempre en la parte alta del río, a 3 mil 600 metros sobre el nivel del mar. Anteriormente no le dábamos una gran importancia, sabíamos que existían y ahí andaban, pero nunca tampoco intervenimos de forma directa con ellos. En noviembre del 2016 empezamos a hacer investigación de fauna silvestre, posteriormente conocimos a biólogo Felipe e hicimos buena dupla y ahora trabajamos juntos con el ajolote”, relata Leónidas Otlica, uno de los integrantes del grupo de conservación.
Noticia relacionada: ¡Adopta un Ajolote! Una Idea para Protegerlos de la Extinción
Todos los días, estos hombres suben a la montaña para monitorear el estado de las charcas e intervenir si es necesario.
“Llega a haber vacas que buscan agua, entonces se paran en el bordito y como los ajolotes están abajo, se desborda la tierra y los tapa”, cuenta Rodolfo, otro de los miembros del grupo.
Pero desde hace meses enfrentan otro grave problema. En 2016, los ajolotes sobrevivían en tres arroyos: Río Frío, Tula y Tomaxco.
En 2020, el grupo de conservación tuvo que dejar de trabajar debido a la pandemia, y cuando regresaron descubrieron que el arroyo de Tomaxco había sido entubado.
Esto dejó a los ajolotes con solo dos arroyos, que ahora se están secando. Según el Servicio Meteorológico Nacional, la zona de Río Frío vive condiciones de sequía desde hace 2 años, que se han agravado en los últimos 5 meses.
“El cambio climático está afectando mucho, no hay mucha agua, no se abastecen los ríos, se están secando y eso disminuye la población de ajolote”, advierte Leónidas.
El grupo de conservación estima que en los arroyos Tula y Río Frío sobreviven alrededor de 100 ajolotes en un área de 300 metros.
La desaparición de las charcas los ha orillado a reubicar a algunos ajolotes. Si la sequía continúa, han planeado medidas aún más drásticas.
“Tenemos ya colaboración con las comunidades vecinas. Ellos tienen un manantial todavía caudaloso cerca, entonces de ser necesario ya está hecho el plan para subirles agua a las pozas”, explica Felipe.
Además, han iniciado una campaña de recaudación de fondos para mantener sus labores de vigilancia, monitoreo e iniciar proyectos de educación ambiental para concientizar sobre la importancia del cuidado de los ajolotes en las comunidades.
En sus hábitats, los ajolotes son algo más que un animal atractivo, se trata de especies paraguas que señalan el estado de salud de un ecosistema.
La desaparición de los arroyos en los que vive el ajolote de los volcanes no solo afectaría a este anfibio, sino a todas las comunidades, advierte Felipe.
Perder al ajolote sería perder estos cuerpos de agua y estas comunidades, unos 6,000 habitantes que se abastecen de estos arroyos, perder al ajolote es perder su hábitat, perder su hábitat es perder un servicio ecosistémico tan importante como la provisión de agua que es elemental para todas las comunidades de los alrededores.
Historias recomendadas: