El agua que llega a los hogares de Santiago Zapotitlán, en la alcaldía Tláhuac, está contaminada. Un problema que se ha agravado en los últimos cuatro años y obliga a los vecinos a buscar alternativas costosas para su vida diaria.
La salud de las personas se ha visto dañada y no solo eso, la dinámica comercial también está afectada, mermando los ingresos de las personas, pero ¿cuál es el origen de este problema?
Agua negra y maloliente
"Sucia, totalmente sucia, a veces viene cafecita, a veces negra, y huele hasta a caño", denuncia Sara Parra, habitante del pueblo. Estas condiciones hacen que el agua sea inutilizable para beber, cocinar o incluso bañarse.
Quienes no tienen los recursos para comprar agua embotellada deben recurrir al agua contaminada para sus necesidades diarias, lo que afecta gravemente su salud. "Granitos en la piel, irritación en los ojos y enfermedades de la garganta son frecuentes", añade Sara.
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Un gasto insostenible para sobrevivir
Para poder cocinar, lavarse o realizar actividades básicas, las familias gastan entre 250 y 300 pesos semanales en garrafones de agua. Esto representa un impacto significativo en sus economías. "Compramos de 8 a 10 garrafones por semana. Depende del uso, pero siempre es un gasto extra", explica Catalina Romero, otra vecina.
Este problema también golpea los negocios locales. Catalina, quien tiene un puesto de comida en la calle Cecilio Acosta, relata cómo los costos adicionales reducen sus ganancias:
Invertimos más porque tenemos que pagar agua limpia para cocinar. No podemos dar agua fea a los clientes.
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La promesa de las autoridades: ¿solución a la vista?
Las autoridades capitalinas han reconocido que el problema radica en los pozos que abastecen a la zona. Según informaron, éstos serían rehabilitados tras un compromiso firmado el pasado 19 de diciembre. Sin embargo, los vecinos continúan recibiendo agua contaminada mientras enfrentan gastos adicionales sin ningún tipo de apoyo gubernamental.
"No nos han ayudado, y mi recibo de agua llega igual", lamenta Sara.
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