Sin Diagnóstico Oportuno Ni Tratamiento, Así Viven Mujeres Privadas de su Libertad con Cáncer

Las mujeres privadas de su libertad no tienen acceso a servicios de diagnóstico y tratamientos adecuados dentro de los centros penitenciarios

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Arantza Ocampo

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Debido a la falta de estudios preventivos y atención médica adecuada, las mujeres privadas de la libertad no pueden detectar a tiempo enfermedades como el cáncer cervicouterino y de mama

Debido a la falta de estudios preventivos y atención médica adecuada, las mujeres privadas de la libertad no pueden detectar a tiempo enfermedades como el cáncer cervicouterino y de mama

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La falta de estudios preventivos y atención médica adecuada provocan que las mujeres privadas de su libertad no puedan detectar a tiempo enfermedades como el cáncer cervicouterino y de mama.

En México, 4 de cada 10 mujeres privadas de su libertad se practicaron un papanicolau en 2021, y 3 de cada 10 se hicieron una prueba para detectar cáncer de mama, según el Inegi.

“A pesar de que las mujeres están privadas de su libertad pues también forman parte de esta sociedad, la Secretaría de Salud tiene que ser garante de tener médicos o profesionales en diferentes padecimientos”, señala Beatriz Maldonado, presidenta de Mujeres Unidas por la Libertad.

Además cuando sí se les realizan estos estudios, les dan un diagnóstico incorrecto.

“Una de mis compañeras que vivía conmigo ahí en prisión en Santa Martha, ella tenía sangrados terribles, ella le hacían sus estudios pero nunca salía nada… salió y en el 2018 se le detectó cáncer cervicouterino, en 2019 ella falleció por eso, por esa falta de atención”, agrega Maldonado.

Y cuando las mujeres finalmente obtienen un diagnóstico adecuado se enfrentan a un nuevo reto: la falta de tratamiento.

En 2022, la Comisión Nacional de Derechos Humanos informó que solo el 27% de los medicamentos que llegan a recibir son de la institución penitenciaria, el resto lo compran, o se los proporcionan sus familiares.

Así le pasa a Carolina Hernández, quien ha estado 17 años privada de su libertad en el centro de reinserción social en Almoloya de Juárez, Estado de México.

Desde hace cinco años le diagnosticaron cáncer cervicouterino en una campaña de salud dentro del centro, pero no le han dado atención médica para atender su enfermedad.

“Solamente me lo detectaron, fui a una cauterización, no volví a ir al hospital, mi cauterización fue en el hospital de cancerología en Tlalpan, y no tengo ningún tipo de tratamiento”, cuenta Carolina.

De acuerdo con registros de la asociación Mujeres Unidas por la Libertad, en los dos centros penitenciarios de la Ciudad de México ocho mujeres viven con cáncer cervicouterino y cáncer de mama.

En los centros de la capital, a diferencia de otras entidades, se realizan jornadas de prevención cada cinco meses, ya que las unidades médicas dependen directamente de la Secretaría de Salud local.

“A través del personal tanto médico, de enfermería, de trabajo social, durante todo el año realizamos campañas de prevención… son desde pláticas, enseñanza para detección temprana de cáncer cervicouterino, cáncer de mama…”, explica Tekuhtli Bayardi Landeros, Responsable de la Unidad Médica en el Femenil de Santa Martha Acatitla.

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