Sedena Admite que Jóvenes No Traían Armas Ni Drogas
N+ accede a informe policial homologado que reconoce que cuatro militares dispararon contra los jóvenes y acepta que no llevaban armas ni drogas
Alberto Pradilla | N+
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Alejandro Pérez Benítez, de 21 años, es uno de los dos sobrevivientes de la masacre perpetrada por elementos del Ejército la madrugada del pasado domingo en Nuevo Laredo, Tamaulipas. Según su testimonio ante la Fiscalía General de la República (FGR), circulaba en una camioneta junto a otros seis amigos tras pasar la noche en un bar cuando fueron abordados por elementos militares.
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"Disparan directamente a través de las ventanas, disparando a quemarropa en contra de nosotros. Me puse de rodillas diciéndoles que no éramos delincuentes, pero ellos ignoraron lo que les decía. Yo no me di cuenta cómo estaba mi hermano Gustavo, solo alcancé a ver cómo un elemento le disparó a un compañero, quien ya estaba herido y que él se bajó de la camioneta ya herido y él pedía una ambulancia, pero un elemento militar le disparó de nuevo", aseguró en entrevista con N+ durante el velorio de su hermano Gustavo.
Para cuando volteé ya estaban todos muertos
Las cinco víctimas mortales son Gustavo Pérez, Wilberto Mata, Jonathan Aguilar, Alejandro Trujillo y Gustavo Ángel Suárez.
En un comunicado, la Sedena aseguró que el día de los hechos sus elementos escucharon disparos y vieron la furgoneta circulando con exceso de velocidad, sin luces ni placas.
Según esta versión, cuando los jóvenes se vieron perseguidos “aceleraron de manera intempestiva y evasiva” y los militares dispararon “al escuchar un estruendo”. En videos obtenidos por N+Focus se observa a dos camionetas militares que siguen a poca distancia al vehículo que sufrió el ataque, sin que aparentemente ninguno de los dos transite a alta velocidad.
Informe policial
N+Focus tuvo acceso al Informe Policial Homologado, que fue redactado por elementos del Ejército como primeros respondientes.
En él, el capitán Elío “N”, al mando del operativo, señala que comandaba un grupo de 20 elementos y cuatro vehículos cuando escucharon supuestas detonaciones. Posteriormente vieron la camioneta blanca en la que viajaban los jóvenes, que presuntamente trataron de escapar.
Cuando el vehículo chocó con otro coche que estaba estacionado, comenzaron los disparos de los militares, dice el documento:
Escuché que varios elementos accionaron sus armas de fuego, sin que yo diera tal orden, por lo que de manera inmediata vía radio frecuencia ordené el alto el fuego
Según este informe, cuatro oficiales admitieron haber disparado. Se trata de los cabos Agustín Cornelio “N”, Jorge Nicolás “N”, Bernardo “N” y Juan Carlos “N”.
El propio capitán reconoce que cuando inspeccionaron la camioneta vieron que cinco de sus ocupantes habían perdido la vida y que ninguno cargaba ilícito alguno al interior del coche.
El documento relata cómo los militares pidieron apoyo a la FGR para asegurar la zona. Fue entonces, horas después de los disparos, cuando se registraron los incidentes con vecinos y familiares que protestaban por las muertes. En el informe, el capitán asegura que cuatro de sus elementos resultaron heridos y que otros tres dispararon para disuadir a los manifestantes. Nuevamente, el oficial señala que quien apretó el gatillo no lo hizo siguiendo sus órdenes.
La versión de la Sedena contrasta con el relato del testigo sobreviviente, quien aseguró que un vehículo militar les embistió por detrás para después comenzar a disparar.
En un comunicado, el Ejército aseguró haberse coordinado con otras instituciones como la FGR o la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH) para que se investiguen los hechos. El Comité de Derechos Humanos de Nuevo Laredo, una ONG local, anunció que presentó cuatro denuncias contra el personal militar.
KAH