Mientras publicaban en diversos grupos animalistas para saber si contaba con reporte de extravío o alguien la reconocía, decidieron resguardarla.
Debido a que nadie respondió por ella, la institución aceptó cuidarla y nombrarla como la primera voluntaria peluda.
Cooperamos para comprarle sus trastes, cepillo, arena, palita y arenero.
Gracias a la conexión que tuvo el personal operativo y administrativo con la gatita, la nombraron “Miauricia Gatum”.
Nuestro principio de humanidad se refleja en el respeto y ayuda de todo ser vivo.
En las imágenes se observa a Miauricia con mejor estado de salud y lista para ayudar a las personas que requieran de apoyo para curar con ronroneos sus heridas físicas o del corazón. ¡Prrrrr!