Después de Otis, Mujeres Buscan Cómo Recuperar lo Que les Quitó el Huracán
A tres meses de la devastación del huracán Otis, en Acapulco, mujeres luchan por poner en pie sus casas y sus vidas
Andrea Vega | N+
Nadia Maciel por fin era dueña de su propia casa, pero el huracán Otis que azotó Acapulco y destruyó su patrimonio; ahora intenta recuperarlo
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Nadia Maciel por fin era dueña de su propia casa. Ya no tenía que pagar renta. Su padre le había heredado una propiedad y vivía ahí desde hace siete años. Pero con el huracán Otis, los árboles cayeron sobre la vivienda, dañando la estructura. El agua se metió y arruinó lo que había adentro. Nadia lo perdió todo y ahora está buscando cómo reconstruir y reconstruirse.
De acuerdo con ONU Mujeres, los desastres naturales aumentan la vulnerabilidad de las mujeres por las desigualdades de género, pues no solo pierden su vivienda, también su lugar de trabajo o su proyecto productivo, ya que comparten el mismo espacio. Además, los desastres, muchas de las veces, les constituyen una carga adicional, puesto que les recae la responsabilidad del trabajo no remunerado en sus hogares.
Nadia, de 41 años, estudió psicología. Forma parte de la Red de Mujeres Jóvenes Indígenas y Afromexicanas (Remjina), que apoya Fondo Semillas, organización que está haciendo una recaudación de fondos para apoyar a las mujeres en la reconstrucción de Guerrero. Desde hace 15 años, se dedica a dar talleres sobre derechos humanos y contra la violencia. El 24 de octubre por la noche, cuando empezó a sentirse el huracán Otis en Acapulco, ella estaba en Chilpancingo.
Venía de regreso de dar una serie de talleres en la Costa Chica y la Montaña de Guerrero. Estaba cansada y decidió quedarse a dormir en casa de una amiga, en lugar de seguir hasta la suya, en Bajos del Ejido, en Acapulco. De no ser por esa decisión, el huracán, que tocó tierra en la madrugada del 25 de octubre pasado, la hubiera tomado en plena carretera.
Sin saber todavía bien la magnitud del desastre, Nadia optó por irse, en la mañana de ese 25 de octubre, con su familia a la colonia Renacimiento, la casa había perdido el techo de lámina y muebles. Cuando llegó a su casa encontró que tenía graves afectaciones, por los árboles que le cayeron encima, y dañaron el techo y las paredes. Un pozo artesanal que hay en la propiedad se desbordó y el agua barrió con todas las pertenencias de Nadia.
Tras el paso de Otis en Acapulco, aún hay 24 personas desaparecidas y 50 fallecidos, según las cifras oficiales. Aunque organizaciones de la sociedad civil y periodistas locales aseguran que el número es mucho más alto.
Además, cientos de miles perdieron sus hogares y se quedaron con acceso limitado a agua potable, alimentación y atención a la salud después del paso de este huracán que alcanzó la categoría cinco, la más alta en su tipo y resultó tan destructivo como el Katrina, que arrasó con Nueva Orleans, en 2005. 7 mil hectáreas de construcciones fueron destruidas o dañadas y alrededor de 900 kilómetros de caminos y calles inundados o afectados.
Perderlo todo
Prácticamente sin nada, Nadia decidió quedarse con sus familiares en Renacimiento, mientras ellos luchan también para reacomodarse con lo que les quedó. Como no puede habitar su casa en Bajos del Ejido, no ha podido ser censada por los trabajadores de la Secretaría del Bienestar para obtener apoyos.
No tengo trabajo fijo, trabajo por proyectos, así que tengo que salir a trabajar, me voy quince días o un mes a las comunidades y no me han censado, por eso no he recibido ningún apoyo, ni siquiera para la limpieza de mi casa, donde el lodo barrió con todo.
Quienes la han ayudado a tratar de retirar ramas, sacar lodo y recoger el caos de trastes, muebles y ropa son sus compañeras talleristas. Siete de sus amigas han ayudado con la limpieza, pero ante el desastre no ha bastado con ese esfuerzo.
Dice que apenas hace quince días se registró en un programa del gobierno estatal que dará apoyos para reconstrucción. Llamó y le tomaron sus datos. Le dijeron que le devolverían la llamada y después acudiría alguien a hacerle una visita. No le han llamado hasta ahora.
Nadia no sabe qué hará para reconstruir su casa, si no hay apoyo del gobierno estatal o federal. Ni siquiera ha podido estimar cuánto le costaría la reconstrucción. “Yo estaba ya muy feliz y tranquila con mi propiedad y ahora no sé que haré, primero entré en negación y ahora estoy como asimilando”.
Por ahora se va a quedar con sus familiares en Renacimiento. Ellos recibieron ya apoyo para la limpieza de la casa, algunos enseres domésticos, pero para las láminas aún no les han dado nada. Están todos acomodados en la parte de abajo de la vivienda, pero al menos se acompañan.
Estar acompañada te ayuda a asimilar las cosas más fácilmente, por ahora estoy viendo qué hacer, va a ser muy difícil porque ni siquiera tengo un trabajo fijo, así que ahora tendré que trabajar el doble o el triple para recuperar lo que tenía y que Otis se llevó.
Sin poder creerlo
Natividad Martínez Paulino, de 36 años, dice que ella y su familia, compuesta por su esposo y sus hijos adolescentes, nunca pensaron que fuera a haber un desastre tal con Otis. Creyeron que sería una tormenta más como las muchas que azotan el puerto de Acapulco.
La mujer se dedica a vender gelatinas, así que aquella noche del 24 de octubre se puso a prepararlas. A las 11:30 escucharon que se empezaron a caer cosas y el agua empezó a entrar a la casa, en la colonia Renacimiento. Trataron de sacarla con cubetas, pero no lograban hacerla bajar. Al final alcanzó hasta un metro.
Los muebles de la casa acabaron flotando, junto con la ropa. Y la mitad de las láminas del techo salieron volando. El coche de la familia también acabó con el agua encima. Natividad si fue censada y recibió ayuda para la limpieza de la casa, para las láminas y algunos enseres domésticos.
Nos dieron un refrigerador, una estufa, un solo colchón, una vajilla, licuadora y un ventilador.
Haciendo cuentas dice que le dieron, además de los electrodomésticos, 8 mil para la limpieza de la casa, esos se los entregaron el 4 de diciembre, y 35 mil para reconstrucción, que acabaron de entregarle el 26 del mes pasado, aunque todavía no sabe si le van a alcanzar, porque los herreros y albañiles andan muy ocupados y no han podido ir a hacerle una cotización. Para recuperar el automóvil no les dieron nada.
La situación para ellos está siendo difícil, dice que ya volvió a la venta de gelatinas y de cosméticos, pero apenas vende el 40% de lo que lograba colocar antes de Otis. Su esposo trabajaba, antes del huracán, ofreciendo expediciones como buzo a los turistas. Ahorita no está trabajando de eso, dice que las personas lo contratan, y también una organización internacional, para que siga buscando, en el mar, a los seres queridos que aun no logran encontrar.
Lo bueno es que por mis dos hijos, de 13 años, que son gemelos, el gobierno nos está dando una beca, solo para uno, pero sí nos está dando, son 3 mil 500 al mes, con eso nos estamos ayudando un poco, pero nos va a costar mucho recuperarnos, por ejemplo, mi esposo ya limpió el coche, los asientos y todo eso, pero ahora falta ver qué daño tiene el motor.
De la casa, dice que se han acomodado en los cuartos que sí tienen lámina y que ya lograron arreglar la instalación eléctrica que también se les dañó, así que ya tienen luz, han pintado las paredes y así de a poco se están levantando.
El presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador, anunció hace más de una semana que el Gobierno federal ha invertido 25 mil 689 millones de pesos en la reconstrucción de Acapulco, además de 259.5 millones de pesos en calidad de apoyos para casi 35 mil personas.
“Ya todas las familias de Acapulco tienen sus recursos para la reconstrucción de sus viviendas, estamos hablando de 250 mil familias que ya tienen en sus manos sus apoyos, que ya están adquiriendo materiales de construcción, que ya están rehabilitando sus casas. Eso nos da mucho gusto”, dijo.
Una noche que parecía no acabar
Claudia Gómez Camacho, de 35 años y profesora de cuarto de primaria, renta una vivienda en San Pedro Cacahuatepec, en Acapulco. La casa, donde alquilan en total cuatro familias, perdió parte del techo de lámina con el huracán Otis. Todo se llenó de agua y ella perdió casi todas sus pertenencias, la televisión, el ropero, su ropa, enseres domésticos, su pérdida la estima en unos 40 mil pesos.
Dice que la noche cuando empezó el huracán fue una noche en la que parecía que no iba a amanecer. Fue horrible, a las nueve empezó el aire y a las 12 empezó el desastre, parecía que tiraban piedras arriba de la lámina por la fuerza del viento. Pensé que no iba a sobrevivir. Todos los vecinos corríamos de una esquina a otra de la casa esquivando trozos de techo, hasta las 4 de la mañana del 25 de octubre paró aquello.
A las 6 de la mañana salieron a ver qué había sucedido y encontraron el caos, casas con los techos partidos, otras con árboles encima, todo lleno de lodo y basura, muebles y ropa tirados por las calles llenas de lodo.
Empezamos a buscar con qué parchar el techo, agarramos pedazos de láminas y lo que se pudo para taparlo, estuvimos así seis días, después de eso ya no había comida, por los saqueos en las tiendas, así que decidí irme a mi comunidad, en el municipio de Igualapa, y regresé después de un mes, cuando volví los del censo del gobierno ya habían pasado y no me contaron.
Claudia no ha recibido dinero para recuperar las cosas que tenía. Tuvo que conseguir una litera, que le donaron unos familiares, para tener donde dormir, porque perdió hasta el colchón. Pero se regresó a la casa que rentaba porque tenía que volver a trabajar, las clases en la primaria donde laborar se reanudaron apenas en enero, pero ella decidió regresar antes de su comunidad.
Cuenta que por ahora se va a quedar en la misma vivienda porque ahí la renta es más baja que en otros lados y los vecinos son muy unidos, pero le preocupan dos cosas, cómo va a recuperar sus pertenencias y lo mucho que se están enfermando sus alumnos.
Hay muchos casos de dengue, ahorita la mitad de los niños de mi grupo están enfermos, y así está en todos los grados de la escuela.
El director de Salud Municipal de Acapulco, Aniceto Leguizamo Dimas, ha alertado del riesgo de que el virus se extienda en el período de lluvias (entre mayo y junio). Solo en el puerto se han contabilizado mil 799 casos probables de dengue, 373 contagios confirmados y seis muertes.
Así que la de Acapulco y sus mujeres es una lucha contra la devastación, el caos y la enfermedad para poder ponerse de pie otra vez.
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