Bodas, bautizos, quince años, funerales y hasta primeras comuniones. El fenómeno de los sacerdotes falsos es una práctica más común de lo que parece. La Arquidiócesis de Toluca asegura que el problema no es nuevo, pero que sí se ha acentuado en los últimos tres años. El vocero de esta demarcación religiosa, el presbítero Jorge Rosas Suárez, señala que han detectado que son principalmente ministros de otros cultos quienes se hacen pasar por sacerdotes católicos y ofrecen misas a domicilio a cambio de dinero.
Bastantes, sí, sobre todo se presentan en algunas capillas creadas, construidas por ellos. Hay algunos espacios como salones o bodegas incluso, en las casas, en las funerarias, allí van los sacerdotes o los ministros que no son de nuestra fe cristiana católica y les dan estos servicios a la gente.
Aseguran que han detectado que en estos casos, los cobros por misa o servicio suelen ser excesivos y no se apegan a lo que llaman “aranceles diocesanos”, que son una especie de tarifas que tiene cada parroquia para el sustento de su iglesia. El engaño no sólo hace que la gente pierda dinero, sino que se participe en celebraciones u le impongan sacramentos que la autoridad católica reconoce como inválidos.
Les están celebrando sacramentos que a su tiempo para nosotros van a ser inválidos, porque les emiten un documento también, que no tiene ni certificación o validez, porque no son católicos.
Para no caer en el engaño, la Arquidiócesis de Toluca recomienda no realizar trámites fuera de las parroquias, cuando no se conozca al sacerdote, pedirle la identificación de la diócesis a la que pertenece y tener en cuenta que los sacramentos, salvo casos excepcionales, no se realizan fuera de los templos.
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