Reyna Elizabeth tiene 46 años y vive desde hace 5 años en la calle. Nació en Estados Unidos y ahí vivió por muchos años. No quiere dar mayor explicación de cómo llegó a México. Habla español, pero en ocasiones mezcla palabras en inglés. Cuenta que dejó su hogar porque su esposo la violentaba, física, mental y sexualmente.
Recolecta PET y lo vende, y ese es el motivo por el que, dice, se ha peleado con los trabajadores de la basura del gobierno de la CDMX, ya que ellos también venden el material reciclable. Asegura que le han robado las botellas que recolecta e, incluso, la han llegado a golpear. Reconoce que tiene un cuadro depresivo.
Hay días que tienes la pila baja y no trabajas, y te sientas en la silla por tres días y vas a pedir comida y dicen ‘pero si no se ha movido de ahí, no hace nada’
Pero la historia se repite: no recibe atención.
En 2023 la Comisión de Derechos Humanos de la Ciudad de México presentó un informe sobre los derechos humanos de las personas en situación de calle. En la recomendación apunta la necesidad de una política pública de atención a la salud mental, que permita una intervención adecuada y oportuna desde un enfoque psicosocial.
También es algo que está incluido en la Ley de Salud Mental del Distrito Federal, pues el artículo 14 establece como prioridad la atención a grupos vulnerables.
Juan Gómez, por ejemplo, cuenta que carga con la desilusión. Era un trailero de Jalisco con una vida “normal” un matrimonio, un hijo y un techo. Pero el alcoholismo lo llevó a las calles, donde vive desde hace 30 años.
De la vida no puedo renegar, pero sí hay veces en los que pues es tanto mi coraje, es tanto mi… lo que me pasa, que le echo la culpa a la vida, cuando la vida no tiene nada que ver con mi situación
No considera que necesite atención a su salud mental, pero afirma que otras personas que viven en la calle sí.