Una Selección de Películas de Silvia Pinal para Celebrar su Cumpleaños 92
Silvia Pinal cumple 92 años de edad este 12 de septiembre de 2023 y para celebrar a esta diva del cine mexicano, a continuación te presentamos un top con cinco de sus películas más icónicas
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Los ojos lánguidos de Silvia Pinal vivirán para siempre en la memoria del cine nacional. Ella es una actriz polifacética de enorme rango que empezó haciendo pequeños papeles secundarios en óperas en Bellas Artes y, después, se convirtió en una de las más grandes divas que México haya conocido.
Ni Catherine Deneuve, ni Jeanne Moreau filmaron tres películas con Luis Buñuel. Nadie conocía como ella a Pedro Infante y ni lo regañaba por tragón. María Félix, en toda su gloria, nunca tuvo una Palma de Oro del festival de Cannes en su casa, resguardada en un mueble, bajo un retrato propio pintado por Diego Rivera.
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Silvia Pinal es una de las más grandes estrellas de la historia del cine mexicano y un recuerdo vivo de una época lejana. Durante una carrera de más de 70 años trabajó con Alcoriza, Pedro Infante, “El Indio Fernández”, René Cardona Jr., Luis Spota, Arturo Ripstein y mucho más. También tuvo un ilustre paso por la televisión nacional en donde se le recuerda como fundadora de Televisa y conductora, por más de 20 años, de Mujer, casos de la vida real. En el teatro, desde los años cuarenta, trabajó con directores y dramaturgos de la talla de Rafael Banquells, Ignacio Retes (con quien actuó en la impactante El cuadrante de la soledad de Pepe Revueltas), Manolo Fábregas, y Susana Alexander.
Para celebrar la carrera y cumpleaños de esta actriz icónica, ganadora de cuatro premios Ariel, hicimos un recuento de cinco películas esenciales en su filmografía. Aquí, entre el melodrama más descarnado, la comedia y la tragedia, podremos recordar el enorme rango de una intérprete sin par que vivirá para siempre en la memoria cultural de los mexicanos.
1. El rey del barrio (1950), Gilberto Martínez Solares
En esta memorable comedia, Silvia Pinal se encontró con Germán Valdéz, Tin Tan, en la cúspide de su brillante carrera como comediante. Con Tin Tan, en ese estire y afloje físico, siempre espontáneo, siempre sensual, Pinal se convirtió en una revelación absoluta.
A partir de esa película, nunca más volvió a tener un papel menor. Este romance, que reinterpreta el mito de Robin Hood para un barrio popular, se convirtió en un hito del cine mexicano de mediados del siglo XX. Y aquí fue en donde, verdaderamente, el mundo empezó a conocer la leyenda de Silvia Pinal.
2. Locura pasional (1955), Tulio Demicheli
Locura pasional es un melodrama que no podría existir en nuestros tiempos. Una película marcada por discursos misóginos que, en realidad, expone como castigo la culpa de un feminicida. Sin embargo, por más espantoso que sea el papel de Carlos López Moctezuma, y por más desplazada que sea esta adaptación de La sonata a Kreutzer de Tolstoi, Locura Pasional es un retrato vivo de México en los años 50 y la película que le dio a Silvia Pinal su primer Ariel como actriz principal, después de ganarlo en la categoría de reparto con Un rincón cerca del cielo de Rogelio A. González.
Un documento de época que demuestra, con creces, la capacidad histriónica de Pinal en los más azotados y desgarradores melodramas del cine nacional.
3. El inocente (1956), Rogelio A. González
Después de Un rincón cerca del cielo, Silvia Pinal se reencontró con Pedro Infante, su gran amigo (y nunca su amante) para hacer una de las comedias más deliciosas del cine clásico nacional.
El inocente cuenta la historia de una mujer insatisfecha, Manecita, prometida a casarse con un niño mimado de familia rica. Por azares del destino y del alcohol, Manecita acaba pasando una noche con el Cruci, un mecánico desfachatado, verbiágil, pendenciero y de esbeltos brazos, interpretado, evidentemente, por Pedro Infante.
Sorprendidos por los padres de Mane, la pareja dispareja debe casarse y fingir un matrimonio infeliz para luego divorciarse y salvar el rostro de la señorita de alcurnia. En el proceso, por supuesto, terminan enamorándose y viviendo felices para siempre.
En El inocente no nada más tenemos una de las más hermosas escenas de borrachera con regresión infantil del cine nacional, sino que llegó a su punto más alto el indudable valor cómico de la química entre Pinal e Infante. Un clásico para ver en Año Nuevo y, desesperadamente, entre uva y uva, rezar porque nos rescate un mecánico de nombre imposible.
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4. Viridiana (1961), Luis Buñuel
Viridiana es la última película iberoamericana en haber ganado la Palma de Oro en Cannes y la segunda película mexicana en lograrlo después de María Candelaria de “El Indio Fernández”.
Una película polémica que trata, como solo Buñuel sabía hacerlo, temas de sexualidad y religión de manera absolutamente desfachatada. En esta cinta, Pinal es Viridiana, una devota que, antes de entrar al convento, visita a un tío que no había visto en años. El tío intenta violarla y luego, en la vergüenza, se suicida. Desilusionada del mundo y con una sensación imborrable de mancilla, Viridiana recupera la casa de su pariente fallecido para hacer un hospicio, pero nada sale como lo había planeado.
Se trata de una película que causó revuelo, que fue censurada y que nadie en México quería proyectar. Nadie, claro, hasta que llegó un personaje maravilloso que no tenía miedo de las imágenes sugerentes: Salvador Novo. Una de las más importantes actuaciones de Pinal en la sutil sensualidad de la devoción trunca y un delicioso clásico antirreligioso.
5. La soldadera (1967), José Bolaños
Al final de La soldadera hay una escena desgarradora en donde el personaje de Silvia Pinal, La Lázara, regresa a su casa en Bernal.
Ahí ya no queda nada y La Lázara, que ha pasado de la mano de un hombre abusivo a otro, empujada por la inercia de la revolución y la necesidad de supervivencia, está desconsolada. Se da cuenta ahí mismo que ya no tiene hogar y que las pertenencias que carga con trabajo, que por momentos acomoda en un tren, son el único refugio que le queda.
La violenta condición de nómada, la nostalgia de una vida más sencilla, el horror de lo que la rodea, se plasma en un llanto desolador. En esta cinta, Pinal logra una actuación impresionante. Sutil y emotiva, la expresión siempre cansada de La Lázara, sus lágrimas desgarradoras, son una reflexión en sí mismas; una reflexión sobre las guerras sin fin y la infinita estupidez de los hombres.
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Con información de Nicolás Ruiz de N+
JCG