El crack del 29: ¿Por qué sucedió esta crisis económica?
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Si seguimos la periodicidad histórica construida por el historiador inglés Eric Hobsbawm, el siglo XX se inauguró en 1914 con la Primera Guerra Mundial, ese suceso cambió la configuración geopolítica

El crack del 29: ¿Por qué sucedió esta crisis económica?
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Esta crisis económica acabó, para bien y para mal, por reconfigurar la economía y la política del siglo XX y, por supuesto del siglo XXI. Es posible observar la crisis del 29 desde dos ángulos: el primero de ellos relacionado a los ciclos económicos, la Gran Depresión era algo completamente inevitable ya que era una cuestión cíclica del sistema económico, de ahí la famosa frase del economista austriaco Joseph Schumpeter en su curso inaugural en la Universidad de Harvard:
“Señores, están ustedes preocupados por la depresión; no deberían, porque para el capitalismo, la depresión es una buena ducha fría”.
La otra perspectiva toma en cuenta también cuestiones sociales, políticas, geopolíticas y, por supuesto, económicas que influyeron para que las principales economías de occidente tuvieran un crack financiero en 1929 y posteriormente una fuerte crisis económica que duró cerca de 10 años. Es decir, hubo factores específicos que profundizaron la depresión económica, lo cual trajo consigo consecuencias de distintos tipos, que van desde el giro keynesianista de intervención estatal en las políticas económicas de occidente, con con el New Deal, fuertemente influenciado por los planes quinquenales de la Unión Soviética; hasta los movimientos fascistas que surgieron en Europa y que acabaron por detonar la Segunda Guerra Mundial.
La burbuja previa al crack: la ilusoria recuperación de la posguerra
Es imposible comprender el crack del 29, la Gran Depresión e incluso la Segunda Guerra Mundial, sin tomar en cuenta lo que sucedió en la Primera Guerra Mundial, no solo por lo que implicó el desgaste de la guerra para las fuerzas beligerantes, sobre todo en términos sociales, políticos y económicos, sino también, por las condiciones impuestas en el Tratado de Versalles a las fuerzas perdedoras en el fin de la guerra, sobre todo a Alemania. En este contexto de devastación económica y de condiciones impagables para los perdedores de la guerra, empezó a cocinarse en lo económico el crack financiero para fines de la siguiente década y, por supuesto el fascismo en el terreno de lo político. Las condiciones de rendición incondicional de Alemania en 1918 fueron más que onerosas, ya que Francia impulsó en los acuerdos de paz que Alemania debía pagar los costos de la reconstrucción de la guerra; Estados Unidos y Gran Bretaña por su parte buscaban que los alemanes pagaran en relación a sus capacidades económicas. Al final Francia se impuso y se establecieron indemnizaciones impagables a Alemania, para darnos una idea: para 1921, Alemania debía pagar 132 mil millones de marcos de oro, algo que todo el mundo sabía que era imposible de pagar, equivalente a aproximadamente 1.5 veces su PIB.
El crack: el Jueves y el Martes Negro de 1929
La burbuja reventó en octubre de 1929, el principio del fin fue el jueves 24 de octubre en la bolsa de Wall Street, conocido como el Martes Negro. Ese día comenzó con una caída brusca del valor de los títulos y con un descenso de los préstamos bursátiles; se estima que el descenso fue de casi un millón, es decir, se ordenó la venta de alrededor de un millón de títulos. En la tarde se reunieron los principales banqueros en JP Morgan para formar un pool y así evitar la caída de las acciones. Esas medidas resultaron solo un sedante que duró algunos días, ya que para el lunes 28 se reactivó la tendencia a la venta de títulos. Entonces, los banqueros y el propio Departamento del Tesoro tuvieron que reconocer que las fuerzas del mercado ya eran incontenibles. El martes 29, conocido como el Martes Negro fue lo que desató el pánico, ese día el sistema financiero acabó por colapsar y en cuestión de horas, millones de inversionistas se vieron completamente en la ruina.
El rasgo más singular de la catástrofe de 1929 fue que lo peor empeoraba continuamente. Lo que un día parecía el final de la crisis, se demostraba al siguiente que solo había sido el comienzo”, señaló en ese tiempo el economista John Kenneth Galbraith.
Las razones financieras por las que Estados Unidos entró en crisis tienen que ver con la sobreproducción respecto de la demanda existente, lo que derivó en que se especulara con créditos de todo tipo: automotrices, inmobiliarios, monetarios y demás, que al final no pudieron pagarse. Para darnos una idea del nivel de endeudamiento, Hobsbawm señala: “Tan sólo los compradores de automóviles debían 1.400 millones de dólares de un total de 6.500 millones a que ascendía el endeudamiento personal en créditos a corto y medio plazo”.
Los herederos de la crisis: el New Deal y el fascismo
La Primera Guerra Mundial, el contexto de la posguerra y la crisis del 29 tuvieron consecuencias diversas en lo social, político y económico. En lo social y lo político derivó en uno de los regímenes políticos más cruentos de la historia: el fascismo y el nacionalsocialismo, que en su tiempo fue la “tercera vía” frente al liberalismo y el socialismo. Este movimiento político tiene características propias, algunas de ellas son: el nacionalismo profundo, el anticomunismo, el antiliberalismo, el estado fuerte, el líder carismático y el anhelo del pasado glorioso mitificado por el estado. En términos del historiador francés Francois Furet, el fascismo es, al igual que el comunismo, un movimiento totalitario y revolucionario, solo que el primero es de izquierda y el segundo es de derecha, es decir, el fascismo es la derecha revolucionaria, es la política traída de las trincheras de la guerra y de la miseria de la crisis económica. Al final este movimiento político llevó al mundo a otra guerra de escala global, la Segunda Guerra Mundial y a uno de los periodos más oscuros de la historia: el holocausto. El resultado lo conocemos todos: más de 20 millones de muertos de 1939 a 1946, entre ellos, millones ejecutados en campos de exterminio de la Alemania nazi.