Zócalo de la CDMX, con la Música en las Venas
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La historia de la plaza cívica de la capital del país está ligada a conciertos masivos ya fuera de paga o gratuitos
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Este viernes 28 de abril, el Zócalo de la Ciudad de México volverá a llenarse para recibir a la cantante española Rosalía. El vento será masivo y gratuito, elementos de una política de gobierno de llevar la cultura y el entretenimiento a las plazas populares.
Sin embargo, la historia de esta plaza cívica está ligada a la música desde mediados del siglo XIX; y podríamos decir que se institucionalizó en el año 2000, durante el primer gobierno de izquierda en la CDMX (Cuauhtémoc Cárdenas-Rosario Robles), en la edición XVI del Festival del Centro Histórico.
Un nacimiento fallido
En el año 1843, Antonio López de Santa Anna decidió demoler el mítico mercado del Parián y colocar un monumento a la Independencia en el centro de la Plaza de la Constitución. El 16 de septiembre de ese año, se colocó la primera piedra del Zócalo, pero la inestabilidad política impidió se siguiera con la idea.
Algunas referencias de la época recuerdan que durante las festividades de Día de Muertos o de Navidad, también se ofrecían conciertos a cargo de bandas militares, que deleitaban al público con composiciones de alta música, para placer de quienes caminaban por lo que se conoce hoy como "el primer cuadro".
Algunos dicen que el primer concierto masivo fue el 1 de noviembre de 1858, cuando la cantante y empresaria Adelaida Cortesi ofreció un recital operístico en el Gran Teatro, que duró seis horas (El Nacional, 1892). Cabe destacar que para disfrutar del espectáculo, los interesados tuvieron que pagar su boleto.
Sin embargo, fue el inicio del nombre con el que se conoce popularmente a la explanada en el centro de la CDMX. Para la década de 1860, se montó un salón sobre el Zócalo, según refiere María del Carmen Vázquez Mantecón, en el texto Estudios de historia moderna y contemporánea de México, en donde era usual "brindar al público diversiones y música que implicaba la compra de un boleto".
En 1880, durante el ascenso de Manuel González a la Presidencia, se ofreció un recital en el Zócalo: "El tal concierto fue gratis y con eso dicho se está que fue soberbio, ¡qué concurrencia aquella!", se lee en la crónica publicada en el diario El Informador.
Quien reseña, Malco Bella-Nuera, expresa que el evento fue masivo porque no se cobró, ya que si se hubiera hecho aunque fuese "de a peseta, habríamos contemplado... el vacío girando en torno al desolado Fulcheri". Agrega que la música fue excelente, no así el comportamiento del público: "Nos tropezamos con el entusiasmo hiperbólico de una turba popular".
¿Qué fue lo que pasó? Pues que los seguidores del recién nombrado presidente se subieron a una de las torres de la Catedral Metropolitana y comenzaron con los repiques de las campanas, impidiendo que se escuchara la ejecución de la banda militar encargada del concierto.
Notas de la época muestran que eran comunes los conciertos en el Zócalo, ya fuera en honor de algún político, para apoyar actos de caridad o un festejo por alguna festividad religiosa o popular, aunque casi siempre se trataban de óperas o presentaciones castrenses.
Conciertos masivos institucionalizados
Aunque a lo largo de la historia se celebraron algunos eventos musicales en la ciudad de México (Alameda Central o campus universitarios), fue durante el primer gobierno perredista que se institucionalizó esta modalidad de recitales masivos y gratuitos, y llegó con el nuevo milenio, en el año 2000.
Previamente, en 1999, se celebraron grandes conciertos como el de Los Tigres del Norte, el de Eugenia León y Mercedes Sosa, o el de Joan Manuel Serrat. Tal vez el más impactante fue el de Juan Gabriel, quien presentó un espectáculo para recibir el año 2000 en el Zócalo, con una asistencia de 350 mil personas.
Pero fue durante la presentación del XVI Festival del Centro Histórico de la Ciudad de México, el cual se celebró del 23 de marzo al 13 de abril del año 2000, que las autoridades redefinieron la forma de acercar la cultura y el entretenimiento a las personas.
Nacido en 1985, este festival centraba su oferta artística a espacios cerrados y recintos de la alta cultura. Fue por ello que para el año 2000, el lema fue "Del Palacio a la Plaza", cuyo objetivo fue llevar los espectáculos del Palacio de Bellas Artes a la plaza de la Constitución de forma gratuita.
En este texto publicado en El Informador se explica el concepto:
Como una alternativa benéfica para todo el auditorio y al mismo tiempo para rescatar los escenarios de nuestro patrimonio, el Festival presentará gratuitamente varios de los mejores espectáculos programados previamente en foros cerrados, en el Zócalo capitalino
En ese sentido, los grandes espectáculos culturales se mantenían como parte del programa del festival, pero dejaban sus espacios 'naturales' para ir a las plazas públicas. Además, en el mismo diario se publicó lo siguiente:
También pensando en la juventud, el festival dedicará un espacio al rock. En esta ocasión contará con dos agrupaciones representativas de este movimiento: Café Tacuba y el francés Manu Chao
Se podría decir que estos dos exponentes de la música fueron los que abrieron los conciertos masivos y gratuitos como política institucionalizada en cuanto a cultura y entretenimiento en la capital del país. De ahí vinieron otros, de todos los géneros y para todas las edades.
De 1843 al 2023 han transcurrido 180 años desde que se puso la primera piedra del Zócalo, y con él, una historia que liga a esta plaza cívica con la música. Y este viernes lo volveremos a comprobar con el concierto de Rosalía.
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Iván Cabrera