¿Un espíritu comenzó la Revolución Mexicana? Madero y su creencia en el espiritismo
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Francisco I. Madero llegó a la presidencia en 1911, a pesar de la persecución, la cárcel y la inestabilidad que se cernían sobre él.

¿Un espíritu comenzó la Revolución Mexicana? Madero y su creencia en el espiritismo
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No parecía probable que Porfirio Díaz se moriría alguna vez. Para la elección presidencial de 1910, el dictador había coqueteado con la idea de la democracia, principalmente porque no creía que nadie en México siquiera imaginaría una presidencia sin él. Muchos habían intentado llegar a la Silla Mayor, y el general Díaz los había vencido a todos.
¿Cómo iba a ser posible que un joven ranchero viniera a desafiarlo? Contra todo pronóstico, Francisco I. Madero llegó a la presidencia en 1911, a pesar de la persecución, la cárcel y la inestabilidad que se cernían sobre él. Nadie daba crédito a lo que estaba pasando, ¿el general derrotado en las urnas?, ¿un presidente civil, joven y de otro partido diferente al oficial? La proeza no hubiera sido posible sin una voluntad inquebrantable. Madero se jugaba la vida para expulsar al dictador. ¿De dónde sacó tanta convicción para sacrificarse de esa manera?
El espiritismo
REUTERS/Tomas Bravo (MEXICO - Tags: POLITICS ENERGY BUSINESS CIVIL UNREST)
El verdadero iniciador de la Revolución fue un espíritu. Se llamaba José
Francisco I. Madero conoció el espiritismo mientras se formaba en París. De regreso al rancho de sus padres, en Coahuila, refinó su conocimiento y consolidó su carácter de médium. Con la práctica, llegó a convencerse que se comunicaba con un espíritu que, a través de su mano, escribía sus recomendaciones y consejos. Para los espíritas como Madero, la doctrina no es ningún juego, y no pierden el tiempo en trivialidades. El espíritu que se comunicaba con él le recomendaba ser una persona virtuosa, un hombre de familia, y que ocupara su tiempo en estudiar y no en jugar pool. La fuerza de convicción del espíritu moralista se multiplicó cuando se descubrió como “Raúl”, el hermano menor de Francisco que había muerto porque se echó encima el aceite de la lámpara a los cuatro años.
Años después de su primera comunicación, el espíritu de Raúl presentó uno nuevo, José, a su hermano, y juntos pasaron de recomendarle ser una buena persona, a convertirse a un buen ciudadano y más tarde un buen político. Ambos urgían a Francisco a asumir una tarea que transformaría el destino del país y lo llevaría a una nueva época. Madero guardó sus diarios espíritas, y nosotros los podemos consultar. En uno de ellos registró la supuesta comunicación de Raúl para el 30 de octubre de 1907:
¡Cuán feliz me siento al ver que en tu planeta hay seres que compartan nuestros sentimientos, que están dispuestos a luchar para que triunfe la causa de la libertad y la justicia, a fin de que al calor de estos brillantes soles, germinen los buenos sentimientos que dormitan en la humanidad; se desarrollen los nobles esfuerzos que han de llevarlos a la felicidad suprema: a la felicidad dentro del cumplimiento de la ley! ¡Ahora sí has vencido!