Samantha Flores, Activista Trans de 92 Años, Presenta su Autobiografía
La activista trans Samantha Flores habló con N+ sobre su autobiografía ‘Entre azul y buenas noches’
Elisa de Gortari | N+
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Samantha Flores ha presentado Entre azul y buenas noches (Grijalbo), una autobiografía hecha con colaboración con el autor y académico Antoine Rodríguez. N+ habló con ambos sobre este libro que recupera la historia de la activista trans de 92 años.
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Samantha Flores, la activista trans de 92 años, cuenta su vida
Nacida en Orizaba en 1932, Samantha Flores es un ícono de la comunidad trans en México. Se le conoce, principalmente, por ser fundadora de la primera casa de día para adultos mayores LGBT de Latinoamérica.
Sin embargo, su historia comenzó muchas décadas antes. En una época marcada por el rechazo y la persecución, Samantha Flores se incorporó a la vida nocturna de la Zona Rosa en su momento de mayor apogeo cultural, donde tuvo contacto con una escena única que se disolvió únicamente con la llegada del VIH en los años ochenta.
Al respecto, Antoine Rodríguez explica que cuando conoció a Samantha Flores y conoció su historia supo que debía colaborar con ella para contarla:
Al saber su historia me dije ‘¿qué va a pasar con esto?, se va a perder’. Entonces, como Samantha no tenía planeado escribir al respecto, pensé por qué no acompañar a Samantha en la elaboración de su autobiografía, yo como trabajador técnico, como trabajador textual.
Samantha Flores comenzó a vivir como mujer en una época en que la palabra trans ni siquiera estaba en el panorama. La palabra transicionar tampoco se usaba en aquel entonces. Su vida como mujer comenzó casi de forma accidental: en una fiesta de disfraces se vistió por primera vez como mujer.
Yo no tuve transición nunca. Fue prácticamente de broma, hubo una fiesta de disfraces y fue la primera vez que nos vestimos un grupo de amigos.
A esta fiesta siguió el autodescubrimiento, que nunca habría florecido de no ser por el apoyo de sus amigos:
Curiosamente, mis amigos me invitaban a una fiesta, a una obra de teatro, a tomar café, a cenar y me decían ‘pero vente de Samantha, queremos que Samantha venga’, y así empecé a descubrirme poco a poco.
Una historia de libertad en tiempos difíciles
Algo sobresaliente de Entre azul y buenas noches es que recupera no solo los momentos de crisis y lucha para la comunidad LGBT de la Ciudad de México; también retoma momentos de alegría y gozo para un grupo que vivía en la clandestinidad. Al respecto, Antoine Rodríguez señala que hay un relato incompleto sobre la historia de la comunidad, que a veces excluye los momentos de libertad y regocijo:
Creo que hay toda una historia de los años cuarenta, cincuenta, sesenta, que no es una historia tan melodramática, tan dramática, tan trágica; y que la comunidad LGBT fue abriendo espacios donde fluyeran esos placeres y deseos.
Y añadió:
Yo creo que nos hemos quedado en una historia que nos han contado nuestros hermanos nuestras hermanas, una historia de gente golpeada, humillada. Creo que a pesar de que eso sí existió, que la verdad las redadas eran frecuentes y eran barbaridades que se cometían, había un impulso de vida que sí circulaba y que era alegre, que era festivo.
Paradójicamente, pese a vivir toda una vida como mujer, Samantha Flores cuenta que ella conoció la palabra trans hasta hace muy poco:
Dos, tres años [que conoció la palabra trans]. Hace muy poquito.
No obstante, señala que eso se debió a que nunca tuvo problemas para ser aceptada ni en sus círculos sociales ni en su familia:
Yo afortunadamente fui aceptada por todos mis amigos, fui aceptada por mi familia y fui bautizada. Así es que yo personalmente no tuve ningún problema.
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