La coyoacanización de las cosas ha hecho que el mexicano amalgame a las criaturas que habitan en las leyendas, convirtiendo los diversos afluentes de historias en una sola corriente mitológica. Así es como leyendas locales de mujeres en pena y las apariciones de diosas prehispánicas termina siendo La Llorona, las aventuras de Juan Carnero, los Dueños o Juan Oso terminaron siendo El Diablo y brujos y brujas terminaron siendo una misma cosa, siendo que, en la tradición y la práctica de los conocimientos ancestrales, son diferentes en cada género y existen muchas especializaciones.La vastedad de criaturas, historias, leyendas y personajes que se relacionan con lo sobrenatural en México parece interminable y los cientos de estudios que hay al respecto lo demuestran; pero las ganas de satisfacer al extranjero con leyendas coloniales hechas a la medida de los moralinos han opacado definitivamente los colores de las creencias reales.Las leyendas siguen vivas en los pueblos, barrios y comunidades que forman México y así permanecerán mientras se cuenten. Hemos seleccionado cinco que nos han acompañado desde la niñez y que seguramente a todos ustedes les serán familiares.
Cuidado borrachos, aquí llega el Cadejo
Si a ustedes como a mí les gusta la beberecua, pongan mucha atención a esta historia.En Oaxaca, Chiapas y Veracruz cuentan los que saben sobre un animal mágico parecido a un perro negro, con ojos que parecen brasas ardientes, que arrastra unas pesadas cadenas y emite un silbido muy fino. Se aparece en la noche o en la madrugada en cafetales, bosques, veredas, senderos y polvorosas calles, en lugares apartados y solitarios. Su nombre es: el Cadejo.La gente del sur mexicano dice que hay dos tipos de cadejos: uno blanco y otro negro. El blanco fue creado por Dios mismo, de allí su prístino pelaje. Pese a tener los ojos grandes, rojos y profundos, no hay que temerle pues su propósito es el de proteger a los que trabajan duro o hacen el bien y que salen de fiesta. Si alguien bueno se embriaga, el Cadejo Blanco les ayuda a encontrar el camino a casa o bien durmiendo cerca de ellos para resguardarlos.La leyenda dice que el Diablo estaba molesto con la creación de Dios y por ello creó a su propio Cadejo. Un perro gigante, negro y rabioso que vive para sembrar el temor en el corazón de los noctámbulos. El Cadejo Negro caza a los trasnochadores para asustarlos, lastimarlos, revolcarlos y llevarlos al panteón, literalmente. Los borrachines que se han topado con él siempre amenacen todos mallugados entre las tranquilas tumbas.Algunas historias dicen que la única forma de alejar al cadejo es arrojándole orina caliente.Además de Chiapas, la leyenda del cadejo es conocida en países de Sudamérica como El Salvador, Honduras, Costa Rica y Guatemala donde la historia de este singular perro es tratada con diferentes versiones.
El Diablo (no existe en México)
Cuando los españoles llegaron a México, los pueblos originarios no tenían conceptualizado ni al Diablo, ni al infierno de la forma en la que lo representaba el cristianismo, en el cual “el mundo terrenal todavía no es el mundo de Dios y la tarea del hombre es ayudar mediante una vida piadosa y buenas acciones a vencer el mal, para que se haga posible la redención. Aquí lo diabólico da relieve a la gloria celeste, contribuye a hacer más apetecible la realización del sueño de una arcadia existencia en un paraíso sin peligros ni sufrimientos, y es, en general, uno de los recursos, y por cierto un recurso muy eficaz, para acentuar el ethos religioso”.En cambio, para los pueblos prehispánicos la muerte al servicio de los dioses era la única felicidad que esperaban de la religión, pues aunque tenían muchos pecados que evitar, aceptaban “el hecho de que el hombre, por su culpa o sin ella, está expuesto a la desgracia, a la perdición, al aniquilamiento”.Entonces, si bien no existía un personaje que pudiera ser considerado el señor del infierno, Satanás, o el Diablo, sí existía uno muy parecido que podríamos definir como el señor de las tinieblas y el villano que traía desdichas a los hombres. Ese personaje era uno de los principales dioses de los habitantes del Valle de México y su nombre es Tezcatlipoca. Él es la representación de “el fenómeno de la fragilidad e inseguridad de toda vida humana”. En su libro
El Pueblo del Sol, Alfonso Caso afirma que su nombre “originalmente significa el cielo nocturno y está conectado por eso con todos los dioses estelares, con la luna y con aquellos que significan muerte, maldad y destrucción”.No cesaron las apariciones de esta deidad con las matanzas de la Conquista ni la castración cultural de Colonia, por el contrario, fueron adaptándose a los tiempos y prosperando hasta convertirse en algo más que un simple pillo siniestro, hasta convertirse en el Charro Negro.Algunos le llaman “amigo” porque otorga fortuna a cambio de algún “favor”. Como en muchas otras culturas, este ser nocturno tiene una pasión desmedida por las mujeres. Se le describe como un hombre muy alto y fornido que viste elegantemente “el traje de gamuza negra con aplicaciones de brillantes ornamentos de plata, la faja negra alrededor de la cintura y el corbatón suelto en el cuello, además del alegremente galoneado aunque pesado sombrero. Montado en su cabalgadura soberbiamente enjaezada” (U.V, 2008). Este charro suele ser un gran caballero, de jovial sonrisa y trato amigable, pero hay que tener mucho cuidado con sus ofertas de ayuda.Del Charro Negro se cuentan cientos de historias: que se roba a las mujeres para hacerlas sus esposas, que se aparece donde existe dinero enterrado, que es un alma en pena que recorre los caminos en busca de almas moribundas y de dinero, o que simplemente cambia el alma de los hombres a cambio de favores.Con el tiempo, la figura del Charro cambió por la del Catrín, luego el Licenciado y ahora se habla de un narco que llega en una camioneta negra a los bailes. Nadie ha salido bien librado de sus tratos con el Charro Negro.
Encantos: sus peligros y riquezas
Existen en México lugares sagrados en los que conviven la magia y la naturaleza llamados Encantos, que suelen ser de gran ayuda para todos los que buscan sabiduría y peligrosos para aquellos que persiguen la fortuna. Pueden encontrarse en cerros o lagos de difícil acceso, muy adentro en el desierto o las llanuras, pero es más común acceder a ellos a través de las cuevas.De acuerdo con el
Bestiario realizado por Ensamble Comics A.C.; estas cavidades naturales permanecen en el imaginario colectivo como arcanos de la Tierra en los que tienen lugar las más variadas leyendas. De las cuevas se dice que son puertas de entrada al infierno, salidas del mundo de la muerte; algunas personas explican que las cuevas son entradas mágicas a mundos parecidos al nuestro (con animales, plantas y hasta un sol propio), pero mágico en donde viven los nahuales y, dependiendo de la región del país, también viven otras criaturas mágicas como los aluxes o chaneques.En algunas leyendas, más propias del mestizaje de culturas, se narra que las cuevas que llevan a este “lugar mágico” se abren el 24 de junio (Día de San Juan) y adentro vive un “gran señor” que ofrece riquezas, pero la advertencia siempre es salir antes de una hora, pues si no la cueva se cerrará y la persona quedará en el interior hasta que pase un año y vuelva a abrirse.Las versiones sobre historias de cuevas varían en todo el país, en la zona sur de la Ciudad de México, en el territorio que ocupan las delegaciones Xochimilco, Tlalpan y Milpa Alta, “suele verse en la boca de las cuevas un chivo grande, quien funge como el custodio de las riquezas que hay en los socavones. Otras narraciones afirman que en las cuevas se encuentran los grandes tesoros de bandidos famosos como Juan Carnero, un hombre que robaba gracias a que tenía pacto con el Diablo”. Como dueño de creación y las riquezas que se encuentran dentro de las cuevas, el Charro puede ser asociado con los Dueños del Cerro, semidioses encargados de cuidar la naturaleza, son muy territoriales, vengativos y normalmente entran en conflicto con los humanos cuando estos tratan de romper el equilibrio ecológico de la zona que protegen.“Los lugares protegidos por los dueños son puertas hacia el Talokan, “lugar donde habitan los señores creadores de todas las bondades de la tierra”. Es este un lugar mítico que guarda el agua para las cosechas, el maíz, los vientos, los rayos y todos los animales (…) Los Dueños no tienen forma definida, y pocos son los humanos que tienen contacto con ellos. No obstante, los brujos, los curanderos y los viejos sabios pueden comunicarse con estos seres y recibir sus favores; por ejemplo, poderes como el nahualismo y la brujería”. El castigo por no cumplir lo prometido a un Dueño (el pacto), o realizar alguna construcción sin permiso en el territorio que este protege es la muerte.
Duendes
Los duendes mexicanos son seres muy diferentes a los que habitan Europa. Confundirlos puede ser mortal, ya que su naturaleza es disímil y las familias que la integran son varias entre sí: aluxes, balamo’b, chamaquitos, sombrerones, tzitzimimes o xocoyoles son algunos de sus nombres.Decir que cada una de estas familias son diferentes entre sí no es algo que debe ser tomado a la ligera, pues algunos de estos son benignos, otros no; aunque la única similitud que hay entre todos ellos es que les gusta gastar bromas.Para saber si es bueno o malo lo más recomendable es, según los expertos, preguntarles directamente cuáles son las intenciones que persigue. Pararse en medio de la milpa, casa, patio o dónde se cree que viven y gritar, por ejemplo: “Desde la verdad de mi corazón te pregunto ¿cuáles son tus intenciones?”.A casi todos los duendes les gustan las ofrendas, sobre todo de dulces, y si les alimentas constantemente pueden ayudarte protegiendo las cosechas o la casa, en el caso de los aluxes y los balamo’b. Mientras que los chamaquitos son capaces de conceder favores a cambio de un pacto; los sombrerones son sabios maestros de las artes mágicas y la herbolaria; y los tzitzimimes cuidan tesoros que solo le dan a la gente de buen corazón.Si uno no cumple el pacto que adquiere con ellos o no deja las ofrendas correctas, los duendes se molestan y afectan la vida cotidiana de las personas, llegando incluso a robarse a los niños de la casa dónde viven, como los ba’aba’alo o los guamudos.Existen otra clase de duendes cuyos poderes le permiten controlar la naturaleza, como los ahuaques que mandan los rayos, los Encueraditos que se pueden convertir en fuerzas y tienen poderes telequineticos, las La`as que usan el polvo y el viento para escuchar todas las conversaciones y los xocoyoles que provocan las lluviasNo es bueno tratar con duendes directamente, porque suelen ser muy volubles. Hoy son amigos y mañana se enojan. Lo mejor es dejar ofrendas y ser respetuoso con la naturaleza para evitar su ira, o ponerles la ropa al revés a los niños para evitar que se los roben.
La terrible Mano Pachona
Cuando era niño, en Durango, uno de los temores que más me asaltaban en la noche era toparme con la Mano Pachona. Una mano sin cuerpo, pero con ojos y boca que era caníbal, asesina y maldosa. Se le dice pachona por el abundan te pelaje que la cubre. A la distancia, el concepto de esta mano me da risa pero, al pensar en la creencia extendida que hay sobre ella u otras manos malignas en todo el país, me preocupa.Una leyenda poblana (y colonial) dice que la mano pachona perteneció a un hombre muy rico en vida, la cual fue cortada en la muerte, y actualmente viaja por la ciudad de los ángeles ostentando grande joyas en los dedos y pelos en la piel. Mata a los despreocupados que andan de farra, trepando como una araña hasta el rostro y hundiendo sus dedos en los ojos hasta sacarlos de sus cuencas para después estrangularlos. Después de sus crímenes, regresaba a la tumba para descansar junto a su amo el sueño eterno.Se sabe que muchas brujas pueden desprender las extremidades de su cuerpo y cambiarlas por otras de animal (aves o gatos, preferentemente) y salir de noche a hacer el mal. En Chiapas incluso existe la creencia de las cabezas rodantes del mal, el más aterrador poder que puede alcanzar una bruja en este país. Prefiero no profundizar mucho más en este texto sobre ellas por miedo. Hay cosas en este mundo que no deben ser tomadas a la ligera y estos seres son una de esas cosas.Ilustración:
Cuemanche