Mónica Ojeda Presenta una Novela Psicodélica y Retrofuturista
La escritora ecuatoriana Mónica Ojeda conversó con N+ sobre ‘Chamanes eléctricos en la fiesta del sol’, una novela audaz llena de psicodelia
Elisa de Gortari | N+
COMPARTE:
Mónica Ojeda se convertido en el último lustro en una de las escritoras más queridas y leídas de Latinoamérica gracias a novelas como Nefando. Ahora la autora ecuatoriana ha publicado en Random House su novela Chamanes eléctricos en la fiesta del sol, que es calificada como psicodélica y donde se examina el papel de los padres y el poder de la música.
Noticia relacionada: ‘Nadie Puede Escapar de la Historia’: Presenta Novela Ganadora del Premio Alfaguara en México
Chamanes eléctricos en la fiesta del sol, una novela sobre la experiencia musical
Pregunta: ¿Cómo nació este Chamanes eléctricos en la fiesta del sol? ¿En qué momento se te ocurrió una novela psicodélica, retomando el adjetivo que ha usado una mayoría de las reseñas?
Respuesta: Cuando empecé a escribir la novela yo no había pensado ni en psicodelia ni en nada. Para que veas los caminos y los territorios por los que transitan la escritura y luego la recepción literaria. Cuando me senté a escribir, en realidad, lo que quería era trabajar sobre un concepto muy básico que es el viaje al que te somete la experiencia musical cuando estás pasando por una crisis psicológica.
El disparo inicial fue ese para sentarme a escribir. Estaba pensando mucho en cómo un cuerpo que está herido, un cuerpo que está desamparado, cuando se abre a la experiencia musical; o cuando se abre a cualquier tipo de arte (en la novela es la música, pero esto podría funcionar con cualquier tipo de arte). Cuando te abres a la experiencia sensorial de la música, la música en lugar de ser un lugar de evasión te dispara, lo que hace es regresarte con mucha más potencia a ese universo sensorial en el que estás herida y en crisis.
Por otra parte me interesaba la tradición que vincula la música con lo oscuro, desde Nietzsche, que la novela abre con la cita de Nietzsche: “el oído es el órgano del miedo”.
Y luego estuve leyendo también a muchos otros autores como Ramón Andrés con El mundo en el oído; también La música: una historia subversiva de Ted Gioia, que trabaja con el aspecto más ritual; también Pascal Quignard, con El odio a la música y Butes, que trabaja el tema del canto de las sirenas. Había como un disparador muy básico que relaciona la música con el viaje a los infiernos, el viaje tenebroso.
Por último, pero no menos importante, me interesaba cómo uno puede experimentar el abandono en este mundo, desde distintas aristas. Por un lado, los personajes viven en una ciudad o en un contexto de violencia extrema, pero también porque se sienten abandonados por sus redes de afectos o porque en algún momento se abandonan o les abandonan.
Pregunta: ¿Qué referencias en narrativa mantuviste mientras escribías la novela?
Respuesta: Volví a El ruido y la furia de Faulkner, porque me interesaba mucho la estructura, el tema de la coralidad. También a Las olas de Virginia Woolf, porque me interesaba esa escritura que está muy cerca del flujo de conciencia. Chamanes eléctricos en la fiesta del sol no es un flujo de conciencia, son primeras personas, pero son primeras personas que se acercan al flujo de conciencia.
Pregunta: Unas secciones muy celebradas de Chamanes eléctricos en la fiesta del sol son aquellas donde hablan “las cantoras”, estas voces corales que anticipan o resumen la acción de la novela y cuya dicción se acerca a la de un poema. ¿Cómo surgieron estas secciones más cercanas a la poesía?
Respuesta: Creo que tiene que ver con una inclinación del cuerpo, la escritura siempre es una inclinación del cuerpo y la palabra sale de esa inclinación. No es una decisión para mí escribir “poéticamente” cuando escribo narrativa, es que es la inclinación de mi cuerpo, es la inclinación de mi mente. Cuando pienso una historia, mi manera de pensarla nunca es prosaica. Mi manera de pensar esa historia es siempre entre la imaginación mítico-poética y y también una especie de visión alucinada de lenguaje, es mi manera de sentir las historias.
Estoy de acuerdo con María Negroni cuando dice que a la escritura no le importan los géneros, que es la mente más racional la que decide establecer los límites genéricos de los libros. Cuando uno se sienta escribir desde una libertad radicalmente abierta no la escritura transita por territorios de formas variadas. Yo siento que mis novelas son novelas, pero es verdad sin duda alguna que en la escritura de esas novelas hay un pulso poético.
Mónica Ojeda critica al gobierno de Ecuador
Pregunta: ¿Cuál es tu reacción al ver tantas lecturas encontradas sobre tu novela? Hay quienes la califican como ciencia ficción, dentro del retrofuturismo, otros más dice que es una obra de fantasía.
Respuesta: Me siento súper cómoda con que los lectores sean absolutamente creativos y se adueñen del libro. Yo siento que ya una vez que he lanzado el libro ya no me pertenece. No me gusta tampoco limitar la lectura de los otros diciendo ‘yo creo que mi libro es esto’. Yo sé lo que es para mí y qué es lo que fue para mí durante el proceso, pero ya una vez que sale de repente se convierte en todo aquello que los demás ven en él, tanto virtudes como defectos. Estoy muy contenta porque siento que el libro ha encontrado su grupo de lectores, que siempre cuando uno lanza un libro uno tiene el temor de si encontrará gente que conecte con él. Cuando escribes y publicas lo que busca es que alguien conecte con lo que has escrito y a mí me basta si ya encontró a su grupito.
Pregunta: ¿Qué opinas de los incidentes ocurridos en la embajada de México en Ecuador y la relación deteriorada entre estos países?
Respuesta: A mí me parece que que es terrible la política de militarización y de extractivismo implantada por Daniel Novoa. Me parece que es un presidente que nos está llevando a una guerra interna todavía más recalcitrante, y a la represión de determinados cuerpos, especialmente los racializados.
Siento que lo que pasó con la embajada de México fue simplemente una manera de mostrarle a la población un discurso muy masculino, muy macho; de decirle a la población: “yo tengo el poder, tengo tanto poder aquí que voy a mandar yo en cada esquina”, casi como si estuviera liderando su propia hacienda. Ese señor es un hacendado, eso es lo que es y cree que Ecuador es su hacienda. Pero yo creo que hay en Ecuador un gran movimiento de resistencia.
Historias recomendadas: