Los caricaturistas en el 68: los aliados del poder y los críticos del sistema
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En los años 60, el panorama de la caricatura mexicana era más que interesante. Por un lado, los caricaturistas consolidados, como el Chango Cabral, Arias Bernal, Andrés Audiffred, Rafael Freyre o Guerrero Edwars.

Los caricaturistas en el 68: los aliados del poder y los críticos del sistema
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¿Cómo eran las caricaturas en el 68?
En los años 60, el panorama de la caricatura mexicana era más que interesante. Por un lado, los caricaturistas consolidados, como el Chango Cabral, Arias Bernal, Andrés Audiffred, Rafael Freyre o Guerrero Edwars (todos egresados de escuelas de arte) tenían una calidad estética incomparable, pero no ejercían ningún tipo de crítica en sus cartones; y por otro, los despectivamente llamados "moneros", jóvenes dibujantes que no tenían el preciosismo de la mayoría de los viejos caricaturistas, pero compensaban eso con ideas frescas, mucho más conectadas con los nuevos tiempos y estaban muy polítizados, entre los que sobresalían Eduardo del Río "Rius", Leonardo Vadillo, Helio Flores, Alberto Issac y Naranjo
"Si se enfermaban, si tenían que hacer un viaje al extranjero, si querían editar un libro o si, inevitablemente se morían, el Gobierno se hacía cargo. Una forma pragmática de “proteger” al caricaturista fiel a las instituciones (y todos lo eran) era encargarle trabajos que nunca se editaban, o pagarle (como horas extra) cartones favorables o, de plano, incluirlos en las nóminas oficiales dentro de ese selecto cuerpo que se llama la “Real Fuerza de Aviadores” que abundan en las cajas de las secretarías y ministerios”.
"Seguí haciendo mis monos pese a todo, quizás por la locura que llevo conmigo, pero también pienso ahora que era más necesario, como defensa ante el gobierno, de seguir en la trinchera y estar a la vista. Ese fue un consejo que me dio Abel Quezada: de tener siempre una tribuna donde publicar y estar a la vista del público"
https://codigoespagueti.com/noticias/cultura/el-dia-que-gustavo-diaz-ordaz-mando-secuestrar-rius/ Naranjo, que trabajaba como coordinador artístico de la revista Por qué? y no acaba de decidirse por ser pintor serio o caricaturista, también conectó con el movimiento. Gracias a colaborar con Heberto Castillo se fue politizando durante el conflicto estudiantil, y también realizó dibujos para los estudiantes, incluyendo un cartel donde retrató a Demetrio Vallejo, que se volvió muy popular en 1968 por las consignas de libertad a los presos políticos. Poco después, tan sólo 36 días después del 2 de octubre de 1968, Naranjo publicó Kronykaz de Nanylko Tatatylko, un cómic en clave que se editó en el primer número de La Garrapata, en el que realiza una versión de la masacre de Tlatelolco. Tal como recuerda Naranjo en una entrevista con Elena Poniatowska, el 68 le cambió la vida:
"Además del Movimiento Estudiantil, ese año de 68 fue importante para mí, porque decidí que ya no iba a pintar. El razonamiento que me hice resultó muy sencillo. Todos los cuadros que pinté fueron a dar a las colecciones particulares o a casas de ricos donde ni yo mismo podía entrar. En cambio, la proyección y la aceptación de las caricaturas en los periódicos es inmediata. No sólo las ve mucho más gente sino que tengo acceso a mi trabajo, puedo recurrir a él cuando quiera. Y además, las caricaturas se recogen en antologías, se hacen libros, en fin, tengo coleccionistas."
Lamentablemente, en la mayoría de la prensa de la época, después de la matanza del 2 de octubre los caricaturistas se alinearon del lado del gobierno. (Abel Quezada/Excélsior)" /> La postura de la mayoría de los caricaturistas de la época va en sentido contrario de lo que, según Naranjo, debería ser un caricaturista:
"El cartonista debe ser un rebelde con lo que ve, escucha o dice. Y no sólo eso: será más incisivo e inteligente mientras más „pesimista‟ sea ante la realidad (entendiéndose el pesimismo como crítica y malicia). "
Para bien, el 68 marcó un giro en el cartón político en nuestro país. Enfrentado, directamente, con el poder.