Las historias de 7 asesinos seriales que siguen libres

Estos asesinos tienen en común dos cosas: la perversidad de sus crímenes y el hecho de que no han sido atrapados

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Las historias de 7 asesinos seriales que siguen libres

Las historias de 7 asesinos seriales que siguen libres

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En el año 2015, arqueólogos encontraron los restos de un ser humano –posiblemente del género homo, o una etapa temprana de neandertal– que vivió hace más de 430 mil años. Esta difunta persona se encontraba al fondo de un sistema de cuevas en el norte de España. Su cráneo tuvo que ser rearmado y fue llamado Cráneo 17. Tenía rasgos distintivos que llamaron la atención de los antropólogos en el lugar: las particularidades les reveló una cosa: no solo era un sitio arqueológico, se trataba también de una escena de un crimen, el más antiguo que se ha registrado hasta la fecha. Las marcas de los restos de Cráneo 17 indicaron que esa persona fue posible víctima de un homicidio. Dos agujeros arriba del ojo izquierdo señalaban que murió por dos golpes consecutivos hechos con un mismo objeto. A esto le siguió una caída de 13 metros por el sistema de cuevas. Descartaron la caída como causa de muerte gracias a herramientas forenses modernas. Y determinaron que se trató de un caso de asesinato que consistió en que otro ser humano le pegó dos veces en la cara y después escondió el cuerpo aventándolo en la cueva. La doctora Nohemi Salaead dijo:

Dado que cualquiera de los dos eventos traumáticos era probablemente letal, la presencia de múltiples golpes implica la intención de matar.

Este caso es el primer asesinato registrado donde se puede decir que hay intención de homicidio. Y algunas preguntas surgen: ¿qué sucedió?, ¿cuál fue el motivo?, ¿quién fue el asesino? No sabemos si este asesinato haya quedado impune, pero las dudas que nos despierta este caso son similares a las que tenemos en los homicidios actuales. Hoy en día sabemos que hay muchas razones que posibilitan que las personas asesinen y sean asesinadas:  el crimen organizado, los conflictos bélicos, la corrupción en los sistemas de justicia y, lo que es posiblemente uno de los comportamientos más anómalos: los asesinos seriales. En tiempos recientes, cuando hablamos de asesinos seriales que escaparon de la ley pensamos en personajes como Jack "el destripador", el asesino del Zodiaco y el asesino fantasma de Texarkana. Sin embargo, estos personajes en teoría podrían ya haber fallecido por su avanzada edad. Aquí te contamos la historia de algunos asesinos que hoy en día están libres:

Pedro Alonso López, El Monstruo de los Andes

Pedro Alonso López en 1980, de 28 años de edad. (AP Photo)
Nacido en Colombia en 1948, Pedro Alonso López inició su camino como asesino a finales de la década de los sesenta, cuando mató a otros prisioneros después de que estos abusaran sexualmente de él. López había sido encarcelado por hurto, pero este momento es el primero del que se tiene registro de su actividad como homicida. Cuando salió de prisión en 1978, comenzó a recorrer pueblos y ciudades en Perú. Un día, Pedro Alonso López fue capturado por miembros de un pueblo Ayacuchano, quienes lo querían enterrar por intentar secuestrar a una niña del pueblo. Despojado de todas sus prendas y a punto de ser enterrado, un misionero logró convencer al pueblo de que lo denunciaran y lo entregaran a la ley, sin embargo, por no contar con la nacionalidad peruana, solo fue deportado a Ecuador. En Ecuador, el Monstruo de los Andes comenzó a repetir un patrón similar: viajar por distintas regiones, no solo en el país al que había sido deportado, también visitaba localidades en Colombia. Las autoridades pronto notaron que hubo un crecimiento significativo en desapariciones. El perfil de las personas desaparecidas era de mujeres jóvenes y menores. Sin embargo, relacionaron esto con el aumento de la trata de personas, especialmente de mujeres. No se pudo exponer el caso hasta el momento en que una inundación desenterró cuerpos de las víctimas de jóvenes. Solo así pudieron determinar que los cuerpos habían sido escondidos por alguien. Un día la policía de Ecuador recibió la denuncia de que un hombre había intentado secuestrar a una niña de 9 años en un supermercado, sin embargo, los comerciantes lo habían capturado. Se trataba de Pedro Alonso López. Fue puesto bajo custodia de la policía y no respondió preguntas en el interrogatorio. Fue su padre quien consiguió que confesara. Declaró que había asesinado a mujeres en Colombia, Perú y Ecuador. La cuenta, según López aumenta a más de 300 víctimas. No se pudieron confirmar todos los casos. En 1980, Pedro Alonso López fue sentenciado a prisión. En 1994 fue entregado a Colombia para ser internado en un hospital mental y en 1998 fue declarado sano y puesto en libertad. Después de esto desapareció.

Original Night Stalker, El verdadero acosador de la noche

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Retrato hablado de
Esta persona, aún desconocida, aterrorizó el sur del Estado de California en Estados Unidos entre 1979 y 1986. Nunca fue capturado. Lo que se sabe de él es que durante sus tiempos de actividad confirmada, actuó con violaciones y asesinatos contra sus víctimas. La información que se tiene de este personaje es muy limitada. Fue descrito como un hombre atlético en sus 20 años que atacaba a parejas mientras dormían en su propia casa. Fue en 1979 que sucedió el primer asesinato con el modus operandi característico del asesino, aunque más adelante cambiaría. Se encontró al doctor Robert Offerman y a la doctora Debra Alexander Manning, de 44 y 35 años respectivamente, muertos en su casa. Encontraron marcas de que fueron atados y de que el asesino llevó a su perro. De nuevo, en 1980, Charlene Smith y Lyman Smith fueron víctimas de el verdadero acosador de la noche. Encontraron que el asesino entró a la casa y los ató cuando dormían. Violó a la mujer y a ambos los mató con una pistola. A pesar de que los vecinos escucharon los disparos, ninguno se alertó. La policía en California no tenía idea de quién era el asesino más allá de las descripciones que los sobrevivientes habían dado. Por lo que las únicas pistas eran los retratos hablados. Sin embargo en 2016, treinta años después de que se perdiera pista de sus actos, consiguieron avances sobre su apariencia física y testimonios de víctimas que fueron publicados. Además agregaron una recompensa para quien ayudara a capturarlo. Los crímenes relacionados con este asesino ascienden a seis ataques homicidas y un intento fallido. Pero no acaba ahí. Durante las investigaciones, encontraron pistas genéticas de este asesino. Al procesarlas, descubrieron que los residuos genéticos coincidían con otro criminal: un violador que había atacado sexualmente a casi 50 víctimas. Este descubrimiento ayudó a delimitar la zona geográfica donde vivía y a conocer mejor su apariencia física. Sin embargo, esto no ayudó a que se lograra capturarlo. A pesar de que se llevaron a cabo interrogatorios y distintas personas fueron señaladas como sospechosos, ninguno pudo ser vinculado con certeza con los crímenes. Hoy en día, este asesino y violador, sigue libre y no se sabe donde está ni si sigue actuando.

El asesino de Long Island

Policía investiga costas en Nueva York buscando restos de mujeres desaparecidas. (AP Photo/Seth Wenig)
En el año de 2010 fueron descubiertos los cuerpos de cuatro mujeres. Se sabía que se había denunciado que las mujeres estaban desaparecidas. Encontraron distintos rasgos comunes en las víctimas que fueron encontradas en la playa de Gilgo, en el Estado de Nueva York, en Estados Unidos. Las cuatro habían ofrecido sus servicios sexuales a través de la plataforma web de Craiglist y todas murieron de forma similar: estranguladas. El asesino, después de matarlas, las llevó a esa playa en unos sacos de arpillera. Pero al asunto no terminó ahí. De nuevo, en marzo y abril de 2011, se encontraron los restos de otras personas. Sin embargo, en esta ocasión, tres eran mujeres, uno era un hombre y el último era una menor. Se cree que el hombre era travesti y daba servicios sexuales. Mientras que la menor, de menos de dos años, fue vinculada genéticamente con una de las mujeres. La escena delataba la misma situación, estrangulación, luego los cuerpos fueron movidos en el mismo tipo de sacos a la playa, a unos cuantos kilómetros de donde encontraron a las primeras víctimas.
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Mari Gilbert, madre de Shannan Gilbert, víctima de uno de los asesinatos, declara en conferencia de prensa en diciembre de 2011. (AP Photo/Seth Wenig)
En la misma área en Gilgo, cuando encontraron el segundo conjunto de víctimas, también dieron con un cráneo. En el año 2003, una sexoservidora llamada Jessica Taylor fue reportada como desaparecida. Ese mismo año encontraron evidencias de que había sido asesinada, pero no se había encontrado su cabeza. El cráneo que encontraron en 2011 resultó ser el de ella. Por lo que pudieron identificar a una de las seis víctimas que se encontraron entre marzo y abril de 2011. A este feminicida desconocido se le han atribuido nuevamente más víctimas, algunas de años anteriores. Se le ha vinculado por casos similares a los de Jessica Taylor. Cuerpos de víctimas han sido parcialmente desmembrados, cuyos miembros son encontrados años después en otras áreas. Las víctimas de este asesino han sido halladas desde el año 1996 hasta el año de 2016. Este criminal suele buscar mujeres que ofrecen servicios sexuales, muchas veces por internet. Su identidad solo ha sido tema de especulación. Se cree que tiene entre 20 y 40 años, que es un hombre blanco y que conoce muy bien el sur de la costa de Long Island.

El "Jack el destripador" de Belice

Erica Wills en un retrato hablado fue una de las víctimas del asesino en serie aterrorizó la ciudad de Belice. (AP Photo)
Era el año de 1998 cuando Sherilee Nicholas, de 13 años, no regresó a su casa después de la escuela. Más tarde encontraron su cuerpo. Las características de su muerte indicaron que había sido torturada y asesinada. Esto inició una serie de feminicidios en los que un asesino desconocido secuestró, torturó, atacó sexualmente y luego asesinó. Las víctimas de este asesino serial eran niñas de primaria de la capital de Belice. Después de un mes de que Sherilee fue encontrada, Jackie Malic, una estudiante de 12 años, desapareció y luego fue encontrado su cuerpo sin vida en Homeland Memorial Park. Las condiciones en las que se le encontró reflejaron mutilaciones (le faltaba un brazo), múltiples apuñaladas y un carro la había atropellado. Otra niña fue encontrada. Se trataba de Erica Wills, de 9 años. A pesar de que las circunstancias eran similares a las de Sherilee y Jackie, también encontraron que su cuerpo estaba junto a restos de otra persona; además, la madre, quien fue a reconocer el cuerpo, notó que Erica tenía la ropa de otra niña. Esto indicaba que quizás había otra víctima. Fue con este caso que se vincularon las muertes a un asesino desconocido que llamaron "Jack el destripador". Para su desgracia, sí había otra víctima, Jay Blade. Ella había desaparecido meses antes y la encontraron asesinada. La última víctima antes de que pararan los feminicidios fue Naomi Hernández, quien sufrió un destino similar. Los asesinatos pararon y la policía de Belice no tenía ninguna idea de quién podría ser el asesino, a pesar de que contaban con la ayuda de agencias policiacas internacionales. Debido a que las pistas y evidencias que encontraban eran en cuerpos de agua, llevar a cabo investigaciones se hizo más complicado. El mayor avance sobre el perfil del asesino fue lo que el doctor Mario Estradabran descubrió: las cortadas que las niñas tenían en sus cuerpos señalaban que el feminicida contaba con experiencia médica. También había usado drogas y alcohol para adormecerlas. Y lo último que descubrió hizo la teoría más compleja. En tres de los cinco casos, las niñas habían sido sometidas de los brazos, indicando que podrían haber existido dos personas más en los crímenes. Una persona fue arrestada, pero solo en relación con la muerte de Jackie Malic. El día que ella desapareció, un mecánico local le había ofrecido aventón a la escuela a Malic, pero ella rechazó el transporte y él se fue enojado. La madre lo denunció después de que su hija muriera, pero no había evidencia de que él fuera responsable, además uno de los asesinatos sucedió mientras él estaba detenido. Salió libre y el feminicida no fue descubierto nunca.

Il Mostro di Firenze, El Monstruo de Florencia

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Policía cubre el cuerpo de Nadine Mauriot, última de las víctimas de el Monstruo de Florencia. (AP Photo/Torrini)
En el año de 1968, en Signa, Italia, Antonio Le Blanco y Barbara Locci fueron asesinados con un arma de calibre .22. El pequeño pueblo de Signa se encuentra en las afueras al este de la ciudad de Florencia. Lo que no notó la persona que abrió fuego contra la pareja era que había un niño en la parte trasera del carro que reportó el siniestro. Por desgracia el hijo de Barbara Locci no se despertó cuando ocurrió el asesinato y sus declaraciones tuvieron contradicciones sobre lo que pasó cuando despertó. Esto desató una serie de crímenes que sucedieron durante casi 20 años. La persona responsable tenía una forma de operar consistente cada vez que actuaba. Acechaba a parejas que se encontraban en miradores en los caminos, en casas o en lugares aislados como campamentos. Ocho parejas fueron víctimas de estos actos. Todas eran jóvenes. Los crímenes fueron escalando en violencia. El segundo caso revelaba que uno de los miembros de la pareja que fue víctima sufrió casi 100 puñaladas. En el siguiente asesinato, el cuerpo de uno de los miembros de la pareja fue mutilado. En el último caso, el más violento, las víctimas fueron turistas de Francia que visitaban Italia. Por este motivo no se reportó que una pareja estaba desaparecida. Jean Michel Kraveichvili y su pareja Nadine Mauriot fueron asesinados y mutilados por el criminal. Se supo del asesinato por otro turista que encontró los cuerpos pasado un tiempo. El Monstruo de Florencia aprovechó el tiempo para mandar una carta con una parte del cuerpo de Mauriot para burlarse de los policías que investigaban el caso. Después de 1986, los crímenes pararon. Diversos sospechosos fueron señalados pero no ha habido evidencia suficiente para señalar definitivamente a alguien y hacer una acusación formal. Además, conforme avanzó la investigación, apareció la teoría de que se podría tratar de un grupo de criminales y no solo de un individuo, por lo que un grupo de personas es considerado. Lo llaman "los Camaradas del Picnic".

El asesino de la carretera I-70

Imagen de la carretera I-70 en EE.UU.
La forma en la que este asesino ha operado caracterizó su nombre y ha hecho compleja la investigación en Estados Unidos para encontrarlo. El asesino no identificado operó en la carretera Interestatal 70, que atraviesa diversos Estados. Los ataques comenzaron en abril de 1992 y eran perpetrados en localidades cerca de la carretera I-70. El primer caso cobró la vida de una cajera en una tienda en Indianápolis, Indiana. El asesino la llevó a la parte trasera de la tienda y le disparó por la espalda. De nuevo, en abril del mismo año, en el poblado de Wichita, en el Estado de Kansas, tanto la cajera como la dueña de una tienda fueron ultimadas. Este caso fue una anomalía en la conducta del asesino, pues es el único caso de feminicidios múltiples. Esto ha llevado a especular que el asesino pensó que la cajera estaba sola, revelando que posiblemente buscaba a víctimas solitarias. En ese mismo mes de abril, la víctima fue un hombre de 40 años, que murió en las mismas condiciones, la parte trasera de la tienda. Sin embargo, de nuevo rompió su patrón en este caso. El hombre tenía pelo largo y la policía cree que el asesino lo confundió con una mujer. En ese año, su último asesinato confirmado fue en Missouri. Sin embargo, la historia no termina ahí. En los siguientes años, un asesino serial comenzó a asechar a cajeras en las tiendas junto a una carretera en Texas. Pero no se ha confirmado la conexión a pesar del fuerte parecido que existe entre el modus operandi de los asesinatos en Texas y en los otros Estados. Murieron dos personas más en 1993, en este último estado. Y el último caso fue el intento de homicidio en 1994. La última víctima describió a un hombre que encajaba con las otras descripciones del sospechoso, siendo esta la coincidencia más fuerte. A esto se le sumó el hecho de que escogió a víctimas sumamente parecidas a las primeras. Se cree a partir de la investigación que buscaba a mujeres jóvenes, delgadas y de cabello negro. A pesar de todas las pistas, nunca se ha podido dar con el asesino de la carretera I-70.

El Depredador psicópata de Ciudad Juárez

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Cruces conmemoran a las víctima en Ciudad Juárez.
(AP Photo/Jose Luis Magana)
En 2003, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos emitió una recomendación sobre la situación en Ciudad Juárez. La violencia contra las mujeres se expresaba en feminicidios, desapariciones, y violencia doméstica desde hacía ya varios años. Las muertas de Juárez fue un tema que apareció en el discurso público y mediático. Sin embargo dentro de este contexto apareció la hipótesis de que quizás no ha sido en muchos casos el trabajo del crimen organizado, sino de una sola persona o incluso de un grupo de asesinos en específico. En 1995, el migrante egipcio Abdul Latif Sharif fue condenado a prisión. Se le acusaba de violación y de un homicidio. La policía buscaba intensamente al sospechoso de unos asesinatos que habían comenzado desde el 23 de enero de 1993, con la muerte de Alma Farel. Cuando Abdul fue capturado por la policía, la acusación de la violación no estaba relacionada con las muertas de Juárez. Sin embargo, el asesinato y la otra acusación alcanzaron para ponerlo tras las rejas. El caso fue ambiguo, pues él no hablaba español y se creía que con su captura los asesinatos que ya sumaban 19 feminicidios, iban a parar. Sin embargo entre octubre de 1995 y abril de 1996, 12 feminicidios más ocurrieron en Ciudad Juárez, mientras el culpable del asesinato pasaba tiempo en prisión. La policía continuó deteniendo grupos e individuos, como a la banda criminal de Los Rebeldes de Ciudad Juárez, esperando que los asesinatos pararan, pero toda acción pareció fútil. Ni siquiera un investigador del FBI, Robert Ressler ha sido capaz de cerrar el caso y terminar con los feminicidios que aterrorizan a las mexicanas en esa ciudad.
Familiares de las muertas en Juárez protestan para pedir justicia. (AP Photo/Jose Luis Magana)
Hoy se estima que el número de víctimas de este caso son centenares. Las hipótesis han cambiado con el tiempo. Señalando primero a un asesino serial, para después ver que puede tratarse de bandas criminales, crimen organizado e incluso existe la teoría de que puede tratarse también de imitadores de un asesino serial y hasta de una mezcla de varias de estas posibilidades. Sin poder determinar a ciencia cierta quién puede ser el asesino o asesinos, es un hecho que estos feminicidios siguen un patrón de matar a mujeres en la ciudad fronteriza de México. En algunos casos ha habido mutilación y el modus operandi ha variado. Además la policía no ha podido hacer muchos avances en la investigación. A esto se le suma que en un caso, uno de los sospechosos alega haber confesado bajo tortura por ocho de los feminicidios y de otros métodos de investigación de poca confianza y precipitados.