La raza de perros que fue creada para cazar esclavos
N+
La historia del Fila Brasileño tiene un pasado oscuro que nos recuerda la enorme violencia de la época colonial y la brutalidad de las prácticas esclavistas en nuestro continente.

La raza de perros que fue creada para cazar esclavos
COMPARTE:
El Fila Brasileño es un mastín imponente. Los machos llegan a pesar más de 50 kilos y medir más de medio metro de altura. Son perros leales, violentos, inteligentes y sumamente resistentes. Saben cazar y vivir en todo tipo de terrenos. Son, cuando desconocen a alguien, despiadados. El Fila Brasileño es el perro nacional de Brasil y es, sin duda, un animal majestuoso. Sin embargo, la historia del Fila tiene un pasado oscuro que nos recuerda la enorme violencia de la época colonial y la brutalidad de las prácticas esclavistas en nuestro continente. Porque el Fila era el perro que utilizaron, alguna vez, los amos para cazar esclavos en el enorme territorio brasileño. Hoy en día, todavía se dice en Brasil una expresión común: “ser leal como fila”. Esa lealtad, por 400 años, se pagó con sangre.
Los horrores del esclavismo:
Se estima que, entre el siglo XVI y el siglo XIX, llegaron entre 3 y 4.8 millones de esclavos a Brasil. Esto significa que el 40% de todos los esclavos que fueron enviados a las Américas llegaron a este país. Y, claro, se estima que más de 700.000 murieron en los trayectos. En 2012, una pareja residente de la zona portuaria de Río de Janeiro encontró restos humanos bajo la casa que habitaban desde hacía 16 años. Resultó que vivían encima de un cementerio de “Negros nuevos”; es decir, de esclavos que llegaron muertos o murieron rápidamente al llegar a Brasil. Claro, cuando decimos cementerio, es por decir algo. En realidad, éstas eran fosas comunes que se multiplicaban en todas partes de Brasil. Ahí tiraban a los esclavos -junto con basura y cualquier cantidad de desperdicios- les prendían fuego y esparcían los restos. Solamente en el terreno de esta pareja los arqueólogos encontraron 6.000 esclavos enterrados.
Sueños de fuga:
Frente a estas condiciones deplorables no es sorprendente que miles de esclavos intentaran huir en todo brasil. Huían de las minas de oro, de las plantaciones de caña de azúcar y de café; huían para vivir en el vasto territorio inexplorado de Brasil; o huían para unirse a un Quilombo, Mocambo o Ambundu, es decir a una comunidad escondida de esclavos. Estas comunidades autosustentables se expandieron considerablemente en el territorio brasileño. Muchas sobrevivían solamente unos cuantos meses antes de ser arrasadas por los portugueses. Otras sobrevivían décadas e, incluso, hubo un enorme Quilombo que vivió más de un siglo. Se trató del Quilombo do Palmarés cerca de Recife. Este famoso centro de fugitivos negros llegó a contar con una población de 30.000 personas, lo que representaba una ciudad enorme en la época: fundada en los mismos años de 1600, Berlín sólo contaba con 12.000 habitantes.
Remanentes modernos:
Lo espeluznante de la historia del Fila Brasileño no es la creación evolutiva de un animal que se acopló al sistema esclavista. No, lo que parece aún más terrible es que Brasil fue el último país de occidente en prohibir la esclavitud. Mientras que en Estados Unidos, después de una cruenta guerra civil, la esclavitud se abolió en 1865 y en México se eligió, décadas antes, a Vicente Guerrero, de origen africano, como presidente, Brasil liberó a sus esclavos hasta 1888. Para ese momento, la población negra ya representaba una enorme parte de la población. En 2010, un censo de población mostró, por primera vez, que más del 50% de la población se definió como “negro” o “mulato” mientras que una minoría del 47.7% se declararon “blancos”. Y, sin embargo, esta mayoría que se cultivó durante los años de esclavitud masiva, sigue mostrando terribles disparidades. Según un reportaje de la BBC, los blancos en brasil ganan el doble, en promedio, que los negros. Y éste es un promedio nacional: en ciertas áreas específicas, las cifras cambian considerablemente. Por ejemplo, en Salvador de Bahía, ese viejo enclave de esclavos, los blancos pueden ganar hasta 3.2% más que los negros. La esclavitud terminó hace más de un siglo en Brasil, pero sus consecuencias sociales se siguen sintiendo, profundamente, en la disparidad económica y laboral. Y la historia de esta disparidad, la historia de la esclavitud y la historia oscura del Fila Brasileño nos muestran que los dolores del pasado esconde siempre vivas relaciones con los dolores del presente.