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Fotografías del movimiento estudiantil de 1968 (y su represión por parte del gobierno)
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Imágenes del movimiento estudiantil de México de 1968 y de su represión por parte del gobierno.
Fotografías del movimiento estudiantil de 1968 (y su represión por parte del gobierno)
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Son fotografías que documentan un momento importantísimo para nuestro país. Muchas de ellas no han tenido una circulación por parte de los canales oficiales del país, pero, ¿no va siendo la hora de enfrentar esta parte de la historia mexicana? En 1968 hubo una terrible matanza, una masacre. El gobierno de Gustavo Díaz Ordaz decidió terminar con el movimiento estudiantil del 68 a punta de balazos, persecuciones políticas y represión. La versión oficialista de la historia nacional había mantenido en la oscuridad este momento de brutalidad y autoritarismo... Ahora, a medio siglo, México recuerda uno de sus momentos más dolorosos pero también uno de los más emocionantes porque fue ese año cuando los jóvenes salieron a las calles y reclamaron por primera vez la democratización de nuestro país. Soldados jalan del cabello a estudiante. 3 de octubre de 1968 (AP-Photo)Una gran multitud de manifestantes se reúne en el Zócalo, o Plaza de la Constitución, en el corazón de la Ciudad de México, el 14 de agosto de 1968, al final de una marcha de cinco millas por la ciudad. En el fondo se encuentra la Catedral Nacional. (AP Photo / Jesus Diaz)
¿Qué buscaba el movimiento estudiantil?
El México del siglo XX llegó a sufrir de un autoritarismo exacerbado cuyo momento cumbre o más característico fue representado por la matanza del 2 de octubre (aunque no sería la única ni la última represión sangrienta por parte de autoridades). Militar golpea violentamente la cabeza de un estudiante durante una manifestación. Fue una de las manifestaciones más violentamente reprimidas. Los jóvenes pedían la renuncia del jefe de la policía y la desaparición del cuerpo de granaderos. 29 de julio de 1968. (AP) Durante 1968 hubo varias agresiones con violencia desproporcionada en contra de los estudiantes. Como siempre, hubo un hecho en específico que fue la gota que derramó el vaso: la invasión por parte de los granaderos a la vocacional 5 y la violencia que sufrieron los alumnos de ese plantel.Cesar Perello, portavoz de los estudiantes de la Universidad de México, promete no más violencia en una conferencia de prensa el 5 de octubre de 1968. Con él hay otros líderes de los estudiantes Entonces, diferentes movimientos de jóvenes fueron consolidándose, sobre todo porque cada nueva protesta acarreaba una nueva represión: agresiones y detenciones arbitrarias. Esto mismo provocaba nuevas protestas cuyo objetivo tenía la liberación de los presos políticos de las protestas anteriores, el castigo a las autoridades responsables de la violencia y la disolución del artículo 145 del Código Penal que sancionaba los delitos de “disolución social” (una norma que era utilizada para legitimar la represión de la disidencia política y la protesta ciudadana). Joven estudiante llora y sangra mientras los policías lo arrestan en las instalaciones del Instituto Politécnico Nacional. La policía se enfrentó violentamente contra los estudiantes el 24 de septiembre de 1968. (AP) Fue en ese año que el Ejército ocupó la Vocacional 7 (de Tlatelolco), incluso fueron ocupadas las instalaciones de Ciudad Universitaria de la Universidad Nacional Autónoma de México (la Máxima Casa de Estudios de la nación). También fue el año en el que el mismísimo rector de la UNAM, José Barros Sierra, participaría en una manifestación por la violación de la autonomía universitaria. Fue en el 68 que se constituyó el Consejo Nacional de Huelga (CNH) y que el auditorio Justo Sierra (el más importante de la UNAM) se rebautizaría como el auditorio Che Guevara. También fue el año de una histórica marcha: la Marcha del Silencio. Una marcha multitudinaria que demostraría la gran capacidad de organización de los estudiantes y la falsedad del discurso oficialista que criminalizaba a los jóvenes. Soldados disparando. 2 de octubre de 1968, Ciudad de México. (AP)Además de la represión y la lucha para que esta terminara, el 68 fue el año en que los jóvenes irrumpieron en la escena pública. Fue el año de unidad entre los estudiantes de la UNAM, el IPN, Chapingo, la universidad del Valle de México, la Ibero, El Colegio de México, entre otras instituciones académicas. También hubo muestras de solidaridad con padres de familia, obreros y trabajadores de distintos ramos: la vida democrática era una necesidad y una exigencia ante un régimen que todavía trabajaba a base de “dedazos”.El rector Javier Barrios Sierra, en el centro, y funcionarios de la Universidad y estudiantes comienzan la noche del jueves 1 de agosto de 1968 en la Ciudad de México una marcha de 5 kilómetros en protesta por la violación de la Autonomía de la Universidad Mexicana. No hubo incidentes. (Foto AP) Antes de los 60, en México no existían los jóvenes. Las personas tenían infancia y, posteriormente, pasaban a la vida adulta. Gracias a esa década los jóvenes comenzaron a crear toda una revolución cultural que les daría una voz y un rostro. Soldados arrestando estudiantes. 3 de octubre de 1968. (AP) Desgraciadamente, este primer momento de participación política de la juventud mexicana se vio golpeado de una manera terrible, sangrienta e irracional con una masacre, es por eso que EL 2 DE OCTUBRE NO SE OLVIDA.
¿Qué pasó el 2 de octubre?
Contingente de la Facultad de Ciencias al frente de la marcha del 13 de agosto 1968. (Wikipedia) Ese día se convocó un mitin en la Plaza de las Tres Culturas en Tlatelolco, Ciudad de México. Este mitin reunió a miles de estudiantes, padres de familia y ciudadanía en general. Camiones llenos de soldados llegan a la Plancha del Zócalo ante los planes de manifestación de los estudiantes de la Escuela Nacional Preparatoria. 13 de julio de 1968. (AP) Militares vestidos de civil se distribuyeron en las azoteas y los edificios de la zona. El general Marcelino García Barragán utilizó francotiradores para provocar una respuesta armada a través del Batallón Olimpia (quienes llevaban un pañuelo blanco en la mano izquierda). Policías golpean a manifestantes en septiembre de 1968. (AP Photo, File)Una vez que el Batallón Olimpia comenzó a disparar, el Ejército procedió a realizar un cerco y disparar hacia los manifestantes y hacia el edificio Chihuahua.Fueron dos horas de masacre, los principales dirigentes del movimiento estudiantil fueron detenidos y llevados al Campo Militar Número Uno (después les crearían decenas de cargos y los encerrarían en la temible prisión conocida como Lecumberri). Militares golpean a un joven caído mientras los estudiantes de la escuela preparatoria reanudan las manifestaciones en el centro de la Ciudad de México. 30 de julio de 1968.(AP Photo/Jesus Diaz) El Ejército, además, impidió el ingreso de la Cruz Roja, la Cruz Verde y detuvo a más de 1, 000 manifestantes. Además el sistema de urgencias quedó bajo control policiaco. Mujeres en la Marcha de las Madres, en la que cientos de mujeres protestaron contra el trato del gobierno contra los estudiantes. Una de las mujeres hace laCientos de madres mexicanas apoyando a sus hijos (estudiantes). La Marcha de las Madres se realizó en contra de la manera en que el gobierno estaba tratando a los estudiantes durante sus protestas. Se realizó el 30 de septiembre de 1968. (AP).
¿Por qué son importantes las fotografías del 68?
Tanque del Ejército en el Zócalo capitalino en 1968. En su libro Sobre la Fotografía, la filósofa estadounidense, Susan Sontag, dice:
Al enseñarnos un nuevo código visual, las fotografías alteran y amplían nuestras nociones de lo que merece la pena mirar y de lo que tenemos derecho a observar. Son una gramática y, sobre todo, una ética de la visión.
Una fotografía es un cúmulo de suposiciones y presupuestos y, es a partir de ellos, que nos relacionamos con “ese otro mundo” que es el que nos muestran las imágenes (así conformamos nuestra cultura visual). Suponemos que lo fotografiado es digno de verse, suponemos que es verdadero, que es un registro del momento preciso en el que pasó algo, suponemos que al ver la imagen conocemos algo de lo que estamos viendo... Fuera de todos estos supuestos, además, está el carácter de los medios de difusión de las imágenes, la manera en que circulan o, incluso, se conservan (o se pierden, se ocultan o se tergiversan) Policías detienen a estudiantes en Tlatelolco en 1968 (Getty Images, archivo)Cuando miramos una imagen parece que atestiguamos algo y tenemos un sentimiento de que “nos consta”. Aunque, por otro lado, debemos de preguntarnos siempre muchas cosas con cada imagen que nos cae en las manos: ¿cómo llegó a nosotros?, ¿de dónde viene?, ¿quién la tomó?, ¿cuál era su intención?, ¿por qué quieren que veamos esto?, y, sobre todo, ¿hay algo sobre esto que no estoy viendo? En el caso de las imágenes de 1968, las preguntas también van del otro lado. Si las fotografías alteran y amplían nuestras nociones de lo que merece la pena ser visto o de lo que tenemos derecho a ver, ¿que pasa con aquellas imágenes que se mantienen ocultas?, ¿la negación de qué se está realizando?, ¿un derecho a la información?, ¿a la historia?, ¿a la verdad?, ¿incluso a la identidad?, ¿a la memoria?, ¿de qué manera se deforma, mutila o se ven reducidas nuestras concepciones de lo que vale la pena ser visto en un determinado contexto?Estudiantes universitarios detenidos por soldados en Tlatelolco, 2 de octubre 1968. (AP Photo/Proceso) Pareciera que, si bien, hay un mundo de imágenes que nos muestran lo “digno de ser visto” hay otras que se ocultan al considerarse “indignas”, “peligrosas”, “inconvenientes”, etcétera. Ahí la gran pregunta es: ¿quién podría tener el poder de ocultar algo de esta manera y cuáles son sus intenciones y consecuencias?, ¿qué “visión” es la que está siendo negada? Obviamente no la del poder “censor”, sino la visión de aquello cuya mera representación atenta contra dicho poder:
Las fotografías procuran pruebas. Algo que sabemos de oídas pero de lo cual dudamos, parece demostrado cuando nos muestran una fotografía. En una versión de su utilidad, el registro de la cámara incrimina.
Oriana Fallaci y su intérprete yacen heridos la noche del 2 de octubre. (AP Photo/Jesus Diaz) Esta última cita (también de Sontag) es un momento de reflexión de la autora para ponernos a pensar sobre los usos y consecuencias que puede tener la fotografía (en el caso de su uso estatal, puede ser utilizada para criminalizar a la ciudadanía), pero, a pesar de esos múltiples usos “antiéticos” de la fotografía, parece que también está la posibilidad de lo contrario, de que una foto sea la que señale incómodamente la actuación “criminal” de todo un aparato de gobierno. En ese caso, la fotografía es incómoda, perseguida, ocultada o, simplemente, banalizada, ignorada por el discurso oficial de los hechos (mismo que tiene a su disposición el uso de sus propias imágenes). ¿Cómo podría un discurso cambiar lo que estamos viendo, si lo estamos viendo con nuestros propios ojos? Cuando vemos algo, no lo estamos viendo en un ambiente virgen y fuera de la "contaminación" de las concepciones que ya existen sobre lo que estamos viendo. Por ejemplo, una misma imagen de una protesta puede despertar distintas interpretaciones: "una lucha por la libertad y la democracia" o "una revuelta de parásitos conflictivos que no quieren ponerse a trabajar". ¿Por qué una misma foto puede tener dos interpretaciones tan contrastantes? Sontag dice:
Aunque un acontecimiento ha llegado a significar, precisamente, algo digno de fotografiarse, aún es la ideología (en el sentido más amplio) lo que determina qué constituye un acontecimiento. No puede haber pruebas, fotográficas o cualesquiera, de un acontecimiento hasta que recibe nombre y se lo caracteriza. Y las pruebas fotográficas jamás los estructuran -más propiamente, identifican-; la contribución de la fotografía siempre sigue al nombre del acontecimiento. Lo que determina la posibilidad de ser afectado moralmente por fotografías es la existencia de una conciencia política relevante. Sin política, las fotografías del matadero de la historia simplemente vivirán con toda probabilidad, como irreales o como golpes emocionales desmoralizadores.
Las tropas del Ejército mexicano resguardan a un grupo de jóvenes detenidos después de una noche sangrienta en la Plaza de las Tres Culturas en la Ciudad de México. 3 de octubre de 1968. (AP Photo) Eso último que dice Sontag es importantísimo. Sin una visión responsable (es decir, que pueda dar cuenta de la interpretación que se hace de las imágenes), las fotografías son susceptibles de ser reordenadas incluso, para que sean "la prueba" de lo contrario de lo que supuestamente muestran Aquí es donde debemos ser críticos con lo que se nos está mostrando y pensar en lo que no estamos viendo). Es el caso de las fotografías de 1968, la ideología del discurso oficial las tuvo relegadas en un segundo plano. El acontecimiento (el movimiento estudiantil y su represión) quedó en silencio y las fotografías quedaron como testimonio mudo para mucha gente, pues muchos no sabían, hasta ahora, darle un contexto que las hicieran hablar de lo que ellas mismas "muestran". Un grupo de jóvenes se manifiestan en el Zócalo de la Ciudad de México el 3 de octubre de 1968. (AP Photo) A más de medio siglo, de estos acontecimientos, parece que poco a poco se está escuchando esas voces "otras" que son el sostén que hace que todas estas fotografías testifiquen tanto sobre la importancia del movimiento estudiantil, como de la violencia y crueldad de su represión. Un grupo de jóvenes realiza una manifestación. 3 de octubre de 1968.(AP Photo) Los grandes discursos siempre suponen la existencia de esos otros "pequeños" que circulan localmente y que no son esa "versión" que queda institucionalizada. Así que ahora podemos ver estas imágenes con otra luz. Pues parece que estos testimonios y su sentidos ahora están permitiendo que estas fotografías digan muchas más cosas que las que hasta ahora se les han permitido decir. Diciembre 13 de 1968, cerca de 5 mil estudiantes se reúnen afuera de Rectoría en la C.U. (AP Photo/Jesus Diaz)
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