El importante papel de las mujeres en la independencia mexicana
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El importante papel de las mujeres en la independencia mexicana
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¿Qué se sentía ser mujer en 1810?
El trecho social que hay entre las mujeres y los hombres ha disminuido conforme han pasado los años. Pero hace apenas un par de siglos, ser mujer difería mucho de ser hombre: las actividades permitidas para uno y otro sexo, así como las formas de relacionarse con los demás eran muy distintas entre sí. Si no era dentro de un convento o de la corte, las mujeres no podían entrar al universo de la alta cultura. Su acceso a la educación profesional estaba restringido por normas sociales que reservaban su participación a los espacios privados. Bajo esas condiciones, ¿cómo vivieron las mujeres la revolución de Independencia que sacudió a México entre 1810 y 1821?El romanticismo o la puerta de entrada al mundo
Para responder a la pregunta que nos planteamos, hay que considerar que el siglo XIX no fue un siglo agitado sólo en términos políticos y administrativos, sino también sociales y emocionales. Uno de esos momentos en el desarrollo de la humanidad que rompió muchos paradigmas del pasado y sentó nuevas bases para el futuro. A finales del siglo XVIII, se desarrolló en Europa una nueva sensibilidad artística y filosófica denominada Romanticismo. Este cambio constituyó una de las primeras grandes revoluciones culturales que se extendió por todo el mundo Occidental y su presencia sigue influyendo la forma en que hacemos y entendemos el arte hoy en día. Ideas como la “originalidad” o la “genialidad” son una herencia romántica a la que no estamos aún dispuestos a renunciar.El romanticismo no fue sólo un estilo artístico, sino también una forma de vida. Una manera de habitar el mundo. La separación de actividades para espacios públicos y privados, por ejemplo, es una de las consecuencias de la sensibilidad romántica que modificó de una vez y para siempre nuestra concepción de lo permitido y lo apropiado. Ante la fuerza de la razón que impuso la Ilustración, el romanticismo otorgó validez a la verdad subjetiva y a formas de conocer que exceden la razón: la intuición, la imaginación y lo sobrenatural ganaron un terreno antes confiscado."La música llenó muchos espacios de la vida femenina: forma de educación y molde de la sensibilidad; modelo a imitar (en el caso de la ópera) y código secreto a través del cual se expresaron ideas y sentimientos que la sociedad reprimía; medio de comunicación con el sexo opuesto y eventualmente medio de seducción; transmisor de pasiones amorosas pero también consuelo de las decepciones sentimentales", asegura la dra. Galí.
La Güera Rodríguez y la moral cortesana del Antiguo Régimen
La Güera Rodríguez es un personaje célebre de los últimos años del siglo XVIII y los primeros del XIX, por sus relaciones públicas (se dice que fue pareja sentimental de Agustín de Iturbide, Simón Bolívar y Alexander von Humboldt) y por su presencia en el ideario colectivo de la Nueva España que estaba por convertirse en la capital del país. Su nombre completo era María Ignacia Rodríguez de Velasco de Osorio Barba y Bello Pereyra y era una mujer educada a la usanza del Antiguo Régimen.Según la tesis de Galí, la Güera es ejemplo paradigmático de la forma en que era educada una mujer rica a finales del siglo XVIII y es representante de un modelo de feminidad que se vería transformado por la entrada del romanticismo y, más tarde, por las rebeliones armadas en México. Doña María Ignacia vivió los primeros años de su vida en una ciudad de apenas 137 mil habitantes, de los cuales sólo 27 mil pertenecían a su clase social. A pesar de ello, testimonios de la época señalan que la Güera se distinguía por su “gallardo entendimiento”, “su fértil inventiva”, sus “gracias y buenos dichos”. Era buena para escribir, para bailar y para interpretar música.
Leona Vicario y la moral ciudadana de la nueva burguesía
Del otro lado del río, está el personaje histórico de Leona Vicario. Mujer célebre por su colaboración indómita y astuta con los rebeldes de la Guerra de Independencia, doña María de la Soledad Leona Camila Vicario Fernández de San Salvador es la representante del surgimiento de una moral ciudadana en el panorama mexicano.Monserrat Galí contrapone la figura de Leona a la de la Güera porque, vistas a la par, son modelos de lo que sucedió con la condición femenina en el cambio de siglo. La primera gran diferencia en sus biografías es que Leona Vicario escogió a su marido con los dictados de su corazón. Destinada a casarse con Octaviano Obregón, Leona se enamoró de un joven pasante de derecho en el despacho jurídico de su padre. Cuando Obregón viajó a España por asuntos de política, la joven aprovechó la ocasión: canceló su compromiso y manifestó sus deseos de unirse a Quintana Roo. Esa unión le mereció muchas críticas por parte de intelectuales como Lucas Alamán, que la juzgó oportunista. Ella contestó con una carta pública que aún hoy se conserva y es una defensa de las mujeres:Confiese Ud. Sr. Alemán, que no sólo el amor es el móvil de las acciones de las mujeres: que ellas son capaces de todos los entusiasmos, y que los deseos de gloria y de la libertad de la patria no les son unos sentimientos extraños; antes bien, suele obrar en ellas con más vigor […]".Leona Vicario fue un gran elemento en la lucha revolucionaria. Perteneció al grupo secreto de Los Guadalupes, que estaba conformado por criollos que compartían la causa insurgente. Durante los primeros años del movimiento armado, ella convenció a unos armeros vizcaínos de sumarse a las filas a cargo de Ignacio López Rayón (donde militaba su amado Andrés Quintana Roo) para que hicieran armas. Apoyó la causa con dinero, comida y, sobre todo, con información privilegiada a la que accedía por pertenecer a la clase alta.