Así Fue el Día en que Francisco I. Madero Subió a un Avión

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Un 30 de noviembre de 1911, Madero se convirtió en el primer gobernante del mundo en subir a un avión

Francisco I. Madero a bordo de un avión en 1911 en México

Francisco I. Madero cuando subió a un avión en 1911. Foto: WikiMéxico | Archivo

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El idioma inglés tiene un término peculiar para la tecnología recién inventada: cutting edge. Aunque puede traducirse como “tecnología de punta”, nuestro español no incluye el matiz peligroso que daría una traducción literal: “filo cortante”. A partir de este vocablo, los angloparlantes tienen un término aún más atrevido que caracteriza a la tecnología tan novedosa y desconocida que representa un peligro para el usuario: bleeding edge, “filo sangrante”.

Muchos de los aparatos que distinguen nuestra cotidianeidad fueron tecnología bleeding edge en el momento de su invención. La terapia radiactiva, que hoy cura a pacientes con cáncer, en su momento fue el asesino silencioso de su descubridora, Marie Curie. Inventos que hoy son sinónimo de seguridad, como los aviones, fueron un riesgo con alas hace poco más de 100 años.

Fue en ese contexto que Francisco I. Madero decidió subir a un avión en los llanos de Balbuena, a las afueras de la Ciudad de México. Un momento en que los aeroplanos eran máquinas peligrosísimas que aún debían ser domesticadas por sus inventores, máquinas que parecían salidas de una novela de Julio Verne y que anunciaban de una vez por todas las maravillas tecnológicas que vendrían con el siglo XX.

Un soñador en la silla presidencial

Madero ha sido tildado en muchas ocasiones como uno de los políticos más inocentes de nuestro panteón nacional. Quizás solo podría ser superado por Melchor Múzquiz, un presidente tan honesto y escrupuloso que un cuarto del piso superior del Palacio Nacional, donde guardaba los impuestos recaudados, tuvo que ser apuntalado con pilotes de madera, para impedir que colapsara sobre la planta baja debido al peso de las monedas de plata.

Francisco I. Madero. Foto: INAH | Wikicommons | Archivo

Francisco Ignacio era un muchacho proveniente de una de las familias más ricas del Coahuila. Estudió Derecho en Francia y volvió a México sin más intenciones que administrar las haciendas familiares en la Laguna.

Friedrich Katz califica a Madero como “soñador y espiritista”, un joven más preocupado por sus aficiones supersticiosas que por las cuestiones mundanas. Y, sin embargo, este joven proveniente de Parras terminaría liderando el Partido Antirreleccionista y, eventualmente, gobernando un país convulso.

Francisco I. Madero y José María Pino Suárez en un vehículo
Francisco I. Madero y José María Pino Suárez en un vehículo. Foto: INAH | Wikicommons | Archivo

En el año con tres meses que duraría su mandato, Francisco I. Madero conseguiría hacerse fama de excéntrico en la capital del país. Algunas crónicas, por ejemplo, recogen que gustaba de pasear sin escoltas.

Es probable que la mayor excentricidad de todo su periodo haya sido convertirse en el primer gobernante que subió a un avión.

La hazaña de Balbuena

Por aquel entonces, la aviación seguía siendo un campo en el que solo se involucraban los imprudentes. Los hermanos Wright realizaron el primer vuelo en el mítico Flyer I en 1903. En diez años, la tecnología había avanzado apenas lo suficiente para que los pasajeros no fallecieran en un paseo, pero no tanto como para que descendieran con la ropa interior limpia.

Alberto Braniff a bordo de un biplano en Balbuena. Foto: WikiMéxico | Archivo

El primer vuelo en México, ocurrido en 1910, había sido obra de Alberto Braniff, hijo de una familia rica que hizo construir el primer hangar del país. Curiosamente, este se ubicó muy cerca del actual Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México: en la hacienda familiar de los Braniff, en Balbuena. Otro mexicano que decidió sumarse al fervor temprano por los aviones fue Juan Guillermo Villasana, quien voló en Pachuca en 1910 un artefacto diseñado por él mismo.

Madero decidió subirse a un avión un 30 de noviembre de 1911. Aquel día se encontraba en los llanos de Balbuena George Miller Dyott, un pionero inglés de la aviación que empezó a volar poco después de los hermanos Wright.

George Dyott en 1913 en un avión
George Dyott en un aeroplano en 1913. Foto: WikiMéxico | Archivo

Francisco Madero decidió subir al biplano pilotado por Dyott y volaron sobre el oriente de la Ciudad de México por escasos cuatro minutos. La altura máxima que pudo haber alcanzado la dupla presidente-piloto no pudo haber sido mayor a la que alcanza un avión comercial de la actualidad en los escasos primeros segundos del despegue.

Sin embargo, Madero descendió convertido en una figura digna de los libros de récords: se había convertido en el primer presidente del mundo que ponía su vida en las manos de la física y se entregaba al milagro del vuelo.