Caso Ayotzinapa: Los 43 normalistas de la Normal Rural "Raúl Isidro Burgos"
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A través de los años, se ha dicho que el ímpetu de la juventud es capaz de cambiar la Historia. Que son los jóvenes y los estudiantes quienes pueden corregir a una sociedad, ya que en su actuar está la guía hacia un mejor destino, y que en ellos y en sus manos, se albergan las esperanzas de que en algún momento las utopías se hagan realidad.Sin embargo, el 26 de septiembre de 2014 el municipio de Iguala, en Guerrero, se convirtió en el escenario en el que sucedió una de las peores tragedias de la historia reciente de México tuvo lugar. Aquí, 43 estudiantes de Escuela Normal Rural de Ayotzinapa "Raúl Isidro Burgos", fueron atacados por lo que hoy se considera un Crimen de Estado.Los jóvenes, quienes viajaban desde Ayotzinapa a Iguala, tenían el objetivo de llegar a la Ciudad de México para conmemorar con un colectivo el aniversario de la Masacre Estudiantil del 2 de octubre, en el Zócalo de la capital. A este saldo, se sumaría la muerte de seis personas y más de 40 heridos. Al final de la jornada, solo 30 víctimas sobrevivieron a las agresiones, mismas que desde entonces se han vuelto tan solo el punto de partida de una larga historia que se sigue escribiendo.
El origen y la noche de Iguala
Aunque la Normal Rural de Ayotzinapa "Raúl Isidro Burgos", ubicada en el estado de Guerrero, año con año celebraba la tradición de sumarse al recuerdo del Movimiento Estudiantil de 1968, en 2014 se vivió un hecho diferente, ya que los normalistas de aquella generación, en un ritual clandestino donde se tomaban camiones de turismo para viajar a la CDMX, fueron agredidos, sin que tuvieran cómo defenderse, por presuntos miembros del grupo criminal Guerreros Unidos.Los jóvenes primero trataron de tomar dos camiones Estrella de Oro (el 151 y el 1568), dos Costaline (el 2012 y el 2510) y uno Estrella Roja Ecotur (3278) para viajar a la capital, pero a la altura de las calles de Galeana y Altamirano, un primer percance se presentó como antesala de los atroces crímenes de aquella noche, cuando los trabajadores de la terminal trataron de detenerlos.Tras atrincherarse en uno de los autobuses, para impedir que este les fuera retirado, la caravana de jóvenes partió hacia la Ciudad de México por la ruta acostumbrada, sin saber que más adelante vivirían un acto violento en el que serían víctimas del propio Estado, de acuerdo con los resultados de la investigación oficial presentados en 2022.Al poco tiempo de haber avanzado, los vehículos fueron detenidos por presuntos cuerpos policíacos, quienes se presume abrieron fuego simultáneamente en dos partes del camino contra los estudiantes. Entre los disparos, varios civiles que se encontraban en la carretera resultaron heridos. El ataque ocurrió en la parte norte de la calle Juan N. Álvarez, mientras otro sucedió frente al Palacio de Justicia del Estado de Guerrero, según las investigaciones posteriores. Sin embargo, la razón verdadera que originó las detonaciones sigue siendo desconocida.Dentro del caos, se registraron en total nueve sitios de violencia alrededor de Guerrero, en donde los primeros en perder la vida fueron dos normalistas que recibieron una serie de disparos a quemarropa. Estos se cometieron a una distancia menor de 15 centímetros, y en el periodo que trascurrió entre las 23:30 y las 00:30 horas, otros ataques se registraron contra los estudiantes.Para el 27 de septiembre, un día después de la masacre, se encontró el cuerpo de Julio César Mondragón, hallado extrajudicialmente según las versiones extraoficiales. Este normalista de 22 años de edad, viajaba en el primer autobús cuando sucedió el primer ataque, por lo que decidió grabar que con su celular lo que estaba ocurriendo. La imagen de su rostro desollado, así como la noticia de la orfandad en que dejaba a su única hija, son parte de las imágenes más atroces e indignantes que se tienen de la terrible noche de Iguala.En un sitio web en el que se recopila la historia su vida, así como se enaltece su memoria, se indica que alrededor de la media noche, Julio y sus compañeros establecieron contacto con un pequeño grupo de medios de comunicación, quienes llegaron al lugar para cubrir los eventos. Los normalistas, de acorde con lo recabado en esta investigación, se encontraban en la esquina de Juan N. Álvarez y Periférico cuando comenzó un segundo tiroteo.Durante este, Julio César Ramírez Nava y Daniel Gallardo Solis perdieron la vida, pero Mondragón y el resto de sus compañeros trataron de correr para ocultarse entre las faldas de los cerros y otros vehículos, de sus agresores. Estos tiraban a matar.En la historia extraoficial, se cuenta que algunos pobladores les ofrecieron sus casas como refugio, pero que los jóvenes se negaron a dejar a sus compañeros a la deriva en medio de los tiroteos. A pocas horas de la madrugada, Julio y otros normalistas ya habían desaparecido del lugar sin dejar ningún rastro aparente de sus huellas.El autobús donde viajaban Los Avispones, un grupo de fútbol local, también fue agredido por presuntos uniformados junto a dos taxis y otros vehículos, en los que murieron mujeres y niños. Aquella noche, los caminos de Iguala fueron testigos de una ráfaga de disparos que no tuvo piedad alguna, ni tampoco una explicación.La noticia que rompió el sueño
Cuando todo terminó, la noticia de la desaparición de estos jóvenes circuló en medios de comunicación de todo el país, y más tarde las contradicciones, vacíos y diversas versiones del caso de Iguala tendrían eco a nivel internacional.La radio, televisión, prensa y medios digitales mexicanos, divulgaron los atroces crímenes cometidos en la carretera de Iguala contra los normalistas, pasajeros, civiles y jugadores de futbol. Desde esa noche de 2014, los 43 nombres de los 43 normalistas comenzaron a repetirse sin cansancio, con la esperanza de que alguno respondiera al llamado y nos dijera en dónde habían estado.Por su parte, los estudiantes y docentes de las universidades, preparatorias, colegios, bachilleratos y centros de estudio de la CDMX, así como del resto de la República Mexicana se pronunciaron a favor de varios días de paro de actividades, en solidaridad con las víctimas y los estudiantes. Los primeros valientes señalaron al Estado y al presidente municipal de Iguala, José Luis Abarca y su esposa, María de los Ángeles Pineda, como los principales responsables de los atentados, por tener una relación estrecha con los Guerreros Unidos, un grupo del crimen organizado que controlaba la plaza de esa ciudad.En un primer instante, incluso circuló el rumor de que los estudiantes, habían sido confundidos con provocadores que buscaban interrumpir el segundo informe del DIF municipal, pero con el paso del tiempo esta teoría se desechó, debido a lo reportado en los informes del Grupo Interdisciplinario de Expertas y Expertos Independientes (GIEI), quienes en un acuerdo con la Comisión Interamericana de los Derechos Humanos (CIDH), llegaron a México el 18 de noviembre de aquel año para ayudar a los familiares de los normalistas a encontrarlos."Lo más alarmante del caso es que los cuerpos policiales y el ejército colaboraron en coordinación para impedir la salida de ese autobús”...
El paso del tiempo y los primeros años...
Después de que una sociedad entera se movilizara en repudio a los atroces crímenes cometidos contra los normalistas de Ayotzinapa, se dio a conocer que estos jóvenes no rebasan los 26 años de edad, por lo que en un colectivo de talla nacional, miles de mexicanos abrazaron a las familias incompletas, y salieron con ellas a las calles como no se había visto desde hace más de dos décadas atrás.Se criticó duramente que presuntos policías y civiles levantaran fuego contra normalistas, razón por la que las autoridades correspondientes no tuvieron otra alternativa que la de poner manos a la obra, e iniciar la búsqueda de los 43 estudiantes desaparecidos.https://youtu.be/6bjWs3b1PeoDurante los años siguientes, el gobierno de Enrique Peña Nieto abrió varias carpetas de investigación, e invitó a especialistas extranjeros para discernir entre los cientos de posibles teorías cuál era el paradero de los normalistas.Como era de esperar, los últimos días de septiembre de 2014 transcurrieron en medio de una crisis, ya que de sol a sol los titulares de noticias, así como los avances y retrocesos en esta búsqueda rebasaron las fronteras. Con imágenes y fake news de jóvenes torturados en otras partes del mundo, se divulgó que a los de Ayotzinapa los atacó el Estado, y en cada rincón del país se pronunciaron los nombres perdidos en La Noche de Iguala.Para el 30 de septiembre se confirmó que de los 56 desaparecidos, 13 habían regresado y sobrevivido al horror, pero que 43 aún seguían sin volver a casa. El miedo invadió por unos instantes a millones de mexicanos. “Pudieron ser mis amigos”, decían estos, “pudieron ser mis alumnos”, mencionaban los profesores que se sumaban a las marchas suspendiendo sus clases en pro de la justicia. "Pudieron ser mis hermanos, pudimos ser nosotros", repetían las voces enojadas y atónitas a lo largo del país, mientras que decenas de familias se unían por una idea: "Pudieron ser mis hijos", apenas audible saliendo de labios. La lucha seguía y los puños se levantaran para decir “basta”.Los datos oficiales de aquel entonces, señalaron al crimen organizado como el culpable, mismo a quien se adjudicó un vínculo con el alcalde de Iguala. Al saber que éste estaba prófugo y no había ningún otro responsable, el descontento social exigió más detalles, evidencias y pruebas verídicas con una exigencia: "Vivos se los llevaron, vivos los queremos". Después se detuvo al alcalde de Cocula y el mundo entero volteó sus ojos hacia México. Con el hashtag #EPNBringThemBack, todas las latitudes exigieron el regreso de los estudiantes sanos y a salvo, ya que no era posible que se detuvieran sus sueños a raíz de una horrible pesadilla.Los medios de comunicación tanto masivos como independientes se dieron a la tarea de informar al minuto a minuto sobre lo que sucedía con Ayotzinapa. Los activistas y otros estudiantes convocaron a decenas de movilizaciones y megamarchas, que para un mes de lo sucedido, ya tenían un alcance global. En estas protestas, los contingentes corrían y gritaban 1 al 43, para luego con las manos en alto clamar el grito final de "¡justicia!".https://youtu.be/_ZVQK8oamIILa idea de que la tierra se hubiera tragado a 43 de sus propios hijos, alejándolos de sus hogares sin la más mínima muestra de piedad, no fue aceptada bajo ninguna circunstancia, y se desprestigiaron las versiones en que una rápida muerte a los normalistas intentó ser la salida fácil de la autoridad.Cuando en aquel 2014 llegó el 2 de octubre, más de 10 mil personas tomaron las calles de México y en Chilpancingo, Guerrero, el dolor de la ausencia no perdonó nada. Miguel Ángel Osorio Chong, el entonces secretario de Gobernación, pidió a las autoridades estatales asumir las responsabilidades de los actos violentos, y exigió que se encontrara a los normalistas.La Organización de las Naciones Unidas (ONU) condenó la desaparición de los normalistas y el Gobierno Federal se dedicó a clausurar la Semana Nacional de Transparencia. La popularidad de Enrique Peña Nieto fue en declive y medios internacionales como Time, levantaron fuertes críticas ante las acciones con que se trataba el caso de Iguala. En estas versiones, los damnificados y víctimas de los eventos alcanzaron la cifra de hasta 700 personas.https://youtu.be/eE-LLLAsHQYVarios movimientos integrados por jóvenes, surgieron para denunciar sin miedo que en México la respuesta a la protesta era la represión, la violencia y la desaparición forzada. El Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad, así como el #YoSoy132 hicieron una alianza con los padres de los normalistas y se dedicaron a acompañarlos en su largo peregrinar. Junto a ellos, otros colectivos hicieron posible que la información obtenida, y por supuesto extraoficial, viera la luz y llegara a los ojos de las personas para quienes el caso de Ayotzinapa era una exageración o parte de una política nacional.A las manifestaciones se unió un gran número de personas, quienes hicieron del dolor su fuerza para seguir resistiendo y cobijando a las familias heridas.En 2018, la generación de estos normalistas egresó de la Escuela Normal Rural de Ayotzinapa "Raúl Isidro Burgos", pero el día de la ceremonia dejaron las primeras 43 sillas vacías y reservadas para esos compañeros, que por la irresponsabilidad de terceros, no pudieron volver a su hogar.No obstante la suspensión de la PGR para el trabajo del GIEI durante la administración de EPN, de su labor se obtuvieron dos informes con una posible explicación de lo ocurrido aquel 26 de septiembre de 2014.https://youtu.be/huEeRLxdtJQ"En Iguala se habían tomado autobuses antes, pero las autoridades nunca nos respondieron con este tipo de agresividad... Nos trataron como si fuéramos los peores delincuentes, como si mereciéramos la muerte, y yo creo que incluso a un narcotraficante o a un sicario lo tratan mejor de lo que nos trataron a nosotros.Nosotros fuimos como la nada. Nosotros solo íbamos por las unidades y nos regresábamos a nuestra Normal”... fue la declaración de uno de los estudiantes para el primer informe del Caso Ayotzinapa, en el que se detalló que las investigaciones periciales tuvieron fallas, que se presentaron trabas y que en ocasiones pareció que el proceso se detenía a propósito, mediante una acción coordinada y compleja por parte de las autoridades y el gobierno estatal.
Avances del caso Ayotzinapa
En la Normal de Ayotzinapa un letrero en color rojo fue pintado para que los visitantes que lleguen a sus puertas no olviden lo que se vive a diario en esta institución:"Bienvenidos a lo que no tiene inicio, bienvenidos a lo que no tiene fin, bienvenidos a la lucha eterna. Unos la llaman necedad, nosotros la llamamos ESPERANZA”.Sobre Paseo de la Reforma, en la CDMX, cerca de una escultura de Sebastián y la estación del Metro Hidalgo, se erigió un antimonumento como recordatorio de que los normalistas no han vuelto. Sus rostros surcaron el cielo de Oaxaca en papalotes de Toledo, y en las escuelas de todo el país se siguen reproduciendo sus imágenes sin cansancio.Muchos se han sumado al recuerdo conmemorando aquella noche con la promesa de seguir en la lucha, sin dejar de llevarla a las calles del país.https://youtu.be/sB_ZbgA39kIDe los hechos de la noche de Iguala hay una causa que explica el inicio de los disparos, y fue la orden dada de que no salieran los autobuses de esta comunidad. Las autoridades pidieron que se controlara la situación y que se detuvieran los cinco vehículos a toda costa. Sin embargo, para la Procuraduría de Justicia uno de ellos se volvió invisible y este fue el Estrella Roja. De él, los informes del GIEI no obtuvieron declaración porque la PGR interrogó al chofer sin la presencia del Grupo Interdisciplinario.
"Se dice que el autobús habría salido por la calle de atrás de la estación y pocas cuadras más adelante, en la misma calle, los estudiantes habrían pensado que algo no andaba bien. Estaban nerviosos y al tratar de hacerlo funcionar se habrían bajado, y dirigido de nueva cuenta a la estación para tomar otro, sin embargo, todos los testimonios de los normalistas abordo de él, dicen que este siguió su curso y que fue detenido por el chofer. Que el conductor les comentó que tenían que esperar a una mujer que le iba a entregar unas cosas, que ella llegó en una moto y retrasó la salida a la fuerza..."Otra declaración indica que al llegar a la salida de Iguala, hacia Chilpancingo, a unos 100 metros de los otros autobuses, el Estrella Roja fue detenido por una patrulla de la Policía Federal... Estas circunstancias no se han investigado hasta ahora", puede leerse en el Resumen Ejecutivo, Informe Ayotzinapa I.
En 2019, La Fiscalía General de la República (FGR) comunicó su postura, luego de que un Juez de Distrito otorgara libertad a policías que habían sido procesados por los acontecimientos de Iguala. En mayo de aquel año, un Tribunal Colegiado emitió una sentencia de amparo para sustituir el procedimiento y aplicarlo de manera independiente de la entonces Procuraduría General de la República (PGR).
https://youtu.be/matoyw86KD4Dentro de uno de los objetivos señalados por Alejandro Encinas, Subsecretario de Derechos Humanos, Población y Migraciónes, sobre las investigaciones de Ayotzinapa, se dijo que se iba a garantizar el derecho a la verdad y la justicia, que este era el primer paso de muchos hacia la pacificación del país.Los otros motivos eran de carácter personal con las víctimas y familias, por lo que el nuevo equipo de trabajo, autónomo e interdisciplinario, constituido por los padres, familiares y personal especializado mantuvo el dedo sobre el renglón en la resolución de este caso.La información tomada desde entonces ha sido la recabada por la Comisión Nacional de los Derechos Humanos, la Organización de las Naciones Unidas y el Grupo Interdisciplinario de Expertas y Expertos Independientes que ya había trabajado con él.En un diálogo con los padres de las víctimas de Iguala, el presidente Andrés Manuel Lopez Obrador logró tres acuerdos fundamentales donde la prioridad fue una reunión bimensual en las que se iban a esclarecer los avances de las nuevas investigaciones. Para el 29 de junio de 2020, la Fiscalía General de la República (FGJ) informó sobre la detención de Ángel Casarrubias Salgado, ‘El Mochomo’, presunto líder de los ‘Guerreros Unidos’ y señalado como responsable de la desaparición de los 43 normalistas de Ayotzinapa.https://youtu.be/ltNMiT4Dk7cLa noche de Iguala sigue presente y, sin lugar a dudas, sigue siendo un punto de quiebre para que las nuevas generaciones de padres, hijos, madres y administradores de la política pública tengan presente lo que las grietas de un sistema de violencia, miedo e ira constante provocan en esta sociedad. Como si la historia pareciera repetirse, en algunos estados del país los estudiantes se siguen manifestando por la desaparición de sus compañeros, mientras la promesa de perseguir y dar con los culpables de la desaparición de los normalista ha dado nombres, mismos que entretejen un nuevo mapa que resuelve un misterio que parecía inacabable.Carlos Gómez Arrieta, extitular de la Policía Federal Ministerial, se entregó a la Fiscalía General de la República de forma voluntaria tras ser acusado de tortura, cumpliendo así con una orden de aprehensión que corrió en su contra desde marzo de 2020 a petición de los padres de los estudiantes. El mismo año, AMLO dijo que "la investigación de Ayotzinapa estaría llegando a un punto crucial en el que no se han dejado de lado las reuniones con los padres y madres de los normalistas".“Son, yo diría, buenos los resultados (de las pesquisas). No puedo hablar más por el sigilo que requiere toda la investigación que está abierta, yo les diría que es el momento crucial para avanzar”, aseveró en una de sus conferencias matutinas desde Palacio Nacional.Otros policías fueron removidos de su cargo en la desaparecida Policía Federal, luego de que su participación dentro de la Noche de Iguala supusiera una negativa en su historial profesional. Como lo señalaron las investigaciones, estos elementos habrían participado en el segundo ataque a los normalistas.
“Omitieron desarrollar una investigación completa y diligente respecto de los hechos ocurridos el 26 de septiembre de 2014 en la ciudad de Iguala, Guerrero. No proporcionaron información útil para el esclarecimiento de los hechos que solicitó investigar el ministerio público de la federación, únicamente se limitaron a intentar entrevistarse sin éxito alguno con algunas personas, decidieron retirarse y rendir su informe de investigación sin información útil para el esclarecimiento de los hechos”, dijo el magistrado Juan Manuel Jiménez Illescas.Neftalí Pérez de Jesús, alias ‘el pan crudo’, también fue involucrado en el caso de Ayotzinapa tras ser acusado de entregar a los 43 normalistas al grupo criminal Guerreros Unidos, y fue puesto bajo arresto por las autoridades.Entre los delitos de los que se le acusó, se enlistó el de reportar los movimientos de las corporaciones federales a la célula criminal, así como de secuestrar a los jóvenes estudiantes. El exagente fue internado en el penal federal de Ocampo, en Guanajuato. Entre 2019 y 2020, el Comité Científico Asesor analizó más de 100 millones de llamadas que permitieron establecer la georreferenciación de los lugares donde ocurrieron los hechos de 2014, según lo informó el presidente López Obrador en su informe de gobierno de 2021.https://youtu.be/VCrTY284o-kPara agosto de 2022, a punto de cumplirse un aniversario más de los sucesos en Iguala, Alejandro Encinas declaró que el ataque a los 43 normalista de Ayotzinapa fue un Crimen de Estado.El titular de la Comisión para la Verdad y el Acceso a la Justicia del caso Ayotzinapa explicó que “fueron arteramente ultimados y desaparecidos”. Descartó que los jóvenes estén vivos y señaló que en los hechos “concurrieron integrantes del grupo delictivo Guerreros Unidos y agentes de diversas instituciones del Estado mexicano".Tras la declaración de Alejandro Encinas, la Fiscalía General de la República (FGR) dio a conocer que fue detenido Jesús Murillo Karam, exprocurador general. La investigación a su cargo determinó que los estudiantes habían sido asesinados e incinerados en un basurero en el poblado de Cocula, una hipótesis que él bautizó como la “verdad histórica”.Al exprocurador se le señala de los delitos de desaparición forzada, tortura y contra la administración de justicia, en el caso de los normalistas de Ayotzinapa. Para Encinas quedó acreditada plenamente la intervención de autoridades de distintos órdenes de gobierno en la desaparición de los 43 estudiantes, la noche del 26 de septiembre del 2014.https://www.youtube.com/watch?v=f3OeuGh6T3M