Así era la vida sexual de los vikingos

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Aquí te contamos un poco de la forma en la que vivían los imponentes pueblos del norte de la Europa antigua.

Así era la vida sexual de los vikingos

Así era la vida sexual de los vikingos

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Los vikingos tenían una idea de sexo, sexualidad y género muy diferente de la que tenemos ahora: mujeres poderosas con los mismos derechos que los hombres, la normalización de la poligamia, la homosexualidad sin su carácter de tabú.

Sexualidad nórdica: un misterio difícil de desentrañar

Los estudiosos que investigan el tema de la sexualidad de los pueblos nórdicos coinciden en que el principal obstáculo para hacer un estudio sobre este tema es que no tenemos escritos en los que los nórdicos nos narren sus propias experiencias ya que eran civilizaciones que no tenían un sistema de escritura.  Casi toda la información disponible proviene de registros escritos por testigos, descubrimientos arqueológicos y la interpretación de las famosas runas, que más que una escritura son más cercanas a un jeroglífico.

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¿Qué tienen en común los nórdicos y los aztecas? La censura cristiana

El problema de enterarse de una cultura por medio de testimonios es que siempre los hechos pasarán mediados por la ideología del testigo que está haciendo el registro y muchas veces tergiversará los hechos a través de su moral. Las dificultades para estudiar a los nórdicos son las mismas que tenemos para estudiar a aztecas o mayas, pues los cristianos que tomaron registro de las costumbres de los pueblos antiguos de México, en varias ocasiones censuraron y tergiversaron diversas creencias y costumbres según les indicaba su moral religiosa. Así, cada vez que leemos un texto para saber sobre la vida de los pueblos nórdicos, no es de extrañarse que en los documentos, principalmente cristianos y en menor medida árabes, haya un tratamiento prejuicioso de su modus vivendi, y que es sojuzgado por ser considerado “pagano”.

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El sexo es tema eminentemente tabú en la cultura judeocristiana. El debate entre la carne y el espíritu es uno de las constantes contradicciones que tiene la cristiandad con otras formas de entender la vida. La promiscuidad, el poco pudor, la apertura sexual, la homosexualidad y el libre ejercicio del erotismo son prácticas que no tienen cabida en un ideal cristiano y por lo tanto son recriminadas, juzgadas e incluso castigadas. Los pueblos nórdicos, sin embargo, veían con naturalidad e incluso alentaban estas conductas pues el desarrollo de la sexualidad era parte fundamental en su sociedad. Es debido a esto que el problema de no contar con fuentes primarias se agudiza; se tiene certeza de que los cronistas omitían o incluso falseaban información respecto a este tema como consecuencia lógica de lo que representaba para ellos admitir estas conductas. Muchas de las crónicas tenían como objetivo enaltecer los valores en caso de los cronistas cristianos, o contraponer el mundo salvaje de los pueblos del norte con el avance y la sofisticación de los árabes. Por ello la información es escasa, sesgada y parcial.

Sexualidad nórdica: la ciencia y las prácticas descubiertas

 

Freyr dibujado por Johannes Gehrts, 1835 (Wikimedia Commons)
Con el paso del tiempo, gracias a una lectura cuidadosa de las fuentes secundarias, el estudio de vestigios arqueológicos y otros esfuerzos antropológicos, muchos aspectos de estas culturas deliberadamente omitidos fueron saliendo a la luz. Es así como podemos establecer, de manera muy general, el siguiente panorama de la sexualidad vikinga o nórdica. La fertilidad jugaba un papel crucial, no sólo en la sexualidad, sino en la vida de los pueblos del norte, encarnada en la figura del dios Freyr. La representación de esta importante figura del panteón nórdico suele estar acompañada de grandes falos. Es el dios de la virilidad, pero también de la prosperidad, la abundancia y el buen clima. Esto no es accidental, puesto que en el pensamiento vikingo todos estos elementos están estrechamente relacionados. La fertilidad sexual es consecuencia de la fertilidad de la naturaleza en todos sus ámbitos; es por ello que en algunas representaciones del dios se le puede encontrar junto a un árbol de gran ramaje, quizás como otro elemento más que refuerza la importancia del falo, pero también como símbolo de la riqueza rebosante de la naturaleza. Esta figura está emparentada con la diosa Freyja; una diosa asociada con la belleza, el sexo, la fertilidad, el erotismo, el oro e incluso la guerra y la muerte. Frey y Freyja son una dupla que simbolizan el amor, la unión y el sexo de la pareja. Se les considera hermanos gemelos, complementos mutuos que hacen posible la fertilidad y la prosperidad. Este carácter incestuoso, que es escandaloso en la cultura cristiana, no representa un problema dentro del entendimiento nórdico de la sexualidad. Es importante saber que los vikingos creían en un modelo de sexo único, en el que lo femenino y lo masculino eran simplemente formas distintas de un solo sexo. Lo anterior es algo que comparten con otras culturas, y que incluso podemos encontrar en los griegos. Platón, en El banquete, menciona en el discurso de Aristófanes que los hombres y las mujeres surgieron de un ser andrógino que tenía el doble de extremidades y de rostros que un ser humano. Esta criatura fue partida por Zeus para disminuir su fuerza. A partir de esta escisión surgieron el hombre y la mujer.
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En una civilización como la nórdica donde la fertilidad es la base del comportamiento sexual, la poligamia no es sólo algo permitido, sino incluso necesario. Los hombres tenían grandes concubinatos de múltiples mujeres, la mayoría esclavas, aunque también incorporaban mujeres libres. A pesar de la latente cristianización de estos pueblos, perduró durante mucho tiempo la posibilidad de un matrimonio oficial con dos mujeres, cuyos hijos eran considerados legítimos.

Vikingas: mujeres poderosas

A pesar de que el tráfico de esclavas era un negocio escandalosamente activo, las mujeres libres tenían una relevancia incluso a la par que la de los hombres en las sociedades nórdicas. Este es un distintivo claro con el pensamiento de otras culturas coetáneas. La mujer podía poseer tierras, influir en la vida pública y contaba con los mismos derechos que los hombres. No existía un empequeñecimiento de lo femenino, como sí ocurre en el cristianismo. La violación era un delito grave que se castigaba con la muerte.

Estatua de una valquiria realizada por Stephan Sinding (1846-1922). (Wikimedia Commons)
El matrimonio era una institución respetada, pero más que un producto del amor y la lealtad, era una moneda de cambio. Como en otras culturas, se formaban alianzas, se establecían negocios prósperos o se zanjaban enemistades a través del matrimonio. Aun así, esto no representaba un obstáculo para el libre ejercicio de la sexualidad, pues tanto el hombre como la mujer podían relacionarse sexualmente con otros individuos sin que ello significara un ataque contra la unión matrimonial.

¿Y las prácticas homosexuales?

Son interesante también las perspectivas que tenían de la homosexualidad. En una sociedad donde la fertilidad es medular, la homosexualidad, que es improductiva en ese sentido, no era algo conveniente. Sin embargo no se le consideraba tabú ni se castigaba su práctica. Como mencionamos anteriormente, en el modelo de sexo único no cabe el concepto de homosexualidad. Es más preciso hablar de los roles pasivos y activos en términos de dominación. El que dos hombres mantuvieran relaciones no era de por sí algo escandaloso o perjudicial; sin embargo se ejerce una dominación del que da sobre el que recibe. Así que en este sentido, el sexo homosexual también funcionaba como arma para establecer superioridad.

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Valquirias hechas por Emil Doepler, 1905 (Wikimdia Commons)
Hasta aquí puedes ver lo interesante y diferente que eran las sociedades nórdicas de la antigüedad. ¿Qué opinas? Ilustración principal de José Aguilar @esepe1