Gemelas Nacen Muertas en Hospital Ajusco Medio; Padres Acusan Negligencia Médica
Aunque el embarazo era de alto riesgo, especialistas consultados por N+ aseguran que con el seguimiento adecuado y la intervención médica precisa, se puede salvar a los bebés
Andrea Vega
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Carolina y Alejandro esperaban ilusionados el nacimiento de sus gemelas. Ya tenían la ropa de Abril y Ariadna lista para cuando las bebés llegaran, pero la alegría se convirtió en tragedia. Las niñas murieron antes de nacer por complicaciones combinadas con presunta negligencia médica.
Carolina Ortiz Nava, de 17 años y originaría de Acapulco, Guerrero, tenía lo que se conoce como embarazo monocorial biamniótico, en el que crecen dos embriones (gemelos idénticos) que están en bolsas amnióticas separadas, pero comparten la placenta.
“El riesgo principal de este embarazo es cuando la placenta no se duplica y las circulaciones sanguíneas de ambos fetos están conectadas. Uno de cada cinco de estos embarazos se va a complicar y si no se interviene a tiempo los bebés pueden fallecer”, explica la doctora Sandra Acevedo Gallegos, jefa del Departamento de Medicina Materno Fetal del Instituto Nacional de Perinatología (INPer).
A Carolina, quien es ama de casa, la atendían en el Hospital General Ajusco Medio, de la Secretaría de Salud de la Ciudad de México (Sedesa). La canalizaron ahí desde un centro de salud cuando tenía tres meses de embarazo. Le explicaron que la gestación era de riesgo, pero le aseguraron que si iban a las citas médicas y los estudios, si había una complicación se iba a poder detectar y atender.
Los futuros padres cumplieron con asistir a las citas y los estudios. Al principio las revisiones eran mensuales y después, a partir del sexto mes, acudían a revisiones cada semana. Siempre revisaban a Carolina diferentes médicos. A los estudios en ocasiones la enviaban a otros lugares, porque en el Ajusco Medio no tenían el equipo para realizarlos.
El 7 de octubre la enviaron a un hospital privado a hacerse un ultrasonido. Carolina asegura que la manipularon demás, que le apretaron mucho el vientre. Al día siguiente, 8 de octubre, empezó con sangrado. Tenía 33 semanas de embarazo.
Fueron de inmediato al Hospital General Ajusco Medio. Les dijeron que había soltado el tapón mucoso (cuya función es impedir la entrada de bacterias en el útero), también les indicaron que llevaba tres centímetros de dilatación del cuello uterino y que había riesgo de un parto prematuro. El personal médico decidió inhibir las contracciones y empezar con un esquema de maduración pulmonar para las bebés.
“Me dijeron que si seguía con las contracciones iban a programar una cesárea. Les dije que sí y firmé la responsiva”, cuenta Alejandro Valadés Escamilla, padre de las bebés, quien trabaja como mesero. Pero las contracciones se inhibieron y el miércoles 11 dieron de alta a Carolina.
“Me dijeron que ya no había dilatado más, que ya no tenía contracciones y que no había riesgo”, recuerda Alejandro. Les pidieron que fueran a que Carolina se hiciera un estudio doppler en el Centro de Salud TI Ampliación Tepepan, en la alcaldía Xochimilco.
Alejandro y Carolina no recuerdan el nombre de la doctora que lo realizó. Dicen que se quedaron en el Ajusco Medio con el papel donde venía ese dato. “Nos dijeron que nos mandaban para allá con ella porque en el hospital no tienen el equipo para hacer esos estudios y que la persona que iba a realizarlo era una especialista”.
Ya sin latidos
El viernes 13 de octubre Carolina acudió al centro de salud a que le hicieran el doppler. “La doctora nos pidió todos los ultrasonidos que le habían hecho antes a Caro, hizo el estudio, la revisó y dijo que no mostraba riesgo de nada”.
Del centro de salud se fueron para el Ajusco Medio a entregar los resultados. Les volvieron a asegurar que todo estaba bien. Para el miércoles 18, Carolina ya no sintió movimientos de sus bebés. Salieron de inmediato al hospital. Así lo cuenta Alejandro:
La pasaron a urgencias. Me dijeron que las bebés ya no tenían pulso, que ya no había signos vitales y que se iba a proceder a la cesárea. Después el médico que hizo la cirugía, Luis Beltrán, me explicó que como las bebés estaban en bolsas separadas, pero compartían placenta, de una bolsa pasaba sangre a la otra y hubo un exceso de sangre que generó que se reventaran arterias y venas.
El padre le refutó que nunca les dijeron que había ese riesgo. Alejandro asegura que el médico le respondió que es un riesgo que no se sabe en qué momento se va a presentar. “Le pregunté que si no se hubiera podido determinar eso en un estudio, me dijo: es que si la doctora que hizo el doppler lo hubiera hecho bien, hubiéramos visto que una vena tenía un problema y se pudo haber intervenido en ese momento”.
De acuerdo con la versión de Alejandro, el médico le aseguró que en ese estudio se tienen que revisar dos venas, la principal y la secundaria, la doctora que lo hizo solo revisó una, la principal, cuando presuntamente el problema estaba en la otra.
Carolina dice, entre lágrimas, que a ella no le permitieron despedirse de sus bebés.
No les pude ver su carita, no las pude abrazar, para despedirme, no me dejaron.
Quien sí las vio fue Alejandro, quien alcanzó incluso a tomarles una fotografía, en esta las bebés se ven con sangre en nariz y boca y una de ellas presenta una herida en el cuello. “Me dijeron que la sangre fue por el derrame que tuvieron y que la herida era porque la piel ya estaba muerta, cuando la sacaron, y pudo tallar con el guante, pero eso no se veía como un tallón de guante, más bien parece que las sacaron ya sin cuidado”.
Por todo lo que él considera negligencias médicas, el padre fue a poner una queja al área de Calidad del hospital.
Después de que puse la queja, la trabajadora de esa área me dijo que había visto el expediente y entre ellos mismos habían tenido dudas de por qué no habían hecho la cesárea el viernes 13, pero que estaban investigando.
En el certificado de defunción de las menores, del que N+ tiene copia, se asentó que las bebés fallecieron a causa de una malformación arteriovenosa placentaria, que provocó hipoxia fetal (falta de oxígeno).
N+ solicitó una entrevista o algún posicionamiento sobre este caso al Ajusco Medio y al Centro de Salud T-I Ampliación Tepepan. La solicitud se hizo a través del área de comunicación social de la Secretaría de Salud de la Ciudad de México quien solo envió una tarjeta informativa, en la que enumera las complicaciones del embarazo (entre ellas una amenaza de aborto, dos de parto prematuro y preclamsia) y la atención que le brindó a la paciente.
En la tarjeta corrobora que, en efecto, se realizó el doppler en el Centro de Salud Ampliación Tepepan, por la doctora Castillo, y que la conclusión del estudio fue "en ese momento sin datos de complicaciones por gestación gemelar".
La tarjeta hace énfasis en que los embarazos de gemelos monocoriales tienen un alto riesgo de mortalidad perinatal y materna. "Incluso programar una cesárea antes de las 36 semanas requiere una justificación médica, pues cada día que pasen los fetos en el útero de la madre mejora su pronóstico al nacer".
La intervención a tiempo que no llegó
Sandra Acevedo Gallegos explica que un embarazo monocorial biamniótico requiere un seguimiento estrecho, en vigilancia con el ginecólogo, con el especialista en medicina materno fetal y con el ultrasonografista, por lo menos cada dos semanas y si se detectan riesgos, hasta tres veces por semana, para prever cualquier complicación y actuar a través de terapias fetales de mínima invasión, que permiten salvar la vida de los bebés.
Ana Karen Arias, académica de la Facultad de Enfermería y Obstetricia de la UNAM y coordinadora de la especialidad en enfermería perinatal en el INPer, señala que justo por el tipo de complicaciones que se pueden presentar cuando los bebés comparten la placenta y el flujo de sangre es que las mujeres se deben referir a un hospital de alta especialidad o tercer nivel. El Ajusco Medio es un hospital de segundo nivel.
Además, Arias señala que en efecto el estudio doppler es muy importante para identificar si no hay alguna alteración en las arterias, porque en caso de que sí la haya, se debe proceder a una cirugía fetal, que se hace de manera intrauterina.
Lo mismo asegura el doctor Cutberto Torres, especialista en medicina materno fetal, “si se da un seguimiento adecuado de este tipo de embarazos, esto permite identificar a tiempo posibles complicaciones, como la malformación arteriovenosa o anastomosis profunda y se puede proceder a cirugía para separar la placenta y la circulación sanguínea, si esto se hace la posibilidad de que los dos bebés sobrevivan es de 60% y hasta de un 80% de que al menos uno de los dos pueda sobrevivir”.
Pero es muy importante, agrega Torres, que el seguimiento lo haga un especialista en medicina materno fetal y no solo un ginecólogo, también es importante que quien haga el doppler esté familiarizado con los signos de alarma, por ejemplo con la identificación de malformaciones en las arterias.
Sobre si las bebés podían nacer prematuras o no, la doctora Acevedo Gallegos señala que en este tipo de embarazos, el nacimiento se produce, por lo general, entre la semana 27 y 35 de gestación. Carolina estaba en la semana 33, casi 34, cuando le inhibieron las contracciones y la regresaron a su casa.
Ella está ahora en una fuerte depresión, por la pérdida de sus bebés. “Caro está muy mal, llora todo el tiempo, no ha querido que guardemos la ropita y las cosas que compramos para nuestras niñas, y en el Ajusco Medio ni en ningún lugar le han ofrecido atención psicológica, la primera cita la tiene el 23 de noviembre”, dice Alejandro.
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