Miguel Alcubierre, el Físico Mexicano que Descubrió Cómo Viajar en el Tiempo
En 1994 el mexicano Miguel Alcubierre saltó a la fama mundial por proponer cómo viajar en el tiempo sin romper las leyes de la física; lo entrevistamos por los 30 años de su célebre trabajo
Elisa de Gortari | N+
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Viajar en el tiempo es una de las grandes fantasías de la ciencia ficción: desde La máquina del tiempo de H.G. Wells hasta Volver al futuro, novelas y películas se han embelesado con la posibilidad de moverse entre épocas como hoy nos movemos entre estaciones del Metro. Por desgracia, mientras que muchas ideas salidas de los libros se han cumplido a cabalidad (los viajes espaciales, el Internet, la edición genética), la máquina del tiempo sigue arrinconada en la esquina de la especulación.
No obstante, el viaje en el tiempo no es del todo descabellado. Todos viajamos de forma irredimible al futuro y, según nuestra velocidad, algunos viajarán un poco más rápido. Como se explica a partir de la teoría de la relatividad, un astronauta en la Estación Espacial Internacional permanece unos segundos más joven que un hipotético gemelo que le espera en la superficie de la Tierra: el tiempo no pasa al mismo ritmo para ambos. Esto quiere decir que, si aceleramos lo suficiente, podríamos viajar a grandes saltos hacia el futuro. Viajar al pasado es una faena distinta, hasta ahora prohibida por las leyes de la física.
Sin embargo, en 1994, un joven físico imaginó una forma en que podríamos viajar libremente en el tiempo sin romper las leyes de la física. Miguel Alcubierre, por entonces un estudiante de doctorado en la Universidad de Gales, publicó en la revista Classical and Quantum Gravity un artículo audaz: “The warp drive: hyper-fast travel within general relativity” (“El motor de curvatura: viajes hiperrápidos dentro de la relatividad general”, en español).
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Este texto proponía una nueva forma de conceptualizar el viaje en el tiempo. Su razonamiento era el siguiente: nada puede viajar más rápido que la luz. Eso es un hecho. ¿Pero qué tal si no se moviera a la nave propiamente, sino al espacio alrededor de esta, como si fuese una burbuja? La idea, inspirada en Star Trek, le llevó casi instantáneamente a la fama internacional y fue saludada con asombro por el mismo Arthur C. Clarke, autor de 2001: Una odisea del espacio. Desde entonces, el ward drive de Alcubierre ha hecho apariciones en documentales, cuentos de ciencia ficción y series como The Big Bang Theory.
N+ ha entrevistado al físico mexicano para hablar sobre los 30 años de este artículo que ha perdurado en el tiempo.
Miguel Alcubierre, el mexicano que vislumbró cómo viajar en el tiempo
Pregunta: ¿Cómo te llevas con este artículo publicado hace 30 años y por qué crees que sigue tan vigente?
Respuesta: No me llevo mal, pero no he vuelto a trabajar en eso hace mil años. A mucha gente le emociona la idea de ir alguna vez a una estrella lejana en una nave espacial. Y si no se puede viajar más rápido que la luz, pues eso lo hace bastante poco práctico y mucho más complicado. Además, estas cosas tienen que ver con la teoría de la relatividad, con la curvatura del espacio y del tiempo y ese tipo de de ideas asociadas a Einstein y eso siempre llama la atención.
Pregunta: ¿Cuál dirías que fue la experiencia más extraña que has vivido tras publicar el artículo? ¿Habrá sido cuando te mencionó en un texto Arthur C. Clarke?
Respuesta: Yo creo que esa es la más bonita, quizá. Experiencias extrañas han sido varias, porque luego me han querido demandar y cosas así. Muy pronto, cuando salió este artículo, a los tres o cuatro meses, llegó una carta muy amenazante a la universidad donde estaba trabajando, que era la Universidad de Gales, en Cardiff, diciendo que me iban a demandar porque les había robado la idea; que esta era una persona que supuestamente había tenido la idea antes que yo y se la había robado y nos iba a demandar.
Nunca pasó nada. Pero yo era un estudiante de doctorado en ese momento: me llegó esa carta y me asusté. Fui con mi jefe, mi asesor de doctorado, le enseñé la carta y me dijo: “a ver; tú, tranquilo. Déjame hablar con la gente de aquí de jurídico de la universidad”. Y habló con ellos y le dijeron: “que no se preocupe, que nos mande la carta, nosotros nos encargamos”. Y ya nunca volví a saber del tema.
Lo que mencionas de Arthur C. Clarke fue una anécdota muy bonita que pasó muy rápido, que yo no me la esperaba. Creo que pasaron dos semanas de que yo había publicado el artículo, cuando vi el texto de Arthur C. Clarke en la contraportada de un CD, de un disco del músico Michael Oldfield [autor de Tubular Bells, tema de El exorcista], y en ese texto Arthur C, Clarke me mencionaba. Fue para mí un momento muy emocionante.
Pregunta: O sea que Arthur C. Clarke estaba suscrito a todas las revistas científicas de aquel entonces y además en papel.
Respuesta: O estaba suscrito o alguien le hacía resúmenes, porque fue todo muy rápido. Michael Oldfield, que era un músico muy conocido en esa época, había hecho esta este disco [The Songs of Distant Earth] inspirado en una novela de ciencia ficción de Arthur C. Clarke [Cánticos de la lejana Tierra], entonces le pidió un texto para ponerlo en el disco y me mencionó en él. Para mí fue una cosa totalmente impresionante. En ese momento tenía menos de 30 años.
“Estaba viendo Star Trek cuando se me ocurrió usar la teoría de la relatividad para viajar más rápido que la luz”
Pregunta: Según cuentas en tu libro Surfear el espacio-tiempo, la idea del viaje de curvatura surgió de forma casual viendo la televisión.
Respuesta: Básicamente sí, estaba yo viendo Star Trek cuando se me ocurrió pensar qué posibilidades habría de usar lo que estaba estudiando, que era la teoría de la relatividad de Einstein, para viajar más rápido que la luz. Y si se podría hacer algún tipo de trampa, porque en Star Trek siempre viajan más rápido que la luz y dicen que deforman el espacio, pero no te dicen cómo, claro, porque es ciencia ficción. Entonces dije: “A ver, a lo mejor hay una manera de hacerlo”. Y ahí se me ocurrió la idea.
La idea se me ocurrió rápido. De ahí a hacer las matemáticas ya fue más complicado. Al otro día pasé varias horas haciendo cálculos en la computadora de si eso iba a funcionar o no matemáticamente.
Pregunta: Después de este artículo tú has trabajado en realidad muchos otros temas. Tengo entendido que fuiste pionero de la relatividad numérica. [La relatividad numérica es una rama de la física enfocada en crear técnicas de simulación de la teoría de la relatividad general. Suele usar supercomputadoras para estudiar fenómenos como los agujeros negros y las estrellas de neutrones.]
Respuesta: No fui pionero yo, en realidad sería de la segunda generación. Estas simulaciones numéricas empezaron en los setenta y yo estaba haciendo mi doctorado en los noventa. Entonces ya habían pasado casi 20 años. Digamos que soy de la segunda generación, de los estudiantes de los que empezaron, pero eran muy poquitos. Los que empezaron era yo creo que cinco o seis y ya para cuando yo empecé habría 20 personas en todo el mundo haciendo esto.
Pregunta: Aunque las simulaciones de los setenta y ochenta no contaban con la misma capacidad en las computadoras.
Respuesta: No, las computadoras tenían mucha menos capacidad. Entonces las simulaciones eran mucho menos sofisticadas de lo que podían ser después. Pero en ese momento se estaban aprendiendo muchas de las técnicas. Aunque las computadoras no eran poderosas, estos pioneros tenían que aprender aprender a usarlas, cómo escribir las ecuaciones para ponerlas en la computadora.
Pregunta: De todas maneras, las computadoras siempre podrían ser un poco más rápidas para estos problemas.
Respuesta: Yo ahorita no estoy haciendo simulaciones muy muy pesadas, pero la gente que las hace siempre dice que las computadoras nunca son lo suficientemente grandes. En las supercomputadoras más grandes que tenemos hoy en día, una simulación de un choque de dos agujeros negros, con emisión de ondas gravitacionales y con todos estos detalles, puede tardar cuatro o cinco semanas. Y es en una supercomputadora con miles de procesadores.
Estrellas de bosones y otros objetos hipotéticos
Pregunta: En los últimos años te has dedicado al estudio de las estrellas de bosones. ¿Cómo explicarías estos objetos hipotéticos al público?
Respuesta: He trabajado en los últimos años en este tema con varios colaboradores y con alumnos. De las primeras personas que comenzaron a trabajar este tema fue en los ochenta. Las estrellas de bosones son un objeto teórico. Hasta donde sabemos, no existen en la naturaleza. No son estrellas normales hechas de átomos de hidrógeno, esta estrella está formada por algo que llamamos campo escalar.
Los físicos tenemos diferentes campos, como está el campo eléctrico, el campo magnético, etcétera. Hay otros campos a nivel teórico, por ejemplo del campo escalar el único ejemplo que tenemos es el campo de Higgs, del cual seguramente muchísima gente ha oído hablar por la partícula de Higgs. Entonces nos preguntamos qué pasaría si este campo pudiera formar un objeto parecido a una estrella, pero que no estuviera hecho de átomos sino que estuviera hecho de este campo.
Entonces esta se llaman estrellas de bosones porque es un tipo de partícula. Hay dos tipos de partículas en la naturaleza: los fermiones y los bosones. Los fermiones son las partículas que forman la materia: los los protones, los electrones, los neutrones. Y los bosones son las partículas que llevan las fuerzas, por ejemplo el fotón, que es el bosón electromagnético.
Así tomamos el campo escalar como fuente, como lo que formaría la estrella, en lugar de que esté hecha de átomos. Y jugamos con eso para ver cuáles son las propiedades que tendrían esos objetos. No son objetos que existan en la naturaleza. Yo dudaría mucho que haya estrellas de bosones allá afuera, aunque en una de esas me equivoco. Pero no estamos tratando de modelar las estrellas de verdad, estamos tratando de entender las propiedades de la teoría con este tipo de objetos hipotéticos.
Hay quien las ha propuesto para explicar la materia obscura. Se ha propuesto que podría ser una especie de estrella de bosones gigante, del tamaño de una galaxia. Es una propuesta seria que se ha hecho desde hace ya como veinte años. Esa es una propuesta que viene de México, fue sobre todo hecha por el grupo del Cinvestav, del doctor Tonatiuh Matos y varios otros. Se quedó ahí la idea por mucho tiempo y ahora se ha puesto de moda y de pronto hay físicos en varios lugares del mundo haciendo la misma propuesta.
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